Aprender de los Moribundos




Bronnie Ware es una enfermera australiana que pasó varios años trabajando en cuidados paliativos, atendiendo a pacientes en las últimas 12 semanas de sus vidas.

Escribió sobre las epífanías de muerte de sus pacientes en un blog llamado Inspiration and Chai , que suscitó tanta atención que le llevó a publicar el libro The Top Five Regrets of the Dying,  en la que escribió sus observaciones.
Ware habla de la claridad y visión que tienen las personas, de sus vidas y  de cómo podemos aprender de su sabiduría.
Le llama la atención que las personas se repiten a la hora de identificar las lamentaciones en el umbral de la muerte, y destaca entre todas ellas estas cinco:

  1. Ojalá hubiera tenido el coraje de haber vivido la vida fiel a mí mismo, y no a la vida que los demás esperaban de mí.

Este es el lamento más común de todos. Cuando las personas se dan cuenta que su vida está a punto de terminar y miran hacia atrás, es fácil ver cuántos sueños se han cumplido. La mayoría de las personas no había cumplido ni la mitad de sus sueños y tenía que morir sabiendo que era debido a las opciones que habían elegido y desechado. La salud poseé un potencial de libertad que muy pocos valoran hasta que la pierden.

2. Ojalá no hubiera trabajado tan duro.

Expresión muy repetida entre los hombres a los que atendió. Echaban de menos la juventud de sus hijos y la compañía de su pareja. Las mujeres también hablaban de este lamento, pero la mayoría eran de una generación anterior por lo que muchas de ellas no habían trabajado fuera de casa.

3. Ojalá hubiera tenido el coraje de expresar mis sentimientos.

Muchas personas ocultan sus sentimientos con el fin de mantener la paz con los demás. Se conformaron con una existencia mediocre y nunca llegaron a ser lo que realmente eran capaces de llegar a ser.  Los resultados suelen ser  enfermedades desarrolladas en relación con la amargura y el resentimiento.

4. Me gustaría haber estado en contacto con mis amigos.

Muchos de ellos habían llegado a estar tan atrapados en sus propias vidas que habían dejado caer amistades de oro a lo largo de sus vidas. Hay muchos lamentos profundos acerca de no dar a la amistad el tiempo y esfuerzo que merecen. Todo el mundo echa de menos a sus amigos cuando están muriendo.

5. Me gustaría que me hubiera permitido ser más feliz.

Esta expresión es sorprendentemente común. Muchos no se dan cuenta hasta el final de que la felicidad es una elección. Muchas personas se atascan en viejos patrones y hábitos impuestos por los entornos en los que viven, y no se permiten experimentar cambios que anhelan profundamente.

Saludo Navideño


Edward de bono: Cinturón negro en Creatividad


Un grupo de niños australianos hacían siempre la misma broma al más pequeño de todos ellos. Le enseñaban dos monedas, una la más grande (de un dólar australiano) y otra más pequeña (la de dos dólares) y le decían que eligiera una de ellas para quedársela. El pequeño siempre elegía la más grande (de menor valor), lo que provocaba la risa de los otros.

Cierto día, una persona mayor que paseaba por el parque donde jugaban observó la escena y vio cómo el pequeño elegía la de menor valor, pero mayor tamaño, y se quedaba con ella. Al ver cómo los demás se reían de él, le llamó para aleccionarle:

– Mira hijo –le comentó– cada vez que te enseñen unas monedas y te den a elegir, debes tener en cuenta el valor que tienen y no sólo el tamaño. De las dos que te han mostrado has cogido la más grande, supongo porque has creído que era la de mayor valor; sin embargo, es la más pequeña la que mayor valor tiene.

El niño le escuchó atentamente y contestó:

– Muchas gracias, señor. Le agradezco su consejo, pero ¿si hubiera cogido la de más valor el primer día, cuántas veces me habrían dejado elegir? Probablemente, no habría ganado todos los dólares que me ha dado este juego.

