La
creatividad no consiste en una nueva manera, tanto como en una nueva pasión…
Dentro de lo que implica
el estudio de la creatividad en el relativamente corto periodo de su
surgimiento concepto, su ‘evaluación’ ya sea como: expresión creativa,
pensamiento creativo, proceso creativo, producto creativo, etcétera, ha sido
controversial y complicado y por ello el rubro más frágil y menos abordado por
los estudiosos del tema debido a diversas causas, pero principalmente a la
naturaleza de las condiciones que trastocan el pensamiento creativo y que hasta
donde se sabe, son determinantes para su valoración.
Sin embargo, se conoce que
en 1901, aparecen las primeros indicios de este hecho (De la Torre, 2006), mucho
antes de que se hablara y se diera a conocer el término de “creatividad”, hecho
que sucedió en 1950 con Guilford. En el continuo del siglo XX, la medición y
diagnóstico de este concepto es catalogado como escaso y controvertido, como
controvertido era el mismo concepto de creatividad en aquel entonces. Igualmente
se cuestionaba si era factible o no la valoración de la creatividad sobre todo
dada la preponderancia de estudios cuantitativos que en ese momento se
realizaban, los cuales apuntaban a “medir” al pensamiento creativo, más que a
“explicarlo”.
La creatividad, por tanto,
en sus inicios fue estudiada a partir de un marco positivista, el cual utiliza
como recurso la aplicación de instrumentos que observan y cuantifican el
comportamiento y las reacciones.
Como sabemos este
paradigma no es el único recurso para la construcción del conocimiento; en la actualidad
existen otras formas más semejantes y cercanas a lo humano y con ello a los
fenómenos que de éste se desprenden ‘como lo es el pensamiento creativo’ y que
permiten acercarnos más a la realidad en su estudio y observación, ponderando
por encima de la asignación de un número a un fenómeno, la comprensión del
mismo.
Autores como: Amabile
(1983, 1999), Sternberg, (1988), Csikszentmihalyi, (1989), Gardner, (1993),
Romo, (1997), Esquivias (1997), Esquivias y Muria (2001), De la Torre (2006) y
González (2008), han abordado la evaluación de la creatividad y resaltan la
diversidad de variables intervinientes en el proceso creativo, ponderan los
factores emocionales y los ambientales. Las teorías interpersonales le dan un
lugar preponderante en los factores sociales Adler, Moreno, Fromm, Lasswell y
Tumin apoyan esta idea. Moreno
(1963) propone una teoría
de la espontaneidad y la creatividad, y considera estas capacidades
individuales básicas en las interacciones entre las personas, las cosas y las
sociedades. Fromm (1959) y Rogers (1959) remarcan los factores sociales de la
creatividad. Anderson (1959) identifica los factores del medio, que facilitan o
bloquean la creación. (Leboutet, en Sabag, 1989).
Antagónicamente a cuando
se aplican pruebas de aptitudes académicas o bien de inteligencia, muchas de éstas
pueden aportar en cierta manera una predicción, pero no están diseñadas para
una visión de por vida del aspecto o rasgo que estudia (Aiken, 1996). De tal
suerte que los varios intentos por medir el “pensamiento divergente”, bajo el
entendimiento de pruebas estandarizadas, tampoco logran concretar este objetivo
tampoco, dado que para las pruebas estandarizadas como las de inteligencia, por
ejemplo, suele existir una respuesta correcta, en contraste con el caso
específico de la creatividad o pensamiento divergente, en el cual se presenta
una situación o problema que tiene varias soluciones posibles, tan diferentes y
insólitas, como cada ser humano, debiéndose ‘calificar’ o ‘evaluar’ (según la
aproximación metodológica abordada) de acuerdo a esa variabilidad y a la
lejanía de la respuesta típica, entre otros varios y diversos referentes.
