Tres cerebros, Tres Triadas, Tres misiones

Para comprender en profundidad cómo se construye este sistema caracterológico, es interesante entender cómo se generan las tres
Tríadas y de donde derivan los nueve tipos de personalidades.

Tres Cerebros
La psicología y la medicina moderna dividen el cerebro humano en tres componentes básicos: el cerebro primitivo instintivo o cerebro reptiliano; el sistema límbico o cerebro emocional y el córtex cerebral o parte pensante del cerebro. Una de las vías para entender el Eneagrama, se puede encontrar en las funciones que se le asocian a cada parte del cerebro humano.
La configuración actual de nuestro cerebro muestra la huella de su pasado evolutivo y está formado por tres partes, que de más antigua a más moderna son: el cerebro reptiliano, el cerebro mamífero primitivo o sistema límbico y el cerebro de mamífero moderno o neocórtex. Cada una de estas zonas, gobierna ciertas respuestas de nuestra personalidad que se pueden clasificar como reacciones "instintivas”, “emocionales" o “intelectuales”.
Todos los seres humanos poseemos este cerebro trino y tenemos reacciones instintivas, emocionales e intelectuales, pero pareciera que al configurar nuestra personalidad, hay una de sus partes que usamos predominantemente y esa sería la que gobierna nuestras reacciones más automáticas; obviamente funcionamos en base a las tres partes del cerebro, pero uno de estos comportamientos gobernaría o se adelantaría en reacción a los otros. De esta forma, hay personas que reaccionan desde las vísceras, (reacciones instintivas); otras desde el corazón, (reacciones emocionales); y otras desde la cabeza, (reacciones intelectuales).
Los científicos aún no han logrado ponerse completamente de acuerdo, respecto a si la personalidad se constituye en base al cerebro o el cerebro se constituye en base a la personalidad. Es probable, que sea una combinación de ambas cosas y si bien nacemos con una predisposición a ser de tal o cual manera, y modelamos de forma muy determinante nuestra personalidad en los primeros 7 años de vida, que es cuando las conexiones de nuestro cerebro se están desarrollando, también es cierto que a lo largo de la vida podemos adquirir o descubrir talentos, que no habíamos siquiera pensado tener.
Una forma clara de comprender esto es como personas que han quedado inválidas de alguna parte de su cuerpo, tras mucho esfuerzo, logran compensar esa carencia desarrollando otra parte de su anatomía para equilibrar así su invalidez. Notable es el ejemplo de personas sin manos, que realizan múltiples tareas con sus pies.
Los médicos recomiendan a las personas mayores, aprender nuevas habilidades como tocar un instrumento, aprender un idioma o resolver acertijos para mantener el cerebro joven, pues se ha demostrado que éste nunca pierde la capacidad de crear nuevas conexiones.
Así, podemos observar como la constitución trina del cerebro humano, se puede relacionar con la generación de las 9 personalidades del Eneagrama, sin olvidar que como seres humanos creativos que somos, siempre estaremos creciendo, evolucionando y con ello también modificando nuestro cerebro.
Para comprender mejor lo expuesto, veamos primero cuales son las funciones básicas de las partes de este cerebro trino.

El Cerebro Reptiliano

El cerebro reptiliano controla las funciones básicas corporales, como el ritmo cardíaco y la respiración. Se llama reptiliano pues corresponde al cerebro de los reptiles que poblaron inicialmente el planeta y es en esta parte del cerebro donde se nos despiertan nuestras reacciones más viscerales y arcaicas.
En este cerebro se desarrolla el sentido de la delimitación territorial y la programación rutinaria básica de supervivencia, como son conseguir alimento y refugio.
Estas características suponen que es aquí donde se encuentran el origen de los comportamientos obsesivos y rutinarios, el carácter conservador y poco afín a los cambios.
La curiosidad y exploración del medio no son características que podamos encontrar en esta estructura, es probable que un lagarto no se planteé encontrar una nueva ruta para llegar a determinado lugar, mientras no se le presenten fuertes impedimentos, lo hará siempre de forma automática por el mismo sitio. Es típica de esta conducta la repetición: un reptil no improvisa ni investiga nuevas maneras de llegar desde esta piedra hasta ese árbol, ya una vez aprendido un camino, morirá haciendo una y otra vez el mismo itinerario.
Si un reptil tiene hambre y no hay alimento disponible, no vacilará en alimentarse de sus crías, pues no tiene desarrollada las emociones ni el sentido de manada como los mamíferos que tienen desarrollado su cerebro límbico.