La creatividad no es otra cosa que la capacidad para ver las cosas de manera diferente a la habitual; y esto es precisamente lo que promueve Edward de Bono para quien “la mayoría de las organizaciones discurren de manera analítica y científica; tienen una forma de pensar continuista, y necesitan discurrir y pensar creativamente”. Dicho de otro modo y con su terminología, las organizaciones necesitan fresh value (valor fresco)”; la espontaneidad e ingenuidad de un niño para hacer cosas no previsibles y transitar por parajes desconocidos. Robert Frost en su obra The road not taken lo expresa con estas palabras: “Dos caminos divergían en el bosque; yo escogí el menos transitado, y eso hizo que todo fuera diferente”.

Ésta es la idea sobre la que descansa el concepto de lateral thinking (pensamiento lateral), “aquel que necesitamos para cambiar nuestros conceptos, enfoques o percepciones. El pensamiento es la capacidad humana más básica y durante 2400 años le hemos prestado muy poca atención. El pensamiento occidental (lógico-racional) da por sentados conceptos a partir de los cuales comienza a trabajar. Cuando pensamos, siempre tratamos de descubrir qué es, pero realmente nunca hemos desarrollado suficientemente el pensamiento sobre qué puede ser. Está permanentemente juzgando y tratando de señalar contradicciones para obligar a una elección de juicio o para probar que la otra parte está equivocada. El pensamiento lateral cambia ese enfoque. Apuesta por la construcción y acepta posibilidades aunque sean contradictorias y mutuamente excluyentes, que son la base de la ciencia y el progreso. Cuando uno crea ideas nuevas, no tiene por qué estar en lo cierto a cada paso. Puede utilizar provocaciones deliberadas y después avanzar hacia nuevas ideas útiles”.

Creatividad y Educación

Para este experto, una de las claves de la creatividad en los “adultos” pasa por perfeccionar los sistemas educativos en la “infancia”, cuyo objetivo último es enseñar a pensar. Según apunta De Bono “la educación actual desperdicia dos tercios de los talentos de los seres humanos” ya que “la educación es un impulso histórico. Hay muchas cosas que hoy no se enseñan porque la inercia es hacer siempre lo mismo. Esto significa un gran desperdicio de talentos en la sociedad”.

Cifras apuntadas por este especialista revelan que en la Unión Europea el 25% del tiempo escolar se emplea en estudiar matemáticas, cuando en nuestra vida adulta apenas utilizamos un 3% de ese material: “Las matemáticas agilizan la mente pero también hay otras formas de conseguirlo, y deberíamos ayudar a nuestros jóvenes a explorarlas de una vez por todas. Si encontráramos la forma de enseñarles a pensar creativamente, les daríamos elementos para que reafirmen la autoestima y la autoconfianza, y eso marcaría una gran diferencia en muchos de ellos”.

Según ha puesto por escrito De Bono, en el pensamiento intervienen dos fases. La primera es la relativa a la “percepción”, cómo miramos el mundo; y la segunda, la relativa al “procesamiento”, es decir, qué hacemos después con esa percepción. Investigaciones procedentes de la Universidad de Harvard han constatado que los errores de pensamiento son errores de “percepción” (1ª fase) y no de “lógica” (2ª fase), porque la mayor parte del pensamiento se origina durante la percepción. Por lo tanto, si la percepción es equivocada, no importa cuál sea la lógica: el resultado estará mal”.

Necesitamos, por tanto, aprender a pensar, a mirar las cosas de manera desacostumbrada; o con sus palabras, “debemos enseñar a ver las posibilidades, las alternativas, a transitar por esquemas no rutinarios, y ése es el pensamiento que no está demasiado desarrollado”.

Todos somos creativos y además la creatividad es infinita; la diferencia es que unos hacen uso de ella y otros no; algunos la extraen y otros la dejan latente en su interior. Para De Bono, “la creatividad no es cosa de genios sino que puede ser aprendida y entrenada”.

La creatividad como ventaja competitiva

Vivimos tiempos de rápidas transformaciones. Lo que ayer fue válido hoy no lo es tanto y probablemente mañana haya sido superado. En tiempos pretéritos la calidad era condición “suficiente”; actualmente no es más que un requisito “necesario”. Sin ella no se puede competir con éxito, pero con ella, los resultados no están garantizados. Se necesita el factor creatividad. En un entorno donde las ventajas competitivas se anulan instantáneamente, la innovación permanente es la única alternativa de supervivencia sostenible. No basta la calidad, se exigen nuevas ideas que renueven las anteriores y contrarresten a los competidores que copian con agilidad, al mismo tiempo que permiten continuar diferenciándose: “la creatividad es un ingrediente clave y lo será aún más en el futuro, ya que se trata de lo único que no podrán hacer las computadoras”. La era actual es un compendio industrias de productos estandarizados. Los precios tienden a homogeneizarse también. Solución: CREA-TI-VI-DAD. El ex CEO de GE, Jack Welch, decía en cierta ocasión: “los héroes son los que tienen ideas”.