Acercarse al tema de la
evaluación de la creatividad, conecta con la visión de lo humano desde lo
múltiple y lo complejo y conducente a la comprensión de la interacción humana,
en su relación cosmológica y ontológica (Morín 1991). Abordar el tema de la
evaluación de la creatividad conlleva diversas dimensiones que no se pueden
pasar por alto:
1) la persona con todo lo
que implica y representa, su herencia (ADN), su historia, sus experiencias, su evolución,
así como los aspectos volitivos y afectivos que son determinantes, etcétera.
2) El contexto con sus
implicaciones: social, histórica, cultural, educativa, política, económica,
etcétera. En donde se encuentra inmersa la persona a ser evaluada.
3) La perspectiva teórica
o marco referencial y epistemológico que sea abordado para su interpretación.
4) Definir lo que será
evaluado: la persona, el proceso, el acto el producto, la implicación,
etcétera.
En este sentido los
indicadores o referentes creativos no son lo mismo para cada situación
mencionada, deben de adecuarse a la realidad que pretende ser evaluada.
En relación a la dimensión
disciplinar, por ejemplo, Menchén, (en De la Torre y Violant, 2006 pp. 234-235)
propone: “Hay que elaborar un catálogo de criterios amplios que serán descritos
por personas con competencia en la materia. Estos criterios serán revisables
cada cierto periodo, dado el ritmo vigoroso que tienen hoy los descubrimientos
en cualquier espacio.” Con ello se pretende conformar un inventario de referentes
acorde al plano del ámbito o dimensión que se trate. Atendiendo otra de las
variables mencionadas, podría profundizarse entonces en los indicadores
intrínsecos al ser humano en función de los contextos en que surgen.
Complementariamente
Csikszentmihalyi (1998 p. 46), al hablar de creatividad y donde detectarla menciona:
"la creatividad sólo se puede observar en las interacciones de un sistema
compuesto por tres partes principales":
El campo. Hace alusión a
la disciplina en la que se encuentra inmersa la persona, la cual constituye
toda una serie de reglas y procedimientos simbólicos característicos de la
temática de referencia, como pueden ser la literatura, las artes, las ciencias,
etcétera.
El ámbito. Hace alusión a
la cultura en que se encuentran ubicados los expertos, críticos y profesores, quienes
serán los que emitirán un juicio de los productos considerados creativos o no.
A su vez, no podemos olvidar que estos expertos comparten un conocimiento
simbólico de una sociedad particular.
La persona. Hace alusión
al talento individual, en donde la combinatoria de símbolos de determinada área
de dominio, genera un producto innovador. Esta parte incluye también todos los
recursos y los estilos cognitivos que utiliza la persona en un momento de
creación, así como los rasgos de la personalidad y la motivación intrínseca,
siendo este último uno de los aspectos más importantes en la actividad
creadora.
Este modelo propuesto por
Csikszentmihalyi (1998) permite acercarnos a un análisis más preciso en términos
de la evaluación de la creatividad considerando los diferentes elementos que
considera, es decir el aspecto disciplinar, el contextual y los propios de la
persona a ser evaluada.
Desde esta perspectiva, la
evolución del estudio de la creatividad tiene ante sí, un problema por resolver
al no lograr establecer criterios constantes y generalizables que indiquen una
clara evidencia de la creatividad por un lado y por otro, no contar con formas
adecuadas y claras de evaluar los mismos. Surge entonces la necesidad de dar
respuesta a ese capítulo sin escribir de la creatividad, el que corresponde precisamente
a la forma de evaluarla, porque como bien señala De la Torre, (1991 p. 11):
“Afirmar que se da importancia a la creatividad y no evaluarla equivale a
reducirla al terreno de las mera intenciones”.
Evaluación
de la creatividad
Históricamente, la
evaluación de la creatividad ha sido puesta a práctica basándose en los
indicadores clásicos propuestos por Guilford en 1950, donde la fluidez (es
decir, la cantidad de respuesta emitidas por el participante en un estudio),
así como su innovación (originalidad o rareza de respuesta emitida), han sido
los indicadores principales de esta habilidad para momentos específicos en la
historia, e inclusive aceptados y utilizados apropiadamente en nuestros días.
Además de los anteriores existen otros que serán enunciados más adelante.
