En el mundo laboral y profesional se piden y se alientan “emprendedores”, se necesitan “innovadores”, pero se nos olvida que la capacidad de innovar provienen de una forma de pensar y de ver el mundo que no surge de la noche a la mañana, ni que todo el mundo posee, o al menos, practica.
Crear, innovar, emprender… son palabras que escuchamos continuamente a nuestro alrededor:
Si hablamos de CREATIVIDAD, ya no es sólo que no encontremos proyectos educativos o formativos dedicados a estimular y potenciar la creatividad, sino lo que es más grave aún, que como dice Sir Ken Robinson: “Las escuelas matan la creatividad”, porque siguen el mismo esquema que se plantearon los creadores de los sistemas educativos allá en el siglo XIX, en plena era de la industrialización.
Ya no estamos en plena era industrial, y nuestros hijos siguen estudiando y aprendiendo de una forma basada en los principios que eran necesarios para aquel entonces
En este marco, el pensamiento lógico o vertical, ha sido el tipo de pensamiento predominante en la educación: el pensamiento que nos permite llegar a una conclusión de validez absoluta a través de una serie de fases donde el procedimiento erróneo queda descartado.
Fue en los años setenta del siglo pasado cuando el psicólogo Edward De Bono comenzó a reivindicar la importancia del pensamiento creativo o lateral en la educación, no de forma excluyente, sino complementaria al pensamiento lógico, ya que ambos son necesarios.
Creatividad, pensamiento divergente, pensamiento lateral, capacidad de resolución de problemas, amplitud y flexibilidad mental…, todos ellos son conceptos que los expertos en educación consideran claves en las habilidades y competencias que deben desarrollar los aprendices del siglo XXI.
Por desgracia, no son prioritarios en nuestro sistema educativo actual, lo que pone de manifiesto la falta de adecuación de los principios básicos que lo fundamentan con los principios básicos que necesita nuestra sociedad presente y futura.
Pensamiento lateral y creatividad
En primer lugar distinguir entre los dos conceptos:
Creatividad: se centra en la descripción de un resultado creativo, que se admira.
Pensamiento lateral: se centra en la descripción de un proceso mental, que se aprende.
Por lo tanto, no son sinónimos: el PL está muy relacionado con los procesos de perspicacia, creatividad e ingenio, pero describe una serie de procesos mentales definidos que optimizan el uso de la información almacenada por el cerebro y reduce las restricciones que este almacenamiento provoca.
Principios del Pensamiento Lateral
1.1. El PL tiene como objetivo el cambio de modelos u ordenaciones de la información que elabora la mente.
2.2. En un sistema de memoria optimizador, una ordenación permanente de la información es siempre inferior a la mejor ordenación posible.
3.3. El PL es a la vez una actitud mental y un método para usar información.
4.4. El PL prescinde de toda forma de enjuiciamiento o de valoración.
5.5. El PL se basa en las características del mecanismo de manipulación de la información de la mente.
La mente maneja la información de forma eficaz a través de sus modelos organizativos de la información; no obstante, éste funcionamiento tiene también algunas limitaciones, principalmente la dificultad para reestructurar sus modelos de ideas en respuesta a nueva información. Estas limitaciones exigen la aplicación de las técnicas del pensamiento lateral para su superación.
¿Para qué sirve el pensamiento lateral?
1.6. Para la creación de nuevas ideas: creatividad.
2.7. Para la resolución de problemas desde diferentes perspectivas: capacidad resolutiva.
3.8. Para intervenir en el proceso de selección de estímulos en el proceso perceptivo: sensibilidad.
4.9. Para la revaloración periódica de cuestiones y conceptos aceptados: actitud crítica.
10. Para la prevención contra actitudes mentales divisorias y polarización de ideas y conocimientos: apertura y flexibilidad mental.
El PL se puede enseñar desde los 7 años, y De Bono considera muy importante reservar un período de tiempo definido y aislado para su enseñanza, para de ese modo reforzar su carácter específico, ya que su función es diferente a la de otros procesos intelectuales.
El aprendizaje del PL durante una hora a la semana desarrolla la actividad creativa en los niños.
Algunas formas de enseñar el pensamiento lateral
1. Explicar a los alumnos las características del pensamiento lógico y del pensamiento lateral, sus diferencias y su complementariedad.
2. Plantear situaciones en el aula donde aprendan a buscar el mayor número de alternativas para una situación dada y potenciar la costumbre de reestructurar modelos.
3. Explorar la capacidad de liberar el pensamiento de supuestos rígidos que limitan su campo de acción.
4. Acostumbrar a los alumnos a suspender el enjuiciamiento y valoración de ideas y a explorar sus posibilidades para conducir a otras ideas. El concepto de “erróneo” se descarta y se cambia por el de “no útil” o “no práctico” en ese momento.
5. Utilizar la capacidad que tiene el dibujo como medio para ejercitar el pensamiento lateral.
6. Enseñar a descomponer una situación o problema en unidades menores que permitan reorganizarla de modo diferente.
7. Utilizar el método de inversión como manera de explorar una situación en un sentido contrario, para de ese modo forzar su reestructuración.
8. Realizar sesiones de fomento de la imaginación creativa, utilizando técnicas como el “brainstorming”.
9. Conocer y enseñar a los alumnos la técnica de la analogía.
Edward De Bono en Pensamiento Lateral: manual de creatividad, plantea series de ejercicios y prácticas para trabajar estos aspectos con los niños.
Nuestro entorno es cambiante, y como dice Guildford:
“Para enfrentar el mundo de hoy, necesitamos más de un comportamiento creativo que de uno inteligente.”
Beatriz Montesinos
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