Autor: Universidad
Politécnica de Madrid
El primer punto es que la
innovación = invención + explotación. El proceso de invención cubre todos los esfuerzos
dirigidos a crear nuevas ideas y ponerlas en funcionamiento. El proceso de
explotación supone las fases de desarrollo comercial, de aplicación y de
transferencia, lo cual incluye la orientación de las ideas o de las invenciones
hacia objetivos específicos, la evaluación de dichos objetivos, la transferencia
de los resultados de investigación y/o desarrollo, y la futura utilización y
difusión de dichos resultados.
La invención está
determinada por el descubrimiento de algo nuevo, normalmente en el laboratorio.
Por el contrario, la innovación está determinada por la transformación de lo
que se ha inventado, tanto en los procesos de fabricación como en el mercado.
La innovación tecnológica es un proceso que pasa por diversas fases, con
variaciones significativas tanto en la actividad principal como en las
cuestiones auxiliares. Lo que presenta más dificultad es establecer esas fases
y su división de manera exacta, como se sugiere en el apartado de modelado. La
clave es que la actividad en cada fase está organizada para la búsqueda de
respuestas a diferentes cuestiones.
Otro punto básico es que
la innovación se produce mediante los esfuerzos técnicos desarrollados dentro de
la organización, pero con una gran interacción con el entorno exterior, tanto
tecnológico como de mercado. La búsqueda proactiva de elementos técnicos o de
mercado aprovechables, así como de información obtenida de fuentes externas,
son aspectos muy importantes de innovación tecnológica. Todos los estudios
realizados sobre innovaciones de éxito han mostrado que los innovadores fueron
muy receptivos a las necesidades de los clientes y la actividad de los
competidores, y utilizaron contribuciones significativas de tecnología externa.
Se pueden establecer tres
apartados para realizar un modelo sinóptico de los factores que afectan a la innovación
de éxito: personal, estructura, y estrategia.
Personal
Existen dos importantes
cuestiones acerca de cómo debería conformarse la plantilla de la organización tecnológica:
1-. ¿Qué tipo de personas
necesita incluir para lograr un desarrollo técnico efectivo?
2-. ¿Qué acciones en la
gestión se pueden realizar para maximizar su productividad conjunta?
Papeles
importantes en el proceso innovador
En relación a la primera
pregunta, Roberts Y Fusfeld (1981)1 explican que las personas comprendidas en un
desarrollo técnico deben desempeñar varios papeles importantes además de la
aplicación de su habilidad técnica. Robert y Fusfeld identifican cinco papeles
clave para conseguir innovaciones valiosas:
1-. Generadores de ideas.
Contribuyen con sus ideas tanto para iniciar proyectos como para ayudar a solucionar
problemas. Se pueden generar ideas bien por "demanda del mercado",
cuando se identifican necesidades reales o potenciales de los clientes, o bien
por "impulso de la tecnología" tras vislumbrarse la posible mejora de
las prestaciones técnicas de un material, componente o sistema.
Generadores de ideas en un
proyecto técnico pueden ser científicos o ingenieros, personal de ventas o de marketing,
e incluso gestores. Pero aquí habría que diferenciar entre los
"originadores de ideas" y los "explotadores de ideas", es
decir, entre aquellos a los que se les ocurren las ideas y aquellos que producen
algo con las ideas que han sido generadas por otros.
2-. El empresario,
promotor del producto. Los empresarios defienden y estimulan el cambio y la innovación,
y para ello toman ideas, ya sean suyas o de otros, y tratan de que sean
desarrolladas y adoptadas. Se trata de un papel necesario debido al a veces
escaso seguimiento posterior de las nuevas ideas generadas en ID+I.
3-. Jefe o director de
programa. Realiza funciones de apoyo tales como planificación, confección de calendarios,
seguimiento y control, supervisión técnica y coordinación financiera y de
negocio en el área de I+D. Éste es el único papel que coincide habitualmente
con un puesto determinado en la organización, siendo los otros papeles
incidentales dentro del reparto específico de tareas.