Una gran proliferación de
pruebas para evaluar la creatividad se pueden consultar en el campo de la psicología,
la mayoría de ellas conocidas como ‘clásicas’ y otras que estudiosos
contemporáneo del tema han elaborado. Existen diversas pruebas para valorar la
creatividad. Dentro de las pruebas catalogadas como sencillas para el estudio y
evaluación de la creatividad se encuentran las siguientes, mismas que se ejemplifican
también con un reactivo en cuanto a su contenido:
1. Prueba de Consecuencias
Ejemplo: Imagine todas las cosas que podrían suceder si se abolieran todas las
leyes nacionales y locales (Guilford, 1954)
2. Prueba de Asociaciones
Remotas Ejemplo: Encuentre una cuarta palabra que se asocie con cada una de
estas tres palabras: (a) rata-azul-cottage; (b) afuera-perro-gato; (c)
rueda-eléctrico-elevado; (d) sorpresa-línea-cumpleaños (Mednick, 1954)
3. Prueba de usos Poco
Comunes Ejemplo: Mencione tantos usos como pueda para: (a) un palillo de dientes,
(b) un ladrillo, (c) un clip para papel (Guilford, 1954)
4. Prueba de Asociación de
Palabras Ejemplo: Escriba tantos significados como pueda para cada una de las
palabras siguientes: (a) gato, (b) saco, (c) resina, (d) justo (Getzels y
Jackon, 1962). (Tomado de: Aiken, 1996, pp. 191)
La panorámica hasta aquí
nos muestra que el pensamiento creativo se ha definido como un tema psicológico,
por ser precisamente la psicometría uno de los campos más desarrollado en
cuanto a su diagnóstico se refiere y paralelamente a que los psicólogos
trataban de lograr una mayor comprensión de los seres dotados de capacidad
creadora. Otros investigadores generaban descubrimientos en las ciencias, las
artes, etcétera. Igualmente tanto la elaboración de instrumentos de evaluación
y medición como la misma problemática es abordada por esta disciplina. Consecuentemente,
al ser el origen de este tipo de evaluaciones la ciencia psicológica, impacta
en la en que se llevan a cabo la valoración de eventos y manifestaciones
alusivas a este concepto, dado que las tinturas metodológicas, por una parte,
experimentales y por otra, la acentuada búsqueda de manifestaciones
conductuales, limita más que favorecer el estudio de la creatividad en la gran
mayoría de los casos, sin querer establecer con ello que las aportaciones no
han sido también considerables y más allá de que han dado pauta a un cambio de
conceptualización de la problemática expuesta.
Dentro de las baterías de
creatividad existentes, son dos las utilizadas con más frecuencia y son las referidas
a las ‘Habilidades de Estructura del Intelecto’ y la ‘Pruebas de Pensamiento
Creativo’ de Torrance. Refiriéndonos a estos instrumentos, muchas han sido las
críticas realizadas a las innumerables pruebas o test existentes. Así (Plucker
y Renzulli, 1999), apuntan dentro de algunas de las críticas: la falta de
estudios sobre su predictibilidad, el problema de criterio y de naturaleza
sobre los productos creativos de otros procesos. Es importante mencionar al
respecto que existe una biblioteca con más de 200 pruebas de creatividad en la
Universidad de Georgia y en la Universidad Estatal de Buffalo (Haensly y
Torrance, 1990).
Lo anterior nos haría
pensar entonces que no es posible evaluar la creatividad a partir de los
instrumentos estandarizados y las pruebas psicométricas que pudieran en algún
momento, ser consideradas como buenos indicadores de este tipo de pensamiento.
Sin embargo, antes de
establecer los referentes valorativos de la temática que nos ocupa debemos de esclarece:
¿qué es lo que se entiende por evaluar la creatividad? Considerando lo que es
evaluar la creatividad y lo que no lo es, tenemos el siguiente análisis. (Ver
Tabla No. 1).
Tabla No.
