La ingeniosa fórmula de Bután para salvar su cultura a través de "American Idol"



THIMPHU, Bután.- Los músicos golpeaban un laúd con cabeza de dragón, lanzando a escena a una mujer que cantaba una aguda canción de entonaciones ondulantes, que fue transmitida en vivo y en directo para todo el reino de Bután, pequeña nación entre los gigantes Himalayas.

Los jueces fueron despiadados. La cantante estaba fuera de sincronía con la música, dijo uno. Otro consultó escrituras históricas y descubrió que todas las letras de la canción estaban erradas.

Está claro que "Bhutan Star" no es sólo otra versión de bajo presupuesto de "American Idol". Este popular show, que obliga a los participantes a entonar canciones tradicionales que poco a poco se han ido desvaneciendo, es el arma más fuerte de Bután para salvar a su cultura de ser arrasada por la globalización.

Abuelos conservadores, monjes budistas, adolescentes rebeldes y casi todo el resto que posee un televisor, se junta cada sábado y domingo para ver a los participantes tocar composiciones clásicas budistas. Incluso algunos jóvenes han comenzado a tararear esas tonadas folclóricas en las calles.

"Cuando jóvenes como nosotros pueden cantar esto, los niños piensan, ¿por qué no?", dice Tandin Dorji, un oficinista de 24 años que participa en el show.

Emplazado entre las alturas de India y China, la "tierra del Dragón del Trueno" ha mantenido existencia prácticamente insular, con tradiciones congeladas en el tiempo, sin caminos pavimentados, teléfonos o servicio de correos hasta la década de 1960.

En 1999 llegó la televisión, internet y lo que Thakur Powdyel, ministro de Educación, llamó "la matanza de la cultura global". Los cambios para esta nación de paso lento y 700 mil habitantes fueron fulminantes.

Ahora los jóvenes visten jeans y chaquetas de cuero, usan gel en su cabello. Comen papas fritas, toman Pepsi y escuchan canciones pop coreanas. Kinzang Dema, nieta de una cantante clásica, no tiene vergüenza en poner "Baby", de Justin Bieber, como tono de su celular.

El antes y después de "Bhutan Star"

Al sentir cierta culpa, Nidup Dorji, un escritor, actor, compositor y cantante de 37 años, se preguntó si los butaneses estaban listos para volver a abrazar su cultura, pero con un giro moderno. Grabó un disco de música clásica el 2006 y fue todo un éxito para los estándares locales: 8.000 cassettes y 3.000 cds vendidos. Su truco: incluir guitarra española y percusión como elementos refrescantes. El segundo paso era la televisión.

Se apropió del formato de "American Idol", que había visto a través de televisión satelital, y utilizó el género pop más popular de Bután, el rigsar, para tentar a los jóvenes a escuchar música tradicional llamada boedra, además de otros ritmos más complejos como el zhungrda, compuesta habitualmente por lamas budistas.

Cada semana, los participantes interpretan una canción rigsar con una banda moderna en un lado del escenario y luego pasan al otro para interpretar algún boedra o zhungdra con un grupo de música tradicional. Hay dos grupos de jueces para cada "especialidad".

La calidad de producción del show no pasa de la de un programa colegial, algunos participantes piden partir de nuevo, se olvidan de las palabras o cantan totalmente fuera de tono.

El tiempo de Ugyen Tshomo se acabó mientras ofrecía una interpretación y su micrófono fue apagado. Pero ella siguió cantando y el micrófono volvió a encenderse para ella.

Los jueces, aunque mucho más correctos que aquellos de "American Idol", son brutales para los gentiles estándares de un país que calcula su desarrollo en el cálculo de la Felicidad Nacional Bruta.

Un juez le dijo a una concursante que cantaba como si no tuviese lo suficiente para comer. Otro le dio un consejo al ex monje Tsheten G. Tashi, quien olvidó las letras y cantó el resto fuera de tono: "Cuando dos toros pelean, sólo uno puede ganar".

Tshering Lham cantó un emotivo lamento en un antiguo dialecto tibetano, sobre una princesa que abandonó China para vivir con un rey en el Tíbet. Ambos jurados le dieron un 6 de 10. "Tienes buena voz, pero no estás en tono", le dijo Ugyen Tshering.

Pese a que no existen ratings semanales, el show recibe entre 70.000 y 80.000 votos a través de mensajes de texto, afirma Dorji. Ha vendido miles de cassettes y dvd, inspirados en el propio show que copiaron, y también fue elogiado por el primer ministro en el Parlamento, por restaurar la herencia musical de Bután en decadencia.

"Es el único entretenimiento que tenemos en Bután", dice el adolescente Gyelwa Kuenzom. "Estamos aprendiendo de él, las canciones tradicionales, es muy agradable", añade.

Cerca de 900 monjes en el monasterio de Tsheten Dorji ven el show. "Las letras de algunas canciones entregan sabiduría", dice un monje de 29 años.

"Bhutan Star" es sólo una parte de una estrategia para proteger la cultura local. La cineasta Karma Tshering le dio un giro a otra importación, los concursos de belleza, para revivir el interés en la tradición textil butanesa. Sus candidatas en Miss Bután no usan trajes de baño, sino que vestimentas tradicionales del siglo XVIII prestadas por un museo, mientras responden preguntas sobre cultura, lenguaje y costumbres tradicionales budistas.

Los butaneses poco a poco se han dado cuenta que las canciones pop sólo son populares por uno o dos meses, mientras que las clásicas perduran por generaciones.

Yet Dorji, productor del programa, constantemete lucha en el delicado balance de llevar a la audiencia a sus raíces culturales, sin perder el sentido de la entretención.

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