4-. Los enlaces, o
comunicadores especiales. Son los encargados de aportar información continuada
al grupo, obtenida de fuentes ajenas al mismo. Estos puentes humanos ponen en
contacto fuentes de información de tecnología, de mercado y de fabricación con
sus usuarios técnicos potenciales. Los enlaces pueden conectar dos grupos
técnicos diferentes dentro de la misma empresa, pueden unir actividades de investigación
universitaria con un centro tecnológico corporativo avanzado, o pueden indicar
a los encargados de la innovación de los temas que preocupan al cliente.
5-. El patrocinador. Éste
lo desempeña usualmente una persona de mayor experiencia y nivel en la empresa
que, sin embargo, no realiza trabajo de I+D en sí mismo ni defiende directa y
personalmente el cambio. El papel consiste en proporcionar estímulo y apoyo
psicológico a las personas más jóvenes y, a menudo, incluye una ayuda
importante "pasando de contrabando" los recursos necesarios para
aquellos que están tratando de producir avances tecnológicos en la empresa.
Productividad
individual y organizativa
En relación a la segunda
pregunta formulada más arriba, además de las cuestiones gerenciales relativas a
los papeles y personas necesarios para la creación de una plantilla eficiente,
existen otras que afectan a la productividad del personal, tanto desde el punto
de vista individual como del grupo de trabajo. Las diferentes fases por las que
atraviesa la carrera de un ingeniero o científico y la composición de su grupo de
trabajo inmediato ejercen gran influencia sobre su productividad técnica. Katz
(1982)2 ha demostrado que las carreras de los profesionales técnicos evolucionan
a través de tres fases: socialización, innovación y estabilización.
Para maximizar la
productividad personal, cada fase de la carrera de una persona supone un
conjunto diferente de desafíos en la gestión. Pero la productividad personal y
la colectiva no se ven influenciadas sólo por el ciclo de trabajo personal.
Importan en gran medida la naturaleza del grupo de trabajo al que pertenece el
individuo, su composición y cómo se supervise. Por ejemplo:
- La diversidad
multidimensional entre colegas técnicos aumenta el rendimiento.
- Las variaciones en edad,
en experiencia técnica, incluso en valores personales, tienen alta relación con
el aumento de la productividad del grupo.
- La duración media de la
vida de un grupo afecta significativamente a su productividad técnica. Un grupo
técnico que se estabiliza durante largo tiempo se vuelve demasiado seguro,
disminuye sus contactos técnicos exteriores y reduce su rendimiento.
- Los conocimientos
técnicos del grupo, y no su capacidad para las relaciones humanas, aumentan especialmente
la eficiencia del grupo, de forma que un liderazgo apropiado del jefe de
proyecto, con una dirección y un control sólidos, puede llevar un grupo técnico
estable a un estado de alto rendimiento.
Estructura
El diseño de estructuras
organizativas que incrementen la capacidad de innovación técnica requiere centrarse
en las aportaciones externas que recibe es organización y los resultados
finales que produce.
Una organización de ID+I
eficaz necesita unas aportaciones apropiadas de información técnica y de mercado
y precisa que sus resultados estén integrados dentro de los objetivos generales
y que sean transferidos hacia el usuario final.
Aportaciones
al mercado
La investigación en las
técnicas de gestión ha demostrado repetidamente que entre el 60% y el 80% de
las innovaciones técnicas que logran éxito parecen haber sido promovidas por el
conocimiento de los "gustos del mercado", es decir, por datos que
reflejan una orientación a las necesidades o demandas que se perciben. Para
obtener una informaciones de mercado significativas se puede asignar
explícitamente dichas responsabilidades al personal de ID+I.
Dependiendo del tipo de
empresa de que se trate y del sector industrial al que pertenezca, entre uno y
dos tercios de dichos "clientes" pertenecen al departamento de
producción de la empresa de que realiza el desarrollo. Producción decidirá
"comprar" o no la mejora desarrollada en materiales, componentes, equipamiento
o procesos productivos para su propio uso interno. Y este posible
"cliente" necesita al menos el mismo grado de participación en el
proceso de diseño y desarrollo que una persona o empresas externas.