1 COMPARATIVO: LO QUE ES EVALUAR Y LO QUE NO ES EVALUAR LA CREATIVIDAD
NO
EVALUACIÓN DE LA CREATIVIDAD
EVALUACIÓN
DE LA CREATIVIDAD
Evaluar la creatividad no
es medir
Evaluar es recoger
información ponderadamente
Evaluar la creatividad no
es establecer parámetros
Evaluar la creatividad es
valorar
Evaluar la creatividad no
es controlar
Evaluar la creatividad es
estimular y ayudar
Evaluar la creatividad no
es calificar o certificar
Evaluar la creatividad es
buscar una mejora
Evaluar la creatividad no
es encasillar, ni tipificar
Evaluar implica operaciones
de comparar, contrastar, sopesar
Evaluar la creatividad no
es hacer crítica
Evaluar la creatividad
comporta informar al sujeto o audiencia
Evaluar la creatividad no
es prejuzgar
Evaluar la creatividad no
es limitar
Adaptado
de: De la Torre, (en De la Torre y Violant, 2006b pp. 146-151)
Como se mencionó, en sus
inicios los instrumentos diseñados para el estudio de la creatividad se
abocaban a su medición, de
ahí que se basan en un enfoque psicométrico para aproximarse a su
comprensión. Ciertamente
hoy en día existen formas diferentes tanto para evaluarla como para medirla.
Para los estudiosos del
tema, las metodologías utilizadas hasta el día de hoy no resuelven en todo la problemática
que expresa el estudio de la creatividad. La creatividad, al igual que muchas
otras características del ser humano, no puede ser absurdamente reducida a un
puntaje o porcentaje. Así las forma clásicas representadas por el paradigma
positivista se perciben como limitadas, por tanto que no explican más allá del
resultado, por estar basado en razonamientos hipotético-deductivos.
Estudiar diferentes
fenómenos bajo la óptica de las mismas metodologías, conlleva a encontrar
hallazgos poco certeros en tanto que la realidad no es conocida objetivamente.
Arriesgarse a nuevas formas de acercarse al conocimiento es una forma de
resolver las limitantes de las maneras clásicas de investigación, así como el
individuo requiere de trajes hechos a la medida, los fenómenos por la
naturaleza propia de su objeto de estudio, demandan maneras propias de ser
abordadas y por lo tanto se requiere de la confección de su propio traje.
En concordancia con De la
Torre (2006b pp. 68) al proponer formas nuevas de estudio del tema que nos ocupa,
menciona:
El enfoque ecosistémico de
investigación en creatividad, en educación, y en general en las ciencias sociales,
constituye una dinámica compleja de relación y manifestación de poder, de
interacciones y dependencias de colaboraciones y conflictos, de momentos de
euforia y momentos de desaliento, de diálogos entre los interlocutores con
visiones diferentes, de avances y retrocesos, de planificación y vuelta a
empezar.
De este modo, resalta la
importancia de un ‘nuevo paradigma metodológico’ para dar respuesta a esta problemática,
el paradigma eco-sistémico induce a abarcar más allá de la
interdisciplinariedad y comprender que el ser humano es un todo relacionado con
la sociedad y la naturaleza, no hay desunión y así debe de ser conceptualizado.
Si establecer acuerdos en cuanto a los referentes de la creatividad es una
tarea ardua, encontrar la forma de evaluarlos adecuadamente, resulta ser mucho
más polémico, sin embargo con nuevas formas de acercamiento desde una postura
más humana y compleja, podemos estar más cercanos a lograrlo.
Indicadores
de la creatividad
Por referentes o elementos
valorativos de la creatividad, se hace alusión a los indicadores que pueden darnos
pauta en la identificación primeramente de la manifestación creativa y
posteriormente señalar los referentes para ser evaluada.
En este rubro se
consideran una serie de características que debe mostrar una persona para dar
indicios de ser creador, muchas veces se definen como capacidades, otros como
habilidades y otros como rasgos.