El Cerebro Límbico
Nuestro sistema límbico controla las respuestas emocionales asociadas a nuestro quehacer.
Con la aparición de los mamíferos sobre el planeta, hubo un crecimiento explosivo de algunas regiones del cerebro reptiliano que posibilitaron la formación del segundo cerebro, el límbico, y con él la posibilidad de sentir y expresar emociones.
De un animal que se puede alimentar de sus crías cuando escasea el alimento, evolucionamos a los mamíferos, que fueron desarrollando el sentido de manada y el cuidado de sus crías, incluso si ello entraña peligro en su propia supervivencia.
Con el cerebro límbico también se desarrolló la capacidad de regulación térmica y el metabolismo general; con estas nuevas características las especies consiguieron un mayor nivel de autonomía y consecuentemente un aumento de la capacidad para descubrir y aventurarse sobre terrenos desconocidos, con los riesgos implícitos.
Esta parte del cerebro modula funciones específicas, que le permiten al animal distinguir entre lo agradable y lo desagradable.

El Neocórtex
En el neocórtex residen funciones más complejas, como el razonamiento lógico y la imaginación.
El cerebro superior o racional corresponde al cerebro de los mamíferos superiores, incluyendo a los primates y a los humanos.
Representa la tercera etapa evolutiva del cerebro, su red de células neuronales, altamente compleja, es capaz de producir el lenguaje simbólico, la capacidad de investigar e inventar y el pensamiento abstracto.
Esta parte del cerebro capacita al ser humano para combinar la imaginación (especialmente la capacidad de planear) con la sensación (necesaria para la empatía y para la motivación). Estas capacidades se centran fuertemente en la integración de la racionalidad y de la emocionalidad, logrando la emergencia de actitudes superiores como el altruismo y otros comportamientos nobles.

Tres Tríadas
El Eneagrama en forma similar a estas tres definiciones del cerebro trino, parte su camino distinguiendo tres personalidades básicas, según el área del cerebro que la persona utilizaría con mayor espontaneidad. Cada una de estas personalidades constituye el centro de lo que se llaman Tríadas del instinto, del sentimiento y pensamiento.
El cerebro humano está constituido por los tres cerebros ya descritos, y nuestro quehacer y reaccionar está influenciado por todos ellos, pero pareciera que para manifestarnos en nuestra experiencia de ser, nuestra psiquis escoge uno de ellos como impulsor de nuestra personalidad. Así, existen personas que funcionan motivadas por el cerebro reptiliano, es decir, desde su centro instintivo; otras por el cerebro límbico, es decir, desde su centro emocional, y un tercer grupo por el neocórtex cerebral, es decir, desde su centro intelectual.
Según el área del cerebro que utilicemos como timón de nuestra personalidad, podemos distinguir tres personalidad básicas simbolizadas en los tres vértices del triángulo central del Eneagrama que contiene los Eneatipos 3, 9 y 6, estas personalidades primarias o básicas generan por combinación con los otros vértices del triangulo el resto de las personalidades del Eneagrama y representan los tres centros de las tres Tríadas, descritos a continuación:

Tríada del Instinto
Corresponde a personas de carácter visceral, que reaccionan instintivamente desde su cerebro reptiliano. La pasión o impulso básico de reacción de estas personas es la Ira. En el centro de esta Tríada tenemos al Eneatipo 9 y a sus costados los Eneatipos 8 y 1. Lo instintos más básicos de supervivencia se relacionan con el hacer. Estas personalidades suelen estar focalizadas en el presente, que es donde los instintos nos dicen qué hacer para conseguir la supervivencia.
Las personas que reaccionan fundamentalmente desde su cerebro reptiliano, lo hacen impulsadas por la Ira, entendida como la respuesta visceral natural ante la amenaza que afecta la supervivencia, la defensa territorial o de grupo. Nuestro cerebro nos pone alerta tanto física como emocional y mentalmente para defendernos ante una amenaza, despertando dentro de nosotros el sentimiento de ira, la cual nos puede invitar a la defensa (contraataque) o huida como mecanismo de supervivencia. Al ir el ser humano dominando la naturaleza y disminuyendo de esta forma la urgencia de la supervivencia, el origen de estas amenazas se descontextualiza, de esta forma la Ira comienza principalmente a manifestarse como reacción de otro tipo de amenazas más subjetivas, mentales e imaginadas, pero no por ello de menos intensas.
De esta forma, si nos sentimos amenazados cuando, por ejemplo, alguien piensa diferente a nosotros, entonces nuestro sistema fisiológico puede llegar a reaccionar de igual forma que lo hacían en la prehistoria nuestros antepasados, ante la amenaza de un oso en la entrada de su cueva. Nuestro organismo reacciona ante alguien que piensa diferente de nosotros secretando adrenalina y otras sustancias, que literalmente nos envenenan y nos obligan a defendernos o contraatacar, como si en ello se nos fuese la vida.
La ira en sí misma no es ni buena ni mala, es simplemente la reacción natural ante una amenaza, lo que hagamos con esa ira es lo que en realidad consideraremos como deseable o indeseable, para el modelo de conducta que hayamos definido como aceptable para nosotros.
Los reptilianos son personas poco afines al cambio, prefieren el terreno seguro y conocido, poco amantes de la aventura, se acomodan a la rutina.
La Tríada del instinto está formada por los tipos ocho, nueve y uno. La pasión básica es la IRA. Intentan usar su voluntad para influir en el mundo. Temen ser dominados o explotados. Se vuelcan a la acción y se orientan al presente.
La Ira puede seguir tres direcciones:
- Hacia afuera, en el caso del ocho, ellos expresan su ira.
- Hacia adentro, en el caso del uno, ellos reprimen su ira.
- Hacia adentro y hacia afuera, en el caso del nueve, ellos niegan su ira y la expresan mediante la acción evasiva.

Tríada del Sentimiento
Corresponde a personas de carácter emocional que reaccionan desde el sentimiento, que corresponde al cerebro límbico y cuya pasión o impulso básico es la imagen propia, entendiendo por imagen la construcción emocional que hacemos de nuestra personalidad, con el fin de sentirnos dignos de ser amados. En el centro de esta Tríada tenemos al Eneatipo 3 y a sus costados los Eneatipos 2 y 4. Estas personalidades están impulsadas por el sentir emotivo, y suelen estar más en el pasado que en el presente, que es donde evalúan el resultado de sus esfuerzos por ser amados.
Detrás de su falsa imagen propia construida para los demás, ocultan mucha vergüenza. Ellos han perdido el contacto con su verdadera naturaleza emocional, no se sienten amados ni dignos de ser amados. Creen que tienen que hacerse valer para que los quieran, por lo que dependen del apoyo y la aprobación de los demás.
Más afines al cambio que las personas cuyo Eneatipo pertenece a la Tríada del instinto, los Eneatipos que pertenecen a la Tríada de las emociones basan sus acciones y pensamientos en sus sentimientos, le dan mucha importancia a las relaciones y buscan desesperadamente sentirse amados.
La vergüenza es un sentimiento de falta de valía y pueden solucionarla de tres formas:
- Hacia afuera: en el caso del Eneatipo dos, que busca el amor de los demás prodigando atenciones.
- Hacia adentro: en el caso del Eneatipo cuatro, que se repliega a su mundo interior, intentando reafirmar su valía a través de sentirse único y especial.
- Hacia adentro y hacia afuera: en el caso del Eneatipo tres, que busca su valor interior mediante logros externos.

