Autora: Amaya Pardilla
A diferencia de lo que
comúnmente se cree, la generación de ideas eficaces puede ser entendida como un
proceso en el que se pueden diferenciar claramente una serie de hitos o pasos a
seguir. Con ello, lo que se pretende es tener un instrumento o metodología con
el que poder obtener a voluntad ideas útiles en aquellos momentos en los que
las necesitamos, y no como mero resultado del azar o la casualidad.
El presente artículo
intenta hacer hincapié en algunas de estas técnicas de un modo sencillo para
aquellos que quieran comenzar a desarrollar su creatividad. Lógicamente existen
muchas más, pero de lo que se trata es de dar un primer paso e identificar
aquellas que más se ajustan a nuestro modo de trabajo o nuestras necesidades.
A continuación se
expondrán las citadas técnicas distribuidas en tres grandes apartados. El
primero de ellos se ocupa de la generación de ideas de un modo individual,
partiendo de la definición del problema para llegar al pensamiento lateral. El
segundo tratará la misma temática pero desde la perspectiva grupal, la
principal ventaja de esta metodología es que la cantidad de ideas creadas por
el grupo será, lógicamente, mayor a la del individuo, aún así deben seguirse
unos ciertos consejos para que en la reunión se alcancen los objetivos
establecidos. Y el tercero distinguirá una serie de técnicas encaminadas a la valoración
de las ideas ya obtenidas.
Cómo
trabajar individualmente
La primera tarea que
cualquiera ha de afrontar a la hora encontrar una solución a un problema es la definición
del mismo, más exactamente, la definición de la situación de la que se
parte y que se pretende modificar o resolver. Para ello puede empezar por
anotar en una hoja los siguientes epígrafes: los antecedentes, la necesidad, la
localización física y geográfica, los parámetros de tiempo, la posición competitiva,
la situación económico-financiera, los recursos disponible y los recursos no
disponibles.
A continuación debe
definir la situación a la que se desea llegar y señalar las diferencias entre
la posición de la que se parte y la que se quiere alcanzar. De lo que se trata
es de conocer perfectamente la situación para que el proceso de generación de
ideas se ajuste a nuestras necesidades.
En este primer momento de
la generación de ideas debe tenerse en cuenta también la definición o identificación
de todos aquellos actores implicados directa o indirectamente en el problema,
de tal modo, que se tengan en cuenta la mayor cantidad de puntos de vista
posibles, fundamento básico de cualquier proceso creativo.
Paradójicamente, la gente
cree que la creatividad es una actitud o cualidad exclusiva de determinados profesionales,
como por ejemplo los artistas, cuando la realidad muestra que todos y cada uno
de nosotros somos creativos y podemos fomentar nuestra creatividad a través de
determinadas técnicas o métodos encaminados a tal fin. Uno de estos métodos,
que podemos practicar cotidianamente y casi en cualquier contexto, es el
ejercicio de los cinco sentidos, para ello sólo tenemos que tomar un objeto que
nos resulte familiar y aplicarle cada sentido individualmente para
reflexionar posteriormente sobre lo que cada uno nos ha sugerido, es decir, su
aspecto, su sonido, su aroma, su gusto o su textura.
Esta misma técnica puede
ser aplicada posteriormente a la resolución de cualquier problema, para ello, cuando
se enfrente a su problema sólo tiene que pensar qué le parece al verlo, qué
sonido, olor, sabor o tacto le trae a la memoria mientras piensa en él y
finalmente reflexionar sobre qué le sugieren esas sensaciones.
Otra técnica muy útil y
fácil de ejercitar destinada a fomentar la creatividad consiste en visualizar
una película que haya visto en anteriores ocasiones, pero en este caso
pruebe a hacerlo no desde la perspectiva del espectador, sino desde la
de cualquiera de los que trabajaron en su elaboración: el director, el
cámara o los extras. Intente imaginar y afrontar los retos que éstos tuvieron
que resolver a lo largo de su trabajo, simplemente póngase en su lugar y
especule sobre las sensaciones que experimentaron.
La finalidad de estos
instrumentos es fomentar su capacidad empática, su capacidad de adoptar o contemplar
el punto de vista de otras personas y por tanto, su capacidad de analizar los
problemas desde distintos puntos de vista.
Otro de los fundamentos de
la resolución creativa de problemas es el llamado “pensamiento lateral”,
definido como la capacidad de efectuar conexiones que aparentemente no son
lógicas, frente al cual se encuentra “pensamiento vertical”. La diferencia
entre ambos radica en que mientras que en el pensamiento vertical se comienza
con un concepto y se sigue con él hasta alcanzar la solución, en el pensamiento
lateral se exploran formas alternativas de enfocar un problema antes de dar con
una solución. De ahí la importancia de hablar con aquellos que nos rodean para
ver qué opinan de nuestros problemas, cómo los resolverían o cómo los
afrontarían. Puede que ellos nos den la clave o que simplemente nos ayuden a “olvidarnos”
de nuestros planteamientos de origen.