La evolución teórica de
este concepto presenta diferentes aportaciones, no obstante entre las más relevantes
se pueden mencionar las siguientes:
La aportación de Lerner
(1981), cuando parte de la combinación de una serie de capacidades generales y específicas
para llegar a concretar determinados rasgos más precisos, como por ejemplo:
Ingeniosidad, Inventiva, Honradez, Franqueza, Dominio de los hechos, Dominio de
los principios, Flexibilidad, Independencia, Intuición, Originalidad,
Pensamiento divergente, Rápida capacidad de aprendizaje, Amor al trabajo,
Concentración en lo esencial, Construir estructuras complejas a partir de las
simples, Ver un nuevo problema, Ver la estructura de un objeto, Calcular
alternativas de solución a un problema, Ver diferentes funciones a las usuales
en los objetivos y fenómenos, Rechazar lo conocido y Crear un enfoque nuevo. Por
otra parte, cabe mencionar que se consideran como básicas o generales los
cuatro criterios clásicos de capacidad creadora: fluidez, flexibilidad,
originalidad y elaboración. Es pertinente recordar que existen muchos más
indicadores de la creatividad, tantos como manifestaciones propias, sería
absurdo pretender encajonar la creatividad en todo lo que implica en solo unos
cuantos referentes, pero es necesario para efectos de su estudio comprender los
clásicos y que se describen brevemente a continuación:
Fluidez. Es la
habilidad tiene que ver con la cantidad de ideas generadas por una persona y no
así a la calidad de las mismas. Guilford (1977), habla de la fluidez de
pensamiento, referida a la habilidad que tienen las personas de emitir de forma
rápida muchas ideas, pensar en muchas más cosas de las que en un primer momento
lo pueda hacer. Esta dimensión por definición permite tomar en cuenta la
producción abundante de ideas, un mayor número de soluciones a situaciones o problemas.
Por tanto en un alumno la fluidez se vería expresada por la aportación de
muchas ideas, muchas respuestas, muchas soluciones, etcétera.
Flexibilidad. Es la
habilidad que tienen las personas de desplazarse de una idea a otra, de un
contexto a otro, dar respuestas variadas, modificar y moldear ideas y superar
la propia rigidez. Por tanto para ser flexible se requiere de visualizar
diversas categorías de respuestas. Otra forma de entender la flexibilidad es
entendiéndola como cambios, modificaciones, replanteamientos, reorientaciones,
reinvenciones, reinterpretaciones, y transformaciones de las situaciones u
objetivos originales. La flexibilidad por tanto es entendida como la capacidad
que tienen las personas para cambiar de modo de pensar y permite realizar clasificaciones
de diferentes maneras y abordar un problema desde diferentes perspectivas.
Originalidad. Es la
habilidad que tienen las personas de aportar ideas novedosas, diferentes,
únicas y apartadas de la normalidad o convencionalidad. Para su surgimiento
requiere del rompimiento con esquemas establecidos, ideas o modelos rígidos y
por otra parte sugiere poner en práctica ideas activadoras o bien la
yuxtaposición de éstas, integración o relación de elementos distantes y
reestructurar o reelaborar modelos ya asumidos. La originalidad es la habilidad
de producir ideas o respuestas poco frecuentes.
Elaboración. Es la
habilidad que tiene una persona para desarrollar y/o perfeccionar una idea o producción
original alcanzando niveles de complejidad y detalle. Por lo tanto, la
elaboración es la capacidad de agregar elementos, rasgos, etcétera. Para ello
se pueden utilizar dos o más habilidades para la construcción de un objeto
complejo y sofisticado en su elaboración o una idea profunda y/o extensa. Por
su parte Guilford (1991), formula algunas hipótesis ‘aún vigentes’, en función
de sus posibles componentes:
* Sensibilidad ante los
problemas (identificarlos rápidamente)
* Flexibilidad mental
(adaptarse a diversas situaciones)
* Fluidez de pensamiento (plantear
mayor número de ideas nuevas)
* Habilidad de analizar y
sintetizar (para desintegrar estructuras y utilizar sus componentes en nuevos matices)
* Capacidad para manejar
un gran número de ideas relacionadas entre sí
Asimismo, en los estudios
de creatividad más conocidos que tienden a aislar las características de los individuos
creativos, se destacan muchos indicadores tanto cognitivos como afectivos y
volitivos expuestos por (Martínez 1995), mismos que se describen a
continuación:
* Indicadores cognitivos
de la creatividad: el alto grado de inteligencia y combinación de la
información percepción, intuición, imaginación, abstracción y síntesis.