Tríada del Pensamiento
Corresponde a personas de carácter intelectual que reaccionan desde el pensamiento, que corresponde al cerebro neocórtex y cuya pasión o impulso básico es el miedo, entendido por miedo como el temor a no contar con los recursos necesarios para enfrentar la existencia. En el centro de esta Tríada tenemos al Eneatipo 6 y a sus costados los Eneatipos 5 y 7. Estas personalidades están impulsadas por el pensar y suelen estar más en el futuro que en el presente, anticipando nuevos y posibles escenarios.
La forma en que manejan su miedo puede tener tres direcciones:
- Hacia afuera, en el caso del siete, en apariencia valientes aventureros parecen no tenerle miedo a nada, pero en realidad le temen a su vacio interior.
- Hacia adentro, en el caso del cinco, tienen mucho miedo del mundo exterior, por lo que se retiran y se aíslan del mundo.
- Hacia adentro y hacia afuera: en el caso del seis, ellos le tiene miedo al miedo. Para encontrar seguridad interior, necesitan de un mundo externo que le de las pautas o las normas a seguir.
Como ya vimos el Eneagrama está formado por un triángulo (3- 6-
9-3) y por una estrella (1-4-2-8-5-7-1) cuyos vértices son generados por las personalidades del triángulo central al inclinarse hacia su vértice vecino en el mismo triángulo. Los Eneatipos del triángulo forman las llamadas personalidades primarias y la estrella las secundarias, pues son derivadas de las otras. Cada vértice del triángulo es el centro de una tríada, formando así tres tríadas.



8 Yo hago,pienso y siento
7 Yo pienso,hago y siento poco
6 Yo pienso
5 Yo pienso siento y hago
4 Yo siento, pienso
3 Yo siento
2 Yo siento, hago y pienso
1 Yo hago, siento y pienso
9 Yo hago
 

Eneagrama

El Eneatipo 9, basado en el Yo Hago, genera hacia la derecha al inclinarse hacia el número 3, la personalidad 1 basada principalmente en el Hacer y secundariamente en el Sentir, negando el Pensar.

El Eneatipo 9, basado en el Yo Hago, genera hacia la izquierda al inclinarse hacia el número 6 la personalidad 8 basada principalmente en el Hacer y secundariamente en el Pensar, negando el Sentir.

El Eneatipo 3, basado en el Yo Siento, genera hacia su derecha al inclinarse hacia el número 9, la personalidad 2 basada principalmente en el Sentir y secundariamente en el Hacer, negando el Pensar.

El Eneatipo 3, basado en el Yo Siento, genera hacia su izquierda al inclinarse hacia el número 6, la personalidad 4 basada principalmente en el Sentir, secundariamente en el Pensar, negando el Hacer.

El Eneatipo 6, basado en el Yo Pienso, genera hacia su derecha al inclinarse hacia el número 3, la personalidad 5 basada principalmente en el Pensar, secundariamente en el Sentir y negando el Hacer.

El Eneatipo 6, basado en el Yo Pienso, genera hacia su izquierda al inclinarse hacia el número 9, la personalidad 7 basada principalmente en el Pensar, secundariamente en Hacer, negando el Sentir. Comprendiendo el diagrama anterior, es fácil entender las principales características de cada Eneatipo, pues según el centro al que pertenecen, al que se inclinan y el que niegan se pueden determinar las características principales de un Eneatipo.
Revisemos uno por uno, cómo es que se pueden deducir las características propias de cada número a partir de este diagrama.

