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Cuando se habla de innovación, lo primero que se nos viene a la mente son nombres de empresas y universidades, como Apple, Google y MIT. Es que en materia de innovación, el foco suele ponerse en empresas e industrias específicas. Sin embargo, poco se sabe de los entornos culturales, normativos y económicos que permiten el surgimiento de ese tipo de industrias. Los gobiernos, cuando se trata de fomentar la innovación, suelen operar a ciegas. Es por eso que hace algunos años se creó el Institute for Large Scale Innovation (ILSI), una ONG cuyo foco es asesorar a países, regiones y sistemas globales, para subirse al carro de la innovación.
John Kao, quien es el presidente de ILSI y autor del celebrado libro Innovation Nation, estuvo por estos días en Santiago, participando activamente de la Cumbre Latinoamericana de la Innovación, organizada por el gobierno de Sebastián Piñera, con motivo del denominado “Año de la innovación” con que su gobierno pretende impulsar la agenda de innovación en el país.
El Definido asistió al foro Imagina Chile: Innovación con Sentido, desarrollado en el Auditorio de Telefónica, en que John Kao fue uno de los oradores principales y con pudimos hablar brevemente.
No todo es "Innovación"
La primera advertencia de Kao, en su charla, fue que la gente habla mucho de innovación, particularmente en círculos empresariales y políticos, pero pocos entienden realmente de qué están hablando. En su opinión, la innovación es creatividad aplicada a un propósito, para crear valor. Esto, porque en su opinión, la innovación considera cuatro etapas:
•Exploración e investigación. Es el trabajo que se hace para generar un avance del conocimiento.
•Idea o llamado. Cuando se encuentra un problema a solucionar o se tiene un chispazo de genialidad.
•Desarrollo o cultivo de la idea. Esta es la etapa de investigación y desarrollo. Es llevar la idea a la realidad, la invención.
•Cosecha, creación de valor. Es cuando finalmente se pone a disposición de un público masivo.
Cuando el invento pasa a tener un impacto real en el mundo.
Así, Kao hace distinciones entre, por ejemplo, la creatividad y el talento. Pocos tienen talento, pero todos podemos ser creativos; lo somos todo el tiempo, en nuestros trabajos y nuestra vida, aunque no nos demos cuenta. Las dos primeras etapas de la innovación están relacionadas con la creatividad.
También distingue entre emprendimiento e innovación; el emprendedor es aquel que lleva adelante el desarrollo y creación de valor de una idea, que puede o no ser innovadora. Es decir, el concepto se hace cargo sólo de las dos últimas etapas del proceso innovador.
Innovación Globalizada
Una segunda observación de Kao, es que la innovación ha dejado de ser patrimonio de un puñado de países desarrollados y se ha extendido por el mundo con inusual velocidad en la era de internet. Según sus cálculos, más de 50 países tienen una agenda de innovación real (es decir, con presupuestos, metas y responsables a cargo de una política nacional) y dan pasos agigantados para competir de tú a tú con los líderes tradicionales, que pierden terreno. Chile, dice, se cuenta entre ellos.
A esta nueva era de la innovación ha ayudado, sin duda, la increíble baja de costos de innovar y emprender, que ha emparejado bastante la cancha para las naciones en desarrollo. Aunque este emparejamiento de condiciones es sólo temporal. Quienes aprovechen primero estas oportunidades, podrán rápidamente despegarse del resto, pues comenzarán un ciclo virtuoso que acelerará sus innovaciones y enriquecimiento, aumentando la brecha con aquellos que se queden detrás. El desafío para Chile, entonces, es no caerse de la ola.
El nuevo paradigma: Innovar con sentido
Si inicialmente la innovación fue de tipo industrial –con el advenimiento de la producción en masa, las economías de escala y la automatización de procesos–, a la que siguió una segunda era de innovación de alta tecnología, con la llegada de internet –gadgets, apps, innovaciones disruptivas, capital de riesgo, cultura del emprendimiento-, lo que definirá la tercera era de la innovación, dice Kao, será la "innovación centrada en el ser humano".
Se refiere a una nueva era en que el conocimiento es global y colaborativo, en que la innovación adquiere un carácter social, para responder a las necesidades humanas y ambientales, en que los gobiernos se ponen realmente al servicio de la gente, en que la educación y la innovación se basarán en los pilares del design thinking (pensamiento de diseño, basado en la empatía con el problema, el análisis racional del mismo y la búsqueda creativa de soluciones) y la integración de disciplinas STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas, por sus siglas en inglés) y en que los emprendimientos se desarrollan bajo el concepto de “lean startup”, empresas livianas, con bajos costos, que incorporan la experimentación, retroalimentación con el cliente, iteración y aprendizaje en su modelo de negocios.
El desafío de Chile
“Chile ya tiene todo lo necesario para ser un país innovador. Chile ya es un polo de innovación”, afirmó en su charla Kao, para sopresa de muchos. Lo que nos falta, en su opinión, es creernos el cuento, empoderar a nuestro creativos y emprendedores. Su consejo es no salir a estudiar casos de innovación en el exterior para luego copiarlos en Chile, sino para crear otros. “Su tarea no es leer el libro, es escribir el libro”, dijo.
Tres preguntas a Kao
Al final de su presentación, nos acercamos al “Sr. Innovación” –como lo ungióThe Economist- y le hicimos tres preguntas:
- ¿Crees que países en vías de desarrollo tienen una cierta ventaja para la innovación, respecto a los países desarrollados, en cuanto a que tienen problemas y necesidades más evidentes?
No creo que haya ningún país que haya resuelto todas sus necesidades. Me es difícil hablar de ventajas o juntar todos los países en desarrollo en un solo grupo, porque cada país es distinto. Lo que sí puedo decir es que las oportunidades para innovación en los países en desarrollo son bastante grandes, porque cuando tienes problemas interesantes para resolver, entonces tienes muchas oportunidades.
- En Chile la mayoría de quienes dicen ser innovadores, provienen del mundo de los negocios y en gran medida se limitan a importar ideas extranjeras. ¿Crees que es un problema que en Chile no se valore la multidisplinaridad y a los profesionales creativos?
Innovación en una sociedad es mucho más que tecnología y procesos corporativos, tiene que ver con la creatividad de todos los individuos en la sociedad y tiene que ver con las industrias creativas y diseño, que van más allá de la definición estrecha de innovación como tecnología, ciencia, e inputs y outputs que son medidos por los economistas. Algunos países son buenos para reconocer eso y otros, como Chile, que tienen mucho potencial en el sector creativo, tienen oportunidades interesantes para crear puentes entre el sector cultural creativo y la agenda innovadora.
- Uno de nuestros columnistas propuso que Chile no es tanto un país innovador en materia tecnológica, como lo es en materia de innovación social. ¿Coincides con ese análisis?
Sin duda, pienso que está pasando mucho en innovación social aquí en Chile. Creo que Chile está en la frontera de ser capaz de unir nuevos tipos de servicios públicos, design thinking y una definición más amplia de innovación. Así que me inclino a concordar con que parte de la oportunidad de Chile es innovar en el área social y ver un valor exportador en eso también.