* Indicadores afectivos y
volitivos de los sujetos creativos: curiosidad intelectual, entrega a la tarea,
motivación intrínseca y elaboración activa de conflictos.
Existen otros que resultan
más difíciles de ubicar en una categoría específica de la personalidad como: la
tolerancia a la ambigüedad, la apertura a la experiencia, la versatilidad, la
sensibilidad, la osadía y la perseverancia.
Tabla:
Indicadores y rasgos de la creatividad
En concordancia con lo
anterior, encontramos algunos teóricos como: Amable (1983), que resaltaba la destreza
mostrada en determinado campo de acción, la motivación intrínseca, el talento
los estilos tanto cognitivos, como de trabajo así como la percepción.
Csikszentmihalyi (1998), mencionaba el campo de expresión, el ámbito de
entornos creativos, los ambientes estimulantes, encontrarse en el lugar
oportuno, y así se podría profundizar en muchos más, dado que existe una
diversidad de elementos a ser tomados en cuenta dependiendo: del autor, el
momento en que surgen, la disciplina o bien las corrientes filosóficas, psicológicas
o bien pedagógicas de donde emergen (Ver Tabla No. 2).
Tabla No.
2 INDICADORES Y RASGOS DE LA CREATIVIDAD
AUTORES
INDICADORES
O RASGOS DE CREATIVIDAD
Alentar, E. 1998-2003
Modelo de desarrollo:
autoconfianza, curiosidad, independencia, coraje, entusiasmo, iniciativa, independencia,
imaginación Amabile, T. 1983
Componentes: destrezas de
campo, destrezas creativas, motivación intrínseca, talento, creatividad, estilo
cognitivo, estilo de trabajo, generar ideas, actitudes y hacia la tarea,
percepción de propia motivación Barron, F. 1969
Originalidad, tolerancia,
independencia de juicio, energía, apertura a impulsos y fantasías, intuición, espontaneidad
Csikszentmihalyi, M. 1998
Campo de expresión, siendo
determinante el valor de la comunidad. Ámbito: entornos creativos, ambientes estimulantes,
en estar en el lugar oportuno. Proceso : conciencia y fluir personal:
complejidad Guilford, J. P. 1950-1971
Fluidez, flexibilidad,
originalidad, elaboración, análisis, síntesis, redefinición Logan, V. y Logan,
L. 1980 Fluidez, flexibilidad, originalidad, elaboración, redefinición,
inventiva, ingenio, análisis-síntesis, independencia, tolerancia a la
ambigüedad, curiosidad, desafío al riesgo, abierto, comunicación sensibilidad,
abierto a problemas Lowenfeld y Britain, 1947 Fluidez, flexibilidad,
originalidad, capacidad de reorganización, sensibilidad a los problemas,
facultad de abstracción, cierre, intuición MacKinnon, 1965-1976
Originalidad, intuición,
persistencia, sensibilidad, flexibilidad cognitiva, curiosidad, independencia,
identidad personal, competencia intelectual, juicio crítico, interés social,
tolerancia, espontaneidad, apertura a experiencia Marin, R. 1991
Productividad,
flexibilidad, originalidad, elaboración, análisis, síntesis, apertura mental, comunicación,
sensibilidad a problemas, inventiva Parnes, S. J. 1980
Sentido del humor,
imaginación y fantasía, curiosidad intelectual, habilidad para reestructurar ideas,
autonomía, independencia de pensamiento, autoimagen positiva, ingenio
Sternberg, R. 2003
Pensamiento analítico,
pensamiento sintético, pensamiento práctico. Estilos de pensamiento,
personalidad, motivación, contexto medioambiental Torrance, E. P. 1969 Fluidez,
flexibilidad, originalidad, elaboración, sensibilidad a problemas,
independencia, autonomía, autoconfianza, curiosidad, comunicación Torre, S. de
la, 1991-2003 Conceptos vinculados a la persona, proceso, ambiente y producto
creativo: fluidez, flexibilidad, originalidad, elaboración, inventiva,
abreacción, conectividad, alcance imaginativo, expansión, imaginación, habilidad,