Eneatipo 8: Yo Hago y Pienso, pero Siento poco, pertenecientes a la Tríada del instinto, inclinadas hacia el centro del pensamiento, niegan el centro de las emociones. Las personas que pertenecen a este Eneatipo, son personas que actúan según su mente le señala, pero suelen estar desconectadas de sus sentimientos.

Eneatipo 9: Yo Hago, pero Pienso y Siento poco, centro de la
Tríada del instinto, las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas que primero actúan. Sus acciones y reacciones suelen estar desconectadas de sus pensamientos y sentimientos.

Eneatipo 1: Yo Hago y Siento, pero Pienso poco , pertenecientes a la Tríada del instinto, inclinadas hacia el centro del sentimiento, niegan el centro del pensamiento. Las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas que valorizan emocionalmente sus acciones y reacciones, pero suelen estar desconectadas de sus pensamientos.

Eneatipo 2: Yo Siento y Hago, pero Pienso poco, pertenecientes a la Tríada del sentimiento, inclinadas hacia el centro del instinto, niegan el centro del pensamiento. Las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas que actúan según les dictan sus sentimientos, pero suelen estar desconectadas de sus pensamientos.

Eneatipo 3: Yo Siento, pero Hago y Pienso poco, centro de la
Tríada del sentimiento, las personas que pertenecen a este
Eneatipo son personas que siguen sus emociones, las cuales gobiernan su hacer y pensar.

Eneatipo 4: Yo Siento y Pienso, pero Hago poco, pertenecientes a la Tríada del sentimiento, inclinadas hacia el centro del pensamiento, niegan el centro del instinto. Las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas que sienten y piensan mucho, pero les cuesta llevar al plano concreto sus emociones.

Eneatipo 5: Yo Pienso y Siento, pero Hago poco, pertenecientes a la Tríada del pensamiento, inclinadas hacia el centro del sentimiento, niegan el centro del instinto. Las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas muy mentales y emotivas, pero les cuesta llegar al plano concreto sus pensamientos.

Eneatipo 6: Yo Pienso, pero Hago y Siento poco, centro de la
Tríada del pensamiento, las personas que pertenecen a este
Eneatipo son personas muy mentales, sus pensamientos gobiernan su hacer y sentir.

Eneatipo 7: Yo Pienso y Hago, pero Siento poco, pertenecientes a la Tríada del pensamiento, inclinadas hacia el centro del instinto, niegan el centro del sentimiento. Las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas muy mentales y activas, pero les cuesta conectarse con sus emociones.