Los resultados de la creatividad son incuestionables: “Cuanto más creatividad desarrollemos en una empresa, más rentabilidad vamos a alcanzar, ya que uno puede hallar una alternativa mejor para realizar un proceso y eso se traduce en menores costes de producción. Igualmente, buenas ideas generan buenos y nuevos productos”.

Y, ¿cuál es el mayor enemigo de la creatividad?

El éxito, que mal gestionado conduce a la autocomplacencia y pone en cuarentena la creatividad. Hay que aprender también a tomar decisiones y cambiar cuando las cosas van bien, algo que no resulta nada sencillo. Y De Bono lo demuestra con un ejemplo gráfico: “Suelo contar la historia de un suicida que salta de un rascacielos y al pasar por el tercer piso dice: hasta ahora, todo bien. Son muchas las organizaciones que se comportan así. Como las cosas van bien, ni siquiera piensan en el cambio, pero poco después puede producirse la caída”.

Para De Bono “China hace 2000 años estaba más avanzada científica y tecnológicamente que occidente; tenían la pólvora, los cohetes... Si China hubiese continuado con el mismo índice de crecimiento, ahora sería la potencia mundial dominante en ciencia, tecnología y militarmente. ¿Qué fue lo que pasó? Se estancó porque se acomodó, y ahora puede suceder lo mismo con Europa”. La solución estriba en inyectar dosis de creatividad en las organizaciones de tal modo que se genere valor añadido diferencial.

Executive Excellence ha tenido el privilegio de charlar con De Bono. Nos recibe en la habitación de su hotel en la capital madrileña a su paso por España para impartir una conferencia organizada por IIR (Institute for International Research). De Bono salpica su discurso con anécdotas e historias que lo hacen muy ameno.

FRANCISCO ALCAIDE / FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: Vd. ha dicho: “No se puede competir con los costes de países como China o India. Lo único que puede crear diferencia es el valor que le agreguemos a los productos y la forma de hacerlo es a través de la creatividad"...

EDWARD DE BONO: Actualmente, aunque no podemos competir en precios, podemos competir en ciertos casos, en calidad. Pero la calidad en estos países mejora rápidamente ya que pueden comprar mejores máquinas y contratar mejores consultores; así que en un máximo de diez años, la diferencia cualitativa desaparecerá. Occidente podrá competir con Asia si pone en práctica su creatividad y agilidad para hacer frente a los cambios de mercado.

F. A. / F. F.-S.: En alguna ocasión ha manifestado que “el mayor enemigo de la creatividad es el éxito”. ¿Cuáles son las claves para evitar caer en la autocomplacencia?

E. B.: El problema con el que siempre tropezamos es el cortoplacismo. Si hablamos con un gestor, nos dice que entiende nuestro planteamiento frente al reto de los países asiáticos, pero que para los próximos cuatro años existe capacidad competitiva y ése es el plazo que va a estar en la dirección de la empresa. Lo mismo sucede con el calentamiento global del planeta. Todos los gobiernos saben que es un peligro pero no hacen nada porque no tiene impacto en su legislatura. La clave está en cómo conseguir que personas en posiciones a corto plazo tengan una visión a largo plazo. Es muy difícil, porque representan un riesgo y pone en desventaja a la persona que toma las decisiones.

F. A. / F. F.-S.: Numerosas empresas y organizaciones han recibido su asesoramiento y la aplicación de sus métodos. La lista es larga e incluye desde compañías como Shell o Ford, a músicos como Pet Shop Boys. Cuéntenos algún ejemplo concreto.

E. B.: Y también a equipos de fútbol en Australia. Recientemente, los West Coast Eagles, que practican ese fútbol australiano tan particular, ganaron el campeonato por primera vez en doce años.

F. A. / F. F.-S.: No es la primera vez que tiene éxito en Australia. También aportó su dilatada experiencia a la selección australiana de cricket. ¿Por qué allí?