estilo, impacto, tolerancia, sensibilidad, autonomía, libertad, emocionalidad,
satisfacción, momentos blancos, energía
Wechsler, S. 2003
Estilo creativo: confianza
motivadora, inconformismo innovador, sensibilidad interna y externa, intuición,
síntesis humorística, fluencia flexible, tolerancia parcial, osadía intuitiva
Violant, V. 2004 Resistencia
al cierre, originalidad, elaboración, riqueza expresiva, expansión figurativa,
fantasía, conectividad temática y lineal
Tomado
de: Violant, (en De la Torre y Violant, 2006b p. 176
Se ha señalado también al
respecto de la creatividad que es un rasgo complejo que implica la existencia de
una serie de cualidades para que se considere a una persona creativa
(Nickerson, Perkins y Smith, 1998), y destacan como cuatro los componentes de
la creatividad y son: las capacidades, el estilo cognitivo, las actitudes y la
estrategias. Dentro de las capacidades se encuentran: la fluidez ideacional,
los asociados remotos y la intuición. En relación al estilo cognitivo: la
detección de problemas, reservar valoración (pensamiento janusiano). En cuanto
a las actitudes; originancia (predisposición a la originalidad), estimación de
lo complejo y generalmente se enfrentan con aplomo a la ambigüedad, a la incertidumbre
e inclusive disfrutan en resolver estas situaciones, además de contar con un
amplio abanico de interés, otro rasgo es un gran compromiso, así pasan largas
horas hasta concretar las tareas que se han propuesto y valoran en gran medida
la crítica. En cuanto a las estrategias: las largas búsquedas, la analogía, el
torbellino de ideas. Sin embargo los autores subrayan que hace falta investigar
mucho más lo mencionado.
Dentro de los teóricos
principales que abordan el tema de pensamiento creativo y que han dedicado gran
parte de su vida a ello, se encuentra Csikszentmihalyi (1998), quien presenta
en su obra que aborda el fluir y la psicología del descubrimiento y la
invención, en este trabajo se realiza una investigación llevada cabo entre 1990
y 1995 en la Universidad de Chicago, donde participaron noventa y un personas
consideradas excepcionales (altamente creativos) y el resultado de este trabajo
aporta sobre el esclarecimiento de las siguientes interrogantes: ¿cómo son las
personas creativas? ¿cómo es el proceso creativo y que circunstancias estimulan
o dificultan la producción de ideas originales? A manera de conclusión de ese trabajo
expresa diez rasgos aparentemente antitéticos que se encuentra frecuentemente
en estas personas los cuales se enlistan a continuación:
1. Los individuos
creativos tienen gran cantidad de energía física, pero también están a menudo
callados y en reposo.
2. Los individuos
creativos tienden a ser vivos, pero también ingenuos al mismo tiempo.
3. Los individuos
creativos manifiestan la combinación afín de carácter lúdico y disciplina, o responsabilidad
e irresponsabilidad.
4. Los individuos
creativos alternan entre la imaginación y la fantasía, en un extremo, y un
arraigado sentido de la realidad en el otro.
5. Las personas creativas
parecen albergar tendencias opuestas en el continuo entre extraversión e introversión.
6. Los individuos
creativos son también notablemente humildes y orgullosos al mismo tiempo
7. Los individuos
creativos escapan en cierta medida el rígido estéreo tipo de los papeles por
razón de género.
8. Los individuos
creativos no son del todo tradicionales o bien conservadores, y al mismo tiempo
rebeldes o iconoclastas.
9. Los individuos
creativos en su mayoría sienten gran pasión por su trabajo, aunque también
pueden ser sumamente objetivas con respecto a él.