Tres Componentes de la Energía Divina:
Misión Álmica de cada tríada.
Varias tradiciones espirituales y religiosas reconocen tres componentes en la energía divina. En la religión católica, la Santísima Trinidad es un claro ejemplo de este carácter trino:
Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas manifestadas, pero un solo Dios. En la mitología griega, tres son los dioses que dominan la tierra y los hombres: Zeus, Poseidón y Hades. En la tradición hindú Brahma, Vishnu y Shiva son los dioses que gobiernan el mundo.
También para algunas corrientes espirituales no tradicionales, la presencia divina en nuestro ser se representa como una llama trina o llama triple, que se encuentra ubicada en el cuarto chackra, llamado Anahata o centro cardíaco, situado en el centro de nuestro corazón. Es la llama de Cristo dentro del ser humano: el punto de conexión entre el ser divino y el ser terrenal que todos somos, también llamado el centro de la divina presencia del Yo Soy.
Esta llama trina está formada por tres llamas de color rosado, amarillo oro y azul, cada una de las cuales representa las cualidades de Amor, Sabiduría y Poder que todo ser humano necesita manifestar y desarrollar para alcanzar la plenitud en esta vida.
La llama de color rosado, representa el Amor que todos venimos a experimentar y a expresar, tanto a nosotros mismos, como hacia los demás, hacia nuestras creaciones y hacia la existencia en general. Es el yo amo.
La llama de color amarillo oro, representa la Sabiduría que todo ser humano viene a adquirir en esta vida, cognición que contempla no sólo el conocimiento intelectual y científico, sino también la sabiduría de vida que nos permite fluir con la existencia, sin oponer resistencia a las experiencias que se nos presentan, en la certeza de que si están ocurriendo es perfecto que así sea, y en la claridad de comprender que el cúmulo de experiencias que hemos tenido en esta vida nos permiten comprendernos, comprender al otro y comprender el mundo y las leyes que lo rigen. Es el yo pienso.
La llama de color azul, representa el Poder que venimos a desarrollar entendido como la capacidad no sólo de subsistir en el mundo, sino de conseguir manifestar aquello que nos proponemos en la vida. Es la expresión del yo puedo.
Estas tres energías impregnan todo nuestro quehacer y podemos decir que son las tres grandes lecciones que aprenderemos a lo largo de nuestra vida. Sólo una vez que las integremos y las equilibremos, comenzaremos a sentirnos a gusto con nosotros mismos, con los demás y con el mundo en general.
El joven que escoge qué carrera estudiar ha de considerar estos tres aspectos al momento de tomar su decisión: ¿Esta profesión es realmente mi vocación, es aquello que amo hacer?, ¿Cuento con los conocimientos y aptitudes necesarias para poder ingresar?, ¿Una vez que me reciba, podré vivir de acuerdo al nivel económico que ansío?
Elegir una profesión, sólo inspirados por nuestra vocación o por ansías de status o de coleccionar conocimientos poco valorizados, nos terminarán llenando de frustración; así equilibrar vocación
(amor), conocimientos (sabiduría) y posibilidades laborales (poder) al momento de tomar cualquier decisión, será la forma más adecuada para sentirnos satisfechos con nuestra elección.
Todos estamos aprendiendo continuamente a equilibrar estas tres energías: Cuando realizamos cualquier proyecto en nuestras vidas, sea este formar una familia, realizar un viaje o simplemente ir al cine.
Si miramos a nuestro alrededor, nos podemos dar cuenta que hay personas que parecen manejarse mejor con uno o dos de los componentes de la energía divina y en cambio en la otra siempre se les presentan situaciones complicadas. Hombres exitosos profesionalmente hablando, con muchos estudios y éxito monetario que nunca llegan a construir una relación emocional estable. Personas con muchos conocimientos y amor por lo que hacen, pero que, sin embargo, nunca llegan a tener un trabajo bien remunerado. Hay también algunas personas gentiles y amorosas, trabajadores esforzados, pero que nunca consiguieron terminar sus estudios.
Algunos estamos continuamente aprendiendo desafíos emocionales y a relacionarnos con los demás; a otros la vida parece siempre ponerle dificultades laborales; otros no consiguen descubrir su vocación, y otros salen de una mala decisión económica para caer en otra. En ocasiones, nos cuesta entender las dificultades del otro, pues son temas que nosotros tenemos superados y no comprendemos que la otra persona no vea la solución a sus problemas. La mayor parte de las veces somos tremendamente creativos a la hora de solucionar los conflictos de los demás, pero nos quedamos atrapados en los nuestros.
Cada Tríada se puede relacionar con un componente de la energía divina:
La Tríada del Instinto con la Energía del Rayo Azul,
Poder.
