Antes de Kurt Lewin, la mayoría de expertos en el campo de psicología del comportamiento pensaban que los hábitos y las acciones de una persona eran únicamente un resultado del tipo de persona que era, y no del medio ambiente en el que se encontraba en ese momento.
Hoy día sabemos que los comportamientos de las personas pueden variar considerablemente según el tipo de ambiente en el que los pongamos. Para ello, Lewin creó esta ecuación que le hizo famoso, y que es totalmente aplicable a nuestros hábitos.
De hecho, en esta ecuación puedes encontrar todo lo que necesitas saber para construir buenos hábitos, deshacerte de los malos y seguir avanzando en la vida a nivel de salud, felicidad y construcción de riqueza.
La fórmula viene a decir que las características personales de una persona (P), interactúan con los factores ambientales del grupo (E) y de sus miembros, y la situación provoca una conducta (B).
Dicho de otro modo, en muchos casos, el entorno va a dominar tu vida y tu comportamiento más allá de tu propia personalidad. Un entorno equivocado puede anular o disminuir tu fuerza de voluntad para cualquier cosa que te propongas.
Así mismo, rodearte de personas inteligentes, te hace más inteligente. Rodearte de fumetas, aumenta la probabilidad de que acabes siendo un fumeta.
Si estás comenzando un negocio, rodearte de personas negativas o mediocres, hará que tu empresa cierre o sea mediocre.
No tienes el control de tu vida hasta que no comienzas a controlar tu vida.
Parece obvio, pero no lo es. Para mejorar nosotros mismos, no sólo debemos cambiar nuestra forma de pensar, sino que debemos cambiar nuestro entorno. En el momento que seas el más inteligente de una habitación y sigas únicamente rodeándote de las personas que hay en esa habitación, tu crecimiento se ha acabado.
En el momento que has tocado techo en una empresa, tu carrera laboral, se ha acabado.
Por tanto, para avanzar en la vida, en el trabajo y en la felicidad, la (E) debe cambiarse, aumentarse y mejorar su calidad, pues ello se sumará a la (P) y cambiará nuestra conducta por completo. De ahí viene la importancia de rodearse de personas que siempre nos aporten algo positivo. Personas que sumen, y que nunca nos resten.
Construcción de hábitos: romper los malos y cambiarlos por los buenos.
Cuando se están construyendo hábitos hay que contar con algo llamado "la arquitectura de la elección". Partimos de la base de que los malos hábitos son más fáciles y cómodos que los buenos hábitos.
De hecho, el hábito más sencillo de adquirir es la pereza, pues consiste en no hacer nada.
Es por eso que consiste en dificultar al máximo posible los malos hábitos y facilitar los buenos. Por ejemplo, si estás a dieta y no quieres comer tarta de chocolate, te será más fácil no caer en ese mal hábito si no tienes tarta de chocolate en tu casa.
Del mismo modo, si quieres ser una persona más segura y lanzada, el tener en tu círculo "ambiental" a personas lanzadas, te ayudará a convertirte en aquello de lo que estás rodeado.
Si quieres tener éxito como emprendedor, no te ayudará el hecho de pasar tiempo con personas perezosas o fumetas, mientras que pasar tu tiempo con otros empresarios puede hacer de trampolín al adquirir conocimientos que de otra forma no podrías.
Un ex-drogadicto tiene un 100% de posibilidades de recaer en la droga si se rodea de las mismas personas que le introdujeron en la droga, independientemente de su voluntad, mientras que alejarse de este mundo, y aplicando la fuerza de voluntad, aumenta sus posibilidades de éxito a la hora de abandonar este hábito. Aplicable a cualquier campo.
Tu medio ambiente también lo forman las noticias a las que estás expuesto.
Mucho cuidado con las noticias que consumes, pues aunque no lo creas, el empacho de noticias negativas puede anular tu fuerza de voluntad para darle forma a tus proyectos.
Si tienes pensado abrir un negocio propio, y escuchas que el 80% de ellos están fracasando, podría segar tu fuerza de voluntad. No hay nada de malo en conocer la cifra oficial de fracasos de nuevas empresas, siempre y cuando no te centres únicamente en ella. Esa cifra te debería servir para estar alerta de que hay peligro. Pero ahora, céntrate en cómo lo hizo el otro 20% para tomar nota, y dónde falló el 80% para no fallar de la misma forma.
¿Tenemos mentalidad fija o mentalidad de crecimiento?
Hay una enorme diferencia entre estos tipos de mentalidades que normalmente no nos paramos a analizar.
Cuando usamos una mentalidad fija, aprovechas unas habilidades concretas (fijas) para conseguir un propósito.
Cuando usas la mentalidad de crecimiento, partes de la base de que puedes mejorar, aprender y construir nuevas habilidades sobre esos talentos que ya dispones.
El secreto del éxito no se encuentra en ser un experto, sino en ser un eterno aprendiz. Recuerda eso.
En resumen: Si quieres controlar tu propia personalidad, deberás controlar, y en muchos casos cambiar, el entorno en el que pasas la mayor parte del tiempo. Si no te gusta tu vida, cámbiala. Tú no eres un árbol (Warren buffett).