Si bien todo puede
mejorarse, se han hecho profundos estudios sobre este particular. Por un lado
en productos altamente modularizados y complejos, suele ocurrir que una mejora
en uno de sus componentes no impacta de un modo tan elevado en su prestación
final –que depende de múltiples factores combinados.
Ejemplo-.
Una nueva caja de cambios revolucionaria para los automóviles,
puede mejorar su función de un modo total. Pero de cara al usuario final, el
vehículo sigue siendo casi el mismo (los frenos, amortiguadores, rendimiento de
combustible, comodidad, etc. no han variado sus prestaciones). Por otro lado,
productos no modulares un cambio puede importar mejoras sobre todo el producto,
pero los efectos totales del cambio pueden impactar también en otros aspectos.
Mito
Número Dos: Las empresas son innovadoras natas. Trabajan para mejorar. Están naturalmente
preparadas para ello
Falso (en
la mayoría de los casos)
Algunas empresas viven de
la innovación y están preparadas para ello. La gran mayoría ruega al cielo que nada
cambie y todo siga como ellos lo conocen.
Tal como lo señala América
González Valdés, investigadora cubana, en su trabajo "Innovación organizacional
- Retos y Perspectivas" (trabajo presentado a la FLACSO), en general las
organizaciones usan más tiempo para prevenirse en contra de la innovación que
en fomentarla. En su trabajo, la investigadora hace mención a la obra de Kanter
y otros teóricos de la innovación que describen la tendencia a evitar la
variación existente en las organizaciones, como algo corriente.
La mayoría de las Firmas
no apoyan ideas o productos que rompan con su tradición. De este modo, las capacidades
y habilidades de la organización son usadas por ella, sobre sí misma, para
mantener el rumbo y justificar por qué una sola avenida es la que debe ser
seguida.
Mecanismos de control
tales como la medida de desempeño, la promoción y las políticas de avance aprobadas,
así como el plan estratégico de la empresa y sus objetivos, no sólo no
prevén explícitamente la innovación, sino que se previenen contra ellas.
Para marcar las diferencias, Kanter ofrece ejemplos concretos de como
las firmas verdaderamente innovadoras tienen que desarrollar mecanismos específicos
en contra de esta auto-protección contra la inmovilidad. Por ejemplo,
una firma de alta tecnología como Hewlett-Packard, permite a los miembros de su
staff emplear una parte de su tiempo en proyectos escogidos por ellos mismos, y
no asignados. Aún si aquellos que tienen la autoridad no están a favor
de un proyecto, o éste ha sido oficialmente desechado, aún así puede ser
seguido. En, al menos una ocasión, un miembro permanente del staff que
perseguía objetivos de un proyecto muerto, recibió luz verde y fue
condecorado con la orden Hewlett-Packard del Desafío por haber
perseverado en su idea pese a todo.
¿Cuántas empresas conoce
usted con un premio específico para premiar los desobedientes?
Un caso de este tipo
ilustra el argumento de que las organizaciones innovadoras no sólo deben
soportar desviaciones, sino además, algunas veces, dotar a dichas variaciones
de una protección dada por la misma estructura organizativa. Satw (2000)
muestra que las experiencias innovadoras cuentan con recursos flexibles de
manera que nuevos proyectos no necesiten pasar por toda la ordalía de análisis
y procedimientos presupuestales y cita para ello el ejemplo de la empresa Black
and Decker. O bien se descentralizan los presupuestos, de manera que los
proyectos por separado puedan ser auspiciados independientemente, o bien hay
suficiente flexibilidad para new ventures, a riesgo, más allá del banco de
proyectos existentes. Se les da protección a los proyectos innovadores contra
los controlesrígidos institucionales. Si un proyecto tiene potencial para
convertirse en un producto mayor o en un nuevo procedimiento, también recibirá
protección.
Pregunte al contable de su
Firma (o al Gerente Financiero si tiene uno) cuánto dinero destina a
"fondo perdido" para financiar "ventures".
Mito
Número Tres: Los innovadores son exitosos
Rara vez
Así como la capacidad de
programar un buen software y los atributos que se necesitan para convertirlo en
un ÉXITO COMERCIAL van por diferentes carriles, lo común es que los innovadores
rara vez aprovechen el beneficio económico de su innovación. Como en todas las
cosas del mundo, suele haber gente que
“produce” (en este caso
produce innovaciones) y gente que comercializa o que al menos tiene el sentido práctico
de utilizar la innovación de un modo beneficioso.
Quizás un ejemplo que nos
sirve tanto para el Mito Número dos como para este juntos, sea el del Reloj de Cuarzo.
La tecnología del reloj de cuarzo fue desarrollada dentro de un programa de
innovación Suizo y con apoyos del Estado. Las empresas suizas jamás lo
consideraron como una tecnología aplicable a relojes. Finalmente la patente fue
vendida a los japoneses en una suma en el rango de los U$S 70.000.
Diez años después los
japoneses habían barrido a los suizos del mercado de los relojes obligándolos a
concentrarse en la gama de lujo.
Como verán no basta
innovar para aceptar e introducir los cambios y no siempre los que innovan son
los que lo aprovechan.
Mito
Número Cuatro: Siempre hay dinero para las buenas ideas
Rara vez
Se innovador, emprendedor
o escritor son cosas similares. Se requiere de un “plan” para hacerse conocido,
acceder a fondos, presentar las ideas, entender lo que quienes
"analizan" ideas buscan y el modo en que están acostumbrados a
entenderlo.