La Tríada de las Emociones con la Energía del Rayo
Rosado, Amor.
La Tríada del Pensamiento con la Energía del Rayo
Amarillo, Sabiduría.
Cada ser humano parece estar llamado a desarrollar una Misión Álmica, la cual está relacionada también con un proceso de aprendizaje de una lección de vida. Cuando aprendemos esa lección, conseguimos manifestar nuestra Misión Álmica y nuestra vida parece entonces tomar sentido. Por el contrario, cuando desconocemos o negamos nuestra Misión Álmica percibimos el mundo como un lugar hostil y en vez de fluir con la existencia, continuamente nos sentimos en fricción y atrapados.
Los Eneatipos 8, 9 y 1 vienen a manifestar el componente de la
Energía Divina del Poder, el cual tendrán que aprender a expresar, integrándole los componentes de Amor y Sabiduría.
El Eneatipo 8 tiene la Misión Álmica de transformar el mundo en un lugar más justo, aprendiendo él a ser justo.
Tiene el poder y la fuerza para hacerlo, pero necesita integrar a sus acciones Amor y Sabiduría para que se manifieste en un cambio positivo.
El Eneatipo 9 tiene la Misión Álmica de transformar el mundo en un lugar más armonioso, empezando por hacer de su mundo interior un lugar más apacible. Tiene todo el poder y fuerza para hacerlo, pero necesita integrar a sus acciones Amor y Sabiduría para conseguirlo.
El Eneatipo 1 tiene la Misión Álmica de transformar el mundo en un mejor lugar. Tiene el poder para hacerlo, pero necesita integrar a sus acciones Sabiduría y Amor para lograrlo.
Los Eneatipos 2, 3 y 4 vienen a manifestar el componente de la
Energía Divina del Amor, el cual tendrán que aprender a expresar integrándole los componentes de Poder y Sabiduría.
El Eneatipo 2 tiene la Misión Álmica de amar a los demás de manera incondicional y desinteresada. Tiene todos los sentimientos para hacerlo, pero tendrá que aprender a expresarlo integrando los componentes de Sabiduría y
Poder.
El Eneatipo 3 tiene la Misión Álmica de aprender a amarse a si mismo tal como es, para ello tendrá que aprender a integrar al Amor los componentes de
Sabiduría y Poder.
El Eneatipo 4 tiene la Misión Álmica de aprender a amar la existencia de manera incondicional. Para poder hacerlo tendrá que integrar los componentes de Poder y Sabiduría.
Los Eneatipos 5, 6 y 7 vienen a manifestar el componente de la
Energía Divina de la Sabiduría, el cual aprenderán a expresar si le integran los componentes de Amor y Poder.
El Eneatipo 5 tiene la Misión Álmica de conocer el mundo y los fenómenos que lo explican. Tiene toda la inteligencia para hacerlo, pero tendrá que aprender a integrar Poder y Amor.
El Eneatipo 6 tiene la Misión Álmica de reconocer en sí mismo sus capacidades. Tiene toda la sabiduría para hacerlo, pero tendrá que aprender a integrar los componentes de Amor y Poder.
El Eneatipo 7 tiene la Misión Álmica de hacer del mundo un lugar más alegre. Tiene toda la sabiduría para hacerlo, pero tendrá que aprender a integrar los componentes de Amor y Poder.
El Eneatipo 1 tiene todo el poder para hacer las cosas bien y hacer del mundo un mejor lugar, pero le falta la sabiduría para comprender que la perfección que busca no existe, y el amor para ver la perfección en el otro.
El Eneatipo 2 tiene todo el amor para ayudar a los demás, pero le falta sabiduría para reconocer sus propias necesidades, y poder para aprender a decir que no, cuando no desea hacer algo.
El Eneatipo 3 tiene tanto amor hacia sí mismo que siente que es capaz de triunfar en todo lo que se propone, pero le falta sabiduría para poder reconocer sus limitaciones, discernimiento para saber cuándo no es necesario competir, y poder para conseguir lo que desea sin usar triquiñuelas.
El Eneatipo 4 tiene amor por la belleza de la vida, pero le falta poder para llevar su creatividad al mundo práctico, y sabiduría para encontrar las respuestas que tanto busca en su interior.
El Eneatipo 5 tiene toda la sabiduría del mundo, pero le falta poder para contribuir concretamente con todos sus conocimientos, y amor por el otro para aprender a compartir lo que sabe.
El Eneatipo 6 tiene todo el conocimiento del marco en que se dsenvuelve, conoce todas las reglas y valores sociales, pero le falta poder para buscar su propia verdad, y amor por los demás, para aceptar que puedan tener su propia verdad.
El Eneatipo 7 conoce todas las formas de pasarlo bien en este mundo, pero le falta poder para detenerse y profundizar, y amor por lo que emprende para no abandonar todo lo que inicia.
El Eneatipo 8 tiene todo el poder y fuerza para cambiar su entorno, pero le falta sabiduría para distinguir qué puede ser cambiado y que no, y amor por los demás, para reconocer que su ímpetu puede ser avasallador.
El Eneatipo 9 tiene poder para mantener la armonía, pero le falta sabiduría para aprender a reconocer sus conflictos internos, y amor por sí mismo para aprender a poner límites.



