Desde
siempre hemos oído que el C.I. era determinante para saber si una persona
tendría éxito en la vida, un test podría marcar el futuro de su éxito académico
y profesional. Sin embargo, hace ya varios años que desde el ámbito empresarial
se dieron cuenta de que son otras capacidades las necesarias para el éxito en
la vida. Y esas no las medía ningún test de inteligencia.
Piense
por un momento la importancia que las emociones tienen en nuestra vida cotidiana
y rápidamente se dará cuenta de que la mayoría de las veces marcan todas
nuestras decisiones casi sin percatarnos. ¿Compro su coche haciendo cálculos de
rentabilidad? ¿Eligio su pareja porque objetivamente era la mejor opción?
¿Eligió su trabajo porque le ofrecía el mejor sueldo? La mayoría de nuestras decisiones
están tintadas (si no dominadas) por las emociones.
Ante
esto hay que admitir que hay gente con un dominio de su vida emocional mucho
mayor que otra. Y es curioso ver que poca correlación hay entre la Inteligencia clásica
y la
Inteligencia Emocional. Un caso extremo sería el típico
"empollón" , que llevado al límite es una máquina intelectual pero
con una vida emocional desastrosa. Por otro lado podemos encontrarnos con gente
que no paso de la escuela primaria pero que llevan una vida exitosa y poseen
una vida ordenada y envidiable. Estos casos extremos no son lo común, pero es
necesario darse cuenta de que hay que prestar mayor atención a este tipo de
habilidades que pueden marcar nuestra vida tanto o más que el C.I.
COMPONENTES DE
Según
Daniel Goleman los principales componentes de la inteligencia emocional son:
* Autoconocimiento
emocional (o conciencia de uno mismo) : Se refiere al conocimiento de
nuestras propias emociones y cómo nos afectan. En muy importante conocer el
modo en el que nuestro estado de ánimo influye en nuestro comportamiento,
cuales son nuestras virtudes y nuestros puntos débiles. Nos sorprenderíamos al
saber cuan poco sabemos de nosotros mismos.
* Autocontrol
emocional (o autorregulación) : El autocontrol nos permite no dejarnos
llevar por los sentimientos del momento. Es saber reconocer que es pasajero en
una crisis y qué perdura. Es posible que nos enfademos con nuestra pareja, pero
si nos dejásemos siempre llevar por el calor del momento estaríamos
continuamente actuando irresponsablemente y luego pidiendo perdón por ello.
* Automotivación:
Dirigir las emociones hacia un objetivo nos permite mantener la motivación
y fijar nuestra atención en las metas en lugar de en los obstaculos. En esto es
necesaria cierta dosis de optimismo e iniciativa, de forma que seamos
emprendedores y actuemos de forma positiva ante los contratiempos.
* Reconocimiento
de emociones ajenas (o empatía) : Las relaciones sociales se basan muchas
veces en saber interpretar las señales que los demás emiten de forma
inconsciente y que a menudo son no verbales. El reconocer las emociones ajenas,
aquello que los demás sienten y que se puede expresar por la expresión de la
cara, por un gesto, por una mala contestación, nos puede ayudar a establecer
lazos más reales y duraderos con las personas de nuestro entorno. No en vano,
el reconocer las emociones ajenas es el primer paso para entenderlas e
identificarnos con ellas.
* Relaciones
interpersonales (o habilidades sociales): Cualquiera puede darse cuenta de que una buena relación con
los demás es una de las cosas más importantes para nuestras vidas y para
nuestro trabajo. Y no solo tratar a los que nos parece simpático, a nuestros,
amigos, a nuestra familia. Sino saber tratar también exitosamente con aquellos
que están en una posición superior, con nuestros jefes, con nuestros
enemigos...