E. B.: Australia es el único país joven de verdad en el mundo, que mantiene un espíritu fresco gracias a que no se ve reprimido por el peso de las tradiciones.  Tienen lo que llamaría un “espíritu Maverick”: arriesgado, individualista y aventurero. Las ventas de mis libros allí son siempre superiores a otros países. Una vez llegue a Australia y me había olvidado el visado. El oficial de inmigración me vio, le conté el problema y me dejó entrar, diciéndome que me conocía y que no necesitaba visado. Son capaces de encontrar alternativas a los problemas con agilidad sin dejarse paralizar por la rigidez de las normas y el pasado.

F. A. / F. F.-S.: Los españoles tienen fama de creativos, y la imaginación parece ser una de las ventajas competitivas de nuestra cultura. ¿Cuáles son los factores explicativos?

E. B.: No lo sé, aunque es una realidad que la cultura española demuestra más interés por mi trabajo que cualquier otra cultura europea (sin contar, Inglaterra que es mi país). Podría ser simplemente que mi editor aquí es eficiente; o que hubiese algún evento en la historia que haya hecho que los españoles sean personas más receptivas; o los hispanos, en general, ya que esto también sucede en México, Ecuador, Argentino o Perú. No hace mucho un profesor formado en nuestra escuela fue a Perú y su éxito fue tal, que nos están enviando a sus profesores para formarse con nosotros. Los americanos, sin embargo, a pesar de que tienen cosas muy buenas como el empuje, la defensa de la libertad y la individualidad, no son muy creativos comparativamente al tamaño del país. Hace unos años en una reunión en Japón, se evaluaban las grandes invenciones del siglo XX. Las cifras eran interesantes: el 66% provenían del Reino Unido y sólo un 22% de Estados Unidos.

F. A. / F. F.-S.: ¿De qué depende la creatividad: de los genes, de la inteligencia, de la variedad de conocimientos...?

E. B.: Hay muchos factores que afectan a la creatividad. Los genes pueden ser uno; el entorno que nos rodea, otro; la familia, que alienta a realizar cosas, también tiene su importancia; la escuela es otro factor de estimulación notable. Cuando era estudiante era  el único alumno que tenía las llaves de laboratorio y podía ir cuando quería a realizar los experimentos. Y luego otro factor es la formación, aprender las técnicas del pensamiento lateral.

F. A. / F. F.-S.: Si la creatividad es una de las ventajas competitivas del siglo XXI habrá que trabajarla desde la Educación para enseñar a pensar de otra manera. ¿Dónde radican los principales problemas del sistema educativo y cómo cambiarlos para mejorar?

E. B.: Las universidades están regidas por largas tradiciones y modos de hacer adquiridos del pasado donde la tónica es: “siempre lo hemos hecho así”. Es difícil cambiar y más aún cuando la tradición no se discute. Hablando en Bangkok a la cumbre de decanos de universidades, con más de 2.500 representantes mundiales, les decía que las universidades están desfasadas. En esta era digital, podemos obtener, de internet o proveedores, toda la información que deseemos. Por tanto, la idea de una universidad suministradora de información como fue concebida en su origen, pierde valor. Ésa ya no es una razón suficiente para que existan las universidades. Deberían estar enseñando habilidades para la gestión de personas y empresas. Nos presentan habilidades de análisis, de presentación, de discusión..., pero no lo que denomino constructive operacy (capacidad de construcción operativa): habilidades para hacer y crear.

En las escuelas sucede lo mismo. Predomina la lógica numeraria y no la lógica operativa. Durante años fui Presidente de Young Enterprise Europe. Teníamos 1,5 millones de estudiantes en Europa, Rusia e Israel. Creaban negocios mientras estaban en el colegio. Tenían que concebir una idea de negocio, conseguir el dinero, crear un producto, venderlo... Este proyecto fue un gran entrenamiento para esos chavales en capacidad operativa.

Se asume que el conocimiento es suficiente, pero las habilidades para crear deberían considerarse igual o más importantes. Estamos fuertes en pensamiento “analítico” y débiles en pensamiento “creativo” (de diseño y constructivo). El diseño es juntar lo que se tiene para conseguir los valores que deseas. El análisis es esencial, pero insuficiente. El diseño es clave y, sin embargo, el sistema educativo no lo considera tan importante como el análisis. Evidentemente, el diseño no consiste únicamente en hacer algo visualmente atractivo o funcional, sino en la habilidad para juntar cosas que generen valor.