Eneatipo 1
El tipo racional, idealista, de sólidos principios, determinado, controlado, controlador, perfeccionista, el maestro, el cruzado, el moralista, el organizador, el reformador.

TEST CARÁCTER BÁSICO Nº1 SI NO
1. Las manifestaciones de ira me parecen poco afortunadas, si bien de tanto en tanto no puedo controlarme.
2. Usualmente me molesta que las cosas no resulten como yo creo que debieran resultar.
3. Con frecuencia me enfado conmigo mismo por saber que puedo hacer las cosas mejor de cómo las hago.
4. Un pequeño error puede nublar la satisfacción que el trabajo en su conjunto me podría dar.
5. ¿Por qué hacer las cosas sólo bien, si las puedo hacer perfectas?
6. Normalmente, me cuesta encontrar tiempo para relajarme y pocas veces tengo espacio para la diversión y la alegría.
7. Me comporto de forma autocrítica y suelo también criticar a los demás.
8. Pienso y evalúo mucho mis decisiones, sobre todo si implican cambios en mi vida.
9. La honradez para mi es una virtud esencial.
10. No me gusta enojarme, pero en ocasiones no puedo evitar que la falta de rigor de los demás me enfurezca.
11. Actuar de forma correcta es básico en mi vida cotidiana.
12. A menudo siento que la labor por realizar es mayor que el tiempo que tengo para llevarla a cabo.
13. Empleo mi tiempo con toda la responsabilidad y dedicación que puedo.
14. Tener las cosas bajo control me tranquiliza.
15. Para mi es fácil ser y comportarme como una persona escrupulosa en el detalle.
16. Me son afines las causas que promueven la justicia, moralidad y ética.
17. Tengo una escala de valores claras y precisas, no suelo confundirme con lo que es correcto e incorrecto.
18. Generalmente, me siento arrastrado a buscar el perfeccionamiento propio y ajeno en todo lo que llevo a cabo.
19. Tengo la creencia de que debo hacer bien las cosas para que los demás me aprueben.
20. Me frustra que los demás no comprendan lo que les digo, si así fuera sus vidas marcharían mucho mejor.
Nota: Para contestar este cuestionario marca SI, si estás absolutamente de acuerdo con la afirmación y NO si estás algo de acuerdo o en desacuerdo con la afirmación. Si marcaste 15 o más casillas bajo el SI, entonces es bastante probable que tu Eneatipo sea el número 1.

Eneatipo 1
Características Principales:
Su Razón: Yo Hago y Siento, pero Pienso poco.
Área del Cerebro Mayor Acción: Reptiliano.
Componente de la Energía Divina: Poder.
Arquetipo fijado: El Padre.
Pecado: Ira.
Pasión: Que todo sea perfecto.
Miedo Básico: A ser malo o imperfecto.
Deseo Básico: Hacerlo bien.
Virtud: La excelencia.
Línea del Tiempo: Orientados al presente.
Su Lema: “No me equivoco, luego existo”