Así como los innovadores
generalmente no son los que aprovechan los resultados de la innovación, tampoco
son los que saben cómo presentar sus ideas o conseguir el dinero. El tema da
para mucho y hemos tenido la suerte de haber estado en los dos lados del
mostrador (presentando proyectos y analizando presentaciones). Es un buen
ejercicio para entender la distancia que media entre la "visión" de quién
presenta un proyecto y los puntos que verdaderamente está considerando quien lo
analiza.
Mito
Número Cinco: Los Programas de I+D (Investigación y Desarrollo) son la clave
para la innovación
Parcialmente cierto y con
énfasis en no
Tal como lo señalara con
acierto Emilio Méndez (Catedrático de Física de la Universidad del Estado de Nueva
York) en una nota publicada en el Diario El País (12 de abril de 2000), es
cierto que muchas de las innovaciones modernas tienen una base científica y
tecnológica. Sin embargo, en contra de lo que suele repetirse, pasado un cierto
umbral, no existe una relación directa entre el nivel de innovación de un país
y su desarrollo científico o tecnológico, ni se lo mide por el número de
patentes.
El Reino Unido tiene más
de 70 premios Nóbel en ciencia y medicina y, a pesar de ello, su tradición innovadora
es pobre. La Unión Europea gasta en investigación aproximadamente el mismo
porcentaje del producto interior bruto que Estados Unidos y los europeos
publican más artículos científicos que los americanos, pese a ello, casi
ninguna de las grandes industrias del siglo XXI son de creación europea.
En términos absolutos, el
número de patentes japonesas casi dobla al de Estados Unidos en términos “per capita”
y en el caso de Corea lo triplica. Pese a estas cifras, nadie duda de la enorme
ventaja americana en cuanto a innovación se refiere.
Mito
Número Seis: La innovación y la última tecnología van de la mano
Prácticamente no
Otro error frecuente es
creer que las innovaciones modernas dependen de la tecnología más reciente o que
han de ser técnicamente superiores a los productos que sustituyen. Las notas
adhesivas fueron desarrolladas por la compañía 3M a partir de un pegamento que
había fracasado en otras aplicaciones.
Más tecnología que en las
compañías de teléfonos satelitales es imposible de encontrar y pese a eso han ido
a la bancarrota.
A nivel social y colectivo
es tan revolucionario el circuito integrado (alta tecnología) como la línea de producción
continua (cambios de tipo administrativo), o el cajero automático y hasta el
modelo de negocios de las franquicias.
Mito
Número Siete: Los programas estatales son fundamentales para la innovación
Parcialmente cierto
¿Son acaso
los grandes programas gubernamentales los que determinan que la innovación
florezca en unos países y no en otros?.
El caso de Japón es
ilustrativo. Su Ministerio de Comercio e Industria ha creado en los últimos
años varios proyectos gigantescos destinados a fomentar la innovación, que,
según la revista The Economist, el mismo
Ministerio reconoce que
han sido una pérdida de tiempo y no han logrado incrementos apreciables de innovación
sobre los ya existentes.
Las raíces de la capacidad
de innovación de un país hay que buscarlas en su historia y su cultura. La innovación
exige una mentalidad más interesada en lo práctico que en lo teórico, abierta a
la noción de provisionalidad y cambio. Pero, sobre todo, para desarrollarse, la
innovación requiere una cultura que favorezca el riesgo, recompense el éxito y
no penalice demasiado el fracaso.
Por eso no debe extrañar
que Estados Unidos –un país de inmigrantes que mantiene el espíritu pionero
de los primeros colonizadores europeos– esté a la cabeza en este
terreno. La tradición calvinista de depender de uno mismo y no del Estado, de
culparse a uno mismo antes que al sistema si las cosas no vienen bien, sigue
aún viva en Estados Unidos.
Mito
Número Ocho: Sin imaginación no hay innovación
Parcialmente cierto Además
del “genio creador espontáneo” en realidad la innovación es un proceso
perfectamente sistematizable. La innovación se consigue por la aplicación de
Programas específicos tanto como por la inventiva espontánea. De Bono, el
creador del concepto de “pensamiento lateral” como fuente de la creatividad, en
sus obras posteriores fue afinando el concepto de creatividad hacia un terreno
más controlable e introdujo conceptos complementarios como el del ASI (Area
Sensible a Innovaciones). Esto permitió enfocar el mero proceso de creatividad
inorgánico.
Finalmente,
¿cuál es la clave de la innovación?
La innovación es un
proceso que requiere vincular a la "gente" con determinadas
"estructuras de apoyo". Gente con un profundo deseo de progresar o
hacerse rica y que tenga la convicción de que puede lograrlo y que por ello se
mantiene expectante y a la búsqueda permanente de soluciones para los
problemas.
Por otro lado se requiere
de otra gente, pero esta, con las capacidades de interpretar ideas
interesantes, apoyarles y darles forma. Esta categoría quizás es la que tenemos
más ausente en la región. Y por último se necesita o bien de un sector oficial
abierto al apoyo de estas iniciativas, o bien una industria receptiva.
Sin estos tampoco la
innovación florece en productos, sistemas, procedimientos o cambios que enriquezcan
a la sociedad. Difícil de trasplantar, difícil de crear, difícil de lograr...
sin embargo imprescindible como modo de aportar utilidades, tanto económicas
como sociales.
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