Los análisis realizados
por Souder (1978)3 han demostrado que unas relaciones sólidas y positivas entre
las organizaciones de ID+I y marketing mejoran significativamente los
resultados obtenidos en la introducción de nuevos productos. En mi opinión, la
mejor manera de conseguir esto es mediante la creación de relaciones de
igualdad, en lugar de relaciones de subordinación, que podrían forzar a que la selección
de proyectos técnicos esté excesivamente dominada por criterios basados en el
mercado orientados a resolver problemas a corto plazo y destruyendo
gradualmente la competitividad de procesos y productos.
Aportaciones
técnicas
Durante años, los gestores
han pensado que la mejor forma de conseguir una mayor profundidad profesional
era agrupar a las personas en su propia especialización, situar a una persona
más experimentada en los mismos temas, dedicada a asignar el trabajo y
supervisar los resultados. Este tipo de organización se ha denominado
indistintamente funcional, basada en área de conocimientos u orientada por
especialidad. Se trata de la estructura organizativa tradicional de las
asociaciones de artesanos o de la universidad. Su ventaja radica en que muchos
especialistas trabajando juntos y usando la misma base general de
conocimientos, habilidades, técnicas analíticas y vocabulario colaboran mejor entre
sí y potencian su trabajo. Cuando el personal técnico se organiza de esta forma
en grupos funcionales, su interacción natural consigue la mayor profundización
de las capacidades específicas para tratar problemas técnicos.
Sin embargo, en cualquier
campo técnico significativo la mayoría del conocimiento potencialmente aplicable
ya existe previamente fuera de la empresa. En consecuencia, para aumentar la
efectividad técnica, incluso un sólido equipo funcional, necesita recurrir al
conocimiento técnico previo que existe en el mundo exterior, el cual puede
estar localizado en la literatura técnica, en productos y procesos ya desarrollados
o en el conocimiento de otros profesionales
La
organización orientada al resultado
De la misma forma en que
la estructura organizativa funcional maximiza las aportaciones las aportaciones
técnicas, la organización de proyecto, programa, producto o misión pretende
integrar todas las aportaciones en resultados bien definidos. Situando en el
mismo grupo todos los contribuyentes a un objetivo dado, bajo un único líder,
la organización de proyecto maximiza la coordinación y el control para la consecución
de sus objetivos.
Pero las estructuras de
proyecto tienen un fallo fundamental, y es el de colocar como director de
proyecto a un experto técnico, pero sólo en una de las disciplinas de sus
subordinados, y no en todas ellas. De esta forma, si el proyecto es de larga
duración, y especialmente, si la base tecnológica está evolucionando rápidamente,
las capacidades técnicas de los miembros del proyecto pueden disminuir con el
tiempo debido a la falta de estímulo y supervisión técnica. ¿Cuál es la
solución a esto?
La llamada estructura
"matricial": en ella, el personal de la organización matricial
tendría en teoría dos jefes, uno funcional (basado en las disciplinas técnicas)
y otro de proyecto (basado en los resultados), y cada uno trabajaría en su
campo apropiado. Con ello se mantiene hasta cierto punto la capacidad y el rendimiento
técnico de la persona, mientras que simultáneamente se orienta su contribución
hacia los objetivos y resultados del proyecto.
Pero la idea de tener dos
jefes a la vez también tiene y genera sus dificultades, surgiendo conflictos a
la hora de desempeñar las funciones asignadas a una persona. Este tipo de
estructura organizativa y la relación Jefe de Proyecto - Jefe Funcional puede
verse en el apartado Gestión de Proyectos - RRHH -
Perfiles.
Transferencia
de resultados
Pero además de generar
resultados, la organización técnica necesita estar diseñada para mejorar la transferencia
de los resultados hacia los futuros usuarios y clientes, pues es allí donde
tiene lugar la innovación y donde se materializan los resultados. Según Roberts
y Frohman, existen tres tipos de enfoques orientados a los grupos originador y
receptor, que han demostrado su utilidad para mejorar dicha transferencia:
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