10. Los individuos
creativos son manifiestan apertura y sensibilidad, lo cual les expone al
sufrimiento y al dolor, pero también a una gran cantidad de placer.
Esta aportación viene a
romper muchos patrones establecidos sobre la evaluación de la creatividad toda vez
que revela características contrapuestas en los individuos creativos, por lo
que no pueden entonces establecerse como indicadores de la creatividad propia
mente dicho. Sin embargo, da luz a nuevas aproximaciones en torno al estudio de
este concepto.
Conclusiones
Se concluye entonces que
la evaluación de la creatividad entendida como un concepto teórico y las maneras
en que llega a expresarse prácticamente, requiere de formas que le dirijan
hacia el pensamiento complejo, para a partir de ello sea en primera instancia
conceptualizada de manera más clara y posteriormente poder evaluarla desde la
perspectiva sistémica al pensamiento creativo, como una nueva manera de ser
entendida y estudiada.
Medir las habilidades
consideradas como especiales en este caso el pensamiento divergente o
creatividad, aún tiene sus complicaciones, como señala McNemar (1964). Hasta
que se diseñe una prueba que pueda predecir el desempeño con base en un
criterio de creatividad y que se acepte de forma general, no debemos desechar
las pruebas de inteligencia general. Pero en se sentido nuevamente demos de subrayar
que no estamos evaluando con precisión lo que realmente se desea. Por lo tanto,
siendo la creatividad un fenómeno complejo tanto en su naturaleza como en su
expresión, no existe un instrumento válido para evaluar la creatividad en los
seres humanos. Aceptamos que hoy no existe un instrumento que pueda ser
utilizado para evaluar todos los aspectos significativos que intervienen en
este proceso.
Se concluye entonces en
concordancia con De la Torre, (2006, p. 201) al hablar de medida y evaluación de
la creatividad lo siguiente:
a) Carece de sentido
esforzarse por alcanzar determinadas mediciones de la creatividad, si no es con
fines estadísticos, y comparativos en investigaciones. Otro tanto podemos decir
de las puntuaciones numéricas en las calificaciones escolares. El fenómeno
evaluado, formación o potencial creativo es tan complejo que cualquier
puntuación nos dice muy poco de su verdadero alcance o cambio.
b) Es posible y
conveniente plantearse de forma sistematizada la valoración y evaluación de la
creatividad en tanto que estrategia de acrecentamiento, orientación y mejora.
c) El instrumento, con
todas sus limitaciones y problemáticas, es un recurso de recogida de
información y como tal debe considerarse, no otorgándole mayor consideración
que la instrumental. Lo aconsejable sería recurrir a diferentes instrumentos y
fuentes de información. La necesidad de evaluar la creatividad a través de
instrumentos adecuados, nos limita a abrir el camino y el estudio de la misma,
dado que como señala
De la Torre, 1999), “no contar con estas
equivale a reducirla al terreno de las meras especulaciones”. Al respecto De la
Torre (2006, pp. 35) señala: “Hablar de evaluación de la creatividad no es
hablar de medida, ni de diagnóstico, ni de calificación, ni de encasillamiento,
y excusión. Por el contrario hablar de evaluación es hablar de valor, de
cualidades, de persistencia: es hablar de reconocimiento, orientación y acrecentamiento
creativo”.
La creatividad en su
sentido más nítido es trasformación, cambio, movimiento, variedad,
metamorfosis, evolución, ¿cómo medir lo que se encuentra en permanente cambio?
El reto hoy por hoy, sobre todo para quienes nos encontramos por decisión
propia comprometido con el estudio, fomento y pasión por la creatividad, es
abrir camino a la evaluación del pensamiento divergente profundizando en su
estudio y aportando en cuanto a una forma de comprenderle y consecuentemente
delimitar los referentes valorativos que nos permitan acercarnos a la
evaluación del pensamiento creativo adecuada y abrirnos a nuevas formas
metodológicas que darán paso a conocer este fenómeno humano objetivamente en su
justa dimensión.
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