La
generación de ideas en grupo
Hasta ahora las técnicas
expuestas se centraban en el individuo como generador de ideas pero existe otra
alternativa: convocar una sesión de generación acrítica de ideas, en la que
el número máximo de participantes no debe exceder de ocho y la duración sea de
tres o cuatro horas. La principal ventaja de esta herramienta es que con ella
se puede obtener una variedad de ideas y posibilidades mucho más amplia que si
cada participante trabajase individualmente.
El nombramiento de un animador,
moderador u orientador del desarrollo de la sesión facilitará la dinámica de
trabajo. Su misión es ayudar a los participantes a que produzcan ideas mediante
la planificación y la disposición de la sala en la que tendrá lugar la reunión.
La función de esta figura en cuanto al desarrollo de la sesión se basa
principalmente en la eliminación de los pensamientos o reacciones negativas que
puedan surgir, estimulando al mismo tiempo la participación de todos y cada uno
de los integrantes de la dinámica y evitando que se den conversaciones
particulares. Deberá registrar por escrito todas las ideas que vayan surgiendo,
buscando siempre la cantidad y no la calidad escuchando todas las opiniones vertidas
y manteniendo el rumbo prefijado de la reunión.
En cuanto a la composición
del grupo éste debe estar formado, además de por dos especialistas en el tema,
por otras personas que no tienen porqué tener relación alguna con el tema a
resolver. En este tipo de reuniones la heterogeneidad es preferible a la
homogeneidad.
Mediante la asociación
de palabras se identifican las palabras claves de la definición del
problema y de cada una de ellas se crea un grupo de palabras o frases asociadas
de la que pueden surgir nuevas soluciones. En el trabajo grupal, el animador
puede elegir una palabra y pedir a cada participante, de un modo aleatorio, que
diga una palabra sugerida por la última palabra que se haya pronunciado, de
este modo estaremos trabajando con una rueda de asociación de palabras. Como
ya se ha comentado anteriormente, se trata de abrir la mente a nuevos puntos de
vista que en otras circunstancias no se hubiesen contemplado.
Una técnica realmente
interesante es referir el problema a una fotografía de una persona. Se
trata de un procedimiento rápido para valorar una propuesta desde varios puntos
de vista, para ello el animador expondrá una idea y repartirá a los
participantes fotografías neutras, es decir, de tipo carné, según las cuales
los participantes expondrán lo que creen que las personas de las fotografías
opinarían de la idea.
Hay momentos en los
procesos de creación de ideas en los que nos podemos sentir agobiados o bloqueados,
en estos casos es recomendable hacer lo que se conoce como una excursión
mental. Para ello el animador dirá a los miembros del grupo que cambien de
asiento, nombrará un nuevo moderador, asignará tareas distintas al grupo e
intentará resolver un problema completamente diferente al que estaban tratando,
por ejemplo el progresivo calentamiento de la atmósfera. Con ello se conseguirá
desviar la atención del grupo por unos minutos para posteriormente retomar con
energías renovadas el tema.
Cómo
valorar nuestras propias ideas
Finalmente existen una
serie de técnicas enfocadas a la valoración de las ideas. En cualquier proceso
de generación de ideas hay que tener siempre presente que nunca se debe valorar
mientras se están produciendo las ideas, esto interrumpiría el proceso y
coartaría a los participantes.
Resulta muy útil llevar a
cabo una verificación realista de la idea con la colaboración de
personas independientes que no tienen interés directo en el asunto a tratar.
Para ello comente su idea a sus conocidos, puede que éstos consideren algún
aspecto que haya pasado por alto o al que no haya dado demasiada importancia. Y
sobre todo, perfeccione la idea constantemente a la luz de los
resultados y de la experiencia adquirida. No se conforme con los resultados
obtenidos, siempre se está a tiempo de introducir mejoras o cambios que adapten
la propuesta a los constantes cambios del entorno socio-económico actual.
Como se puede observar,
todas las técnicas o herramientas mencionadas conforman un proceso que pretende
favorecer la creatividad e innovación en la resolución de problemas. No
obstante, hay que decir que poseen numerosas variantes que cada individuo
aplicará según sus circunstancias o su propia singularidad. Lo ideal es
explorarlas y encontrar aquella o aquellas que más se acerquen a nuestra personalidad.
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