F. A. / F. F.-S.: ¿Cuáles son las cuestiones que inquietan a los Comités de Dirección de las empresas cuando le manifiestan su deseo por ser una empresa creativa e innovadora?

E. B.: Primero, qué podemos hacer; segundo, qué garantías tenemos de tener éxito; tercero, cómo se evalúa el riesgo; y cuarto, quién debería ser responsable. En cuanto a este último punto, el responsable debe ser un directivo con autoridad para liderar la implantación. Después  hay que dar formación en la organización y ser capaz de hacer entender a los mandos directivos en qué consiste la creatividad. Una vez que captan sus beneficios, están mucho más predispuestos a embarcarse en el proyecto. Y quizás después, crear un centro formal  de creatividad que defina objetivos, áreas de actuación y se convierta en un receptor de ideas. En otras palabras, no bastan los discursos sobre creatividad sino que deben ir acompañados de procesos serios y rigurosos. En ocasiones, cuando el máximo directivo es un recién llegado, la implantación de procesos creativos es más sencilla, porque se ve en la necesidad de demostrar que está haciendo cosas diferentes. Si el directivo lleva tiempo en el puesto lo percibe más bien como un riesgo.

F. A. / F. F.-S.: ¿La creatividad está al alcance de cualquier persona?

E. B.: Todos tenemos la capacidad de ser más creativos si nos concentramos en ello, nos lo tomamos en serio y practicamos. Hay que tener la mente activa continuamente, creando los hábitos de la creatividad que se basan en la búsqueda de nuevas posibilidades y alternativas, trabajar con conceptos diferentes, etc. No es una cuestión de genios, sino algo que se puede entrenar. Existen muchas cosas que no están diseñadas. El diseño es crear valor. Por ejemplo, cuando llegué a la nueva terminal T4 del aeropuerto de Barajas, me sorprendió su calidad estética, pero creo que la funcionalidad no es la adecuada: andas sin descanso. Se trata de crear valor. Otro ejemplo: en un estudio sobre la selección de candidatos en una universidad americana se constató que el 70% de ellos fueron elegidos por las apariencias y no por su programa.

F. A. / F. F.-S.: Entonces, ¿existe la posibilidad de moldear la elección política de un país a través de la imagen?

E. B.: Sí. Churchill decía: “la democracia es el peor sistema político excepto para todos los demás”. No es que la democracia no sea válida, sino que se puede diseñar un sistema mejor. En Pakistán, con Pervez Musharraf, hablamos de un nuevo diseño de democracia basado en 5 políticas. La primera, consiste en escuchar: conocer las preocupaciones y deseos de la gente. La segunda, es la parte de diseño: personas con solvencia profesional crean una lista de posibilidades: opciones y políticas. La tercera, corresponde a un Jurado, en parte elegido y en parte seleccionado al azar, que debería seleccionar las opciones que querrían utilizar. La cuarta, es la relativa a un equipo ejecutivo profesional. Y la quinta, un órgano judicial también profesional y separado del ejecutivo.

La democracia estaría en el primer y tercer nivel: cuáles las preocupaciones y cuáles son las opciones. La profesionalidad estaría en el segundo, cuarto y quinto nivel. De este modo, se pueden elegir las políticas pero no eres tú quien las diseña.

F. A. / F. F.-S.: Y es implementada por profesionales….

E. B.: Sí. En Nueva York existe un chiste que dice: “¿Que es una cosa verde y con una milla de longitud que tiene coeficiente intelectual de 50?” El desfile del día de San Patricio. De los 43 presidentes americanos, 21 tiene ancestros irlandeses.

¿Eres resiliente?


Eric Abidal, Maria de Villota, el científico Stephen Hawking o el malogrado actor Christopher Reeve (entre otros muchos) cuentan con un denominador común si prestamos un mínimo de atención. Todos ellos hicieron, en un momento dado de sus respectivas vidas, del sufrimiento, virtud. En su día, la fatalidad les golpeó sin miramientos (un cáncer de hígado, la pérdida de un ojo o quedarse postrado en una silla de ruedas para el resto de sus días), pero lejos de hundirse, paradójicamente todos ellos salieron fortalecidos del trauma vivido.

Este fenómeno responde al nombre de resiliencia. Según la definición de la Real Academia española, se trata de “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”.

Hay bastante consenso entre los investigadores a la hora de identificar a la estadounidense Emmy Werner como la pionera en efectuar un estudio, a mediados del siglo XX, sobre resiliencia. Werner heredó el concepto del psicoanalista británico John Bowlby, quien a su vez lo tomó prestado de la Física. De este ámbito es de donde procede, originariamente, el término.

La Física lo define como la capacidad que tienen algunos metales para doblarse y luego volver a su posición original cuando se deja de ejercer presión sobre ellos. En psicología, “se usa la metáfora de los juncos” para explicar el concepto, relata a LaVanguardia.com el profesor de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, Gonzalo Hervás. “Cuando el caudal aumenta considerablemente, los juncos de los ríos se doblan, sin romperse y sin quebrarse, y luego vuelven a su posición original cuando las aguas recuperan su aspecto habitual”, añade.

¿Es posible ser resiliente, o es algo genético?

Son muchas, o bastantes para ser exactos, las personas que tienen, entre sus aptitudes, la de ser resilientes. Aunque puede tener algo que decir, la genética no determina de manera unívoca que un individuo cuente o no con esta, dijéramos, habilidad. Y es que se puede aprender a ser resiliente, aunque no todo el mundo puede hacerlo. “Uno puede pensar que el porcentaje de respuestas resilientes es minoritaria. Pero en realidad es bastante más alta de lo que esperaríamos, entre un 30 y un 50%. Es algo frecuente ser resiliente, y mucha gente se sorprende a sí misma cuando lo descubre”, esgrime Gonzalo Hervás.

El problema radica en que para saber si uno cuenta, o no, con esta capacidad es necesario pasar por una experiencia extrema. “Esa es la prueba de fuego y es lo que hace que uno lo confirme”, asegura el profesor de la Complutense. De hecho, “la persona (y esto enlaza con otro concepto psicológico que se llama crecimiento tras la adversidad) descubre esas capacidades nuevas que desconocía y se siente mucho más seguro para enfrentarse a otras experiencias. Uno redescubre cuáles son sus determinados valores, y esto conduce a un cambio vital, de filosofía de vida”, agrega.

Para muestra, un botón. “Ahora veo más que antes lo que es importante en la vida”, dijo la piloto de Fórmula 1, Maria de Villota, días después de perder el ojo derecho a causa de un accidente con su monoplaza.

Identificada como una patología

En el siglo pasado, a las personas resilientes, por desconocimiento, se les había llegado a tachar de enfermizas. “Antes, cuando no había ni siquiera términos, y por supuesto menos aún teorías sobre aspectos positivos relacionados con las fortalezas humanas, se interpretaban estas realidades con las teorías que habían. Y sólo había teorías para lo negativo”, recuerda Hervás.

En consecuencia, al final se acababa identificando un rasgo positivo como algo patológico: que si estaban reprimiendo, que si estaban encapsulando la vivencia traumática y no la estaban expresando… cuando, en realidad, eran personas resilientes al 100% que estaban sumergidas en un proceso totalmente sano.

Cabe remarcar que una persona puede tener experiencias de dolor sin que, necesariamente, tenga que vivirlas en el plano más social. “En paralelo, incluso, puede mantener una actitud bastante positiva, sin perder la capacidad de disfrutar”, esgrime Hervás.

La fe, ¿generadora de personas resilientes?

Se ha observado que la espiritualidad y la religiosidad pueden ayudar a algunas personas a ser más resilientes. Y lo pueden hacer por la vía de dar sentido a determinadas experiencias adversas y, también, por el apoyo social que pueden recibir las personas que pasan por un trauma vital (al contar con un entorno que puede favorecer la expresión de las emociones).

“Pero es muy importante la flexibilidad”, recuerda Hervás. “Las creencias demasiado rígidas, sean de tipo religioso o de otro, están asociadas a una peor recuperación tras la adversidad”, añade.

Sacar partido a la adversidad

Al final, todo se reduce a intentar sacar la parte positiva de una situación extrema vivida, algo nada fácil. Y es que hay que ser consciente de que la adversidad está presente en nuestras vidas y antes o después vamos a encontrarnos (en mayor o menor medida) con ella. “Hay que intentar aprovechar las oportunidades que te pueda dar la adversidad. En frío, todo el mundo preferiría obviarla, pero una vez estás sumergido en una situación difícil hay que intentar, en la medida de lo posible, tratar de sacar algo bueno de ella”, remata Hervás.

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Sueña en grande, empieza pequeño, actúa ahora


Es una filosofía de vida con la que me identifico plenamente y que resume muy bien lo que debería ser un proceso de Desarrollo Personal: Sueña en grande, empieza pequeño, actúa ahora. Se la escuché hace algún tiempo a Robin S. Sharma.

Analizamos las tres patas del postulado:

1. SUEÑA EN GRANDE
Como suele decir Donald Trump: «Ya que hay que pensar, pensemos en grande». Es su clásico Think Big. Soñar en grande tiene ventajas evidentes. La más importante es que te obliga a dar más de ti mismo. Si tus metas son demasiado conservadoras, no te costará mucho esfuerzo, no te obligará a salir de tu zona de confort, y no crecerás ni te desarrollarás, ni en lo personal ni en lo profesional. Además, te aburrirán. El ser humano necesita "reto" en su vida (ver post A las personas nos encanta que nos reten) y soñar en grande te mantiene activo, vivo.

Pero ojo, que sueñes en grande no quiere decir que hagas depender tu satisfacción del resultado final. Como dice Randy Pausch en su conocida conferencia y libro La última lección: «Si no consigues tus sueños puedes todavía conseguir mucho tratando de hacerlo». No hay que flagelarse. No pasa nada si no logras materializar tus sueños, más importante es la persona en la que te habrás convertido por haber ido en su búsqueda.

En una reciente Entrevista en Coaching para Jóvenes, de Paz Garde daba mi opinión al respecto: «Si buscando el éxito te has perdido el camino, has fracasado». Todo, de una manera u otra, suma. Todo es aprendizaje. Todo es experiencia. A menudo, vemos todo como una bendición o una maldición, y eso es un gran error. Cuando se adopta una actitud de apertura ante todo y todos, la satisfacción es mayor.

2. EMPIEZA PEQUEÑO
Lo hemos comentado aquí muchas veces, pero lo volvemos a repetir. Muchos procesos de Desarrollo Personal fracasan por querer ir demasiado rápido. No hay metas no realistas, sólo tiempos no realistas. Todo es posible si te das el tiempo necesario. De ello ya hablamos en el post La virtud más difícil de encontrar. Mucha gente, con el objetivo de llegar rápido a destino, se exige demasiado para llegar antes, pero como eso es ir contra natura, y entonces no consigue lo que se propone, se frustra y ello le lleva a abandonar. La mejor filosofía en el Desarrollo Personal es: Poco + Poco = Mucho. Un poco sin importancia, sumado a otro poco sin importancia, más otro poco sin importancia... acaba siendo mucho. Ron Scolastico lo expresaba de esta manera: «Si todos los días vas a un árbol muy grande y le pegas cinco hachazos, el árbol acaba cayendo por muy grande que sea».

3. ACTÚA AHORA
En el post 10 rasgos que definen a las personas que consiguen resultados ya decíamos que las personas que consiguen resultados Son personas de Acción. Si decides hacer algo y no actúas en realidad no has decidido nada. La acción es la verdadera medida de la inteligencia. Son personas que no esperan a que se den las circunstancias perfectas, a contar con todos los medios a su alcance, o a ver todo el camino por delante. Son personas que se ponen en movimiento y sobre la marcha van descubriendo las soluciones. Cuando uno se pone a caminar está provocando que ocurran cosas. Lo peor es el inmovilismo, quedarse quieto, parado a que venga la inspiración divina o aparezcan las circunstancias idóneas. Nunca ocurre y encima el tiempo pasa. Y el tiempo es la variable más importante con la que contamos las personas, porque el tiempo es el que es y se agota; no se puede recuperar, reciclar y nada. Cada hora que pasa y no se aprovecha, se pierde. Por eso Karen Lamb decía: «Dentro de un año te arrepentirás de no haber empezado hoy”. El secreto de avanzar es siempre comenzar». En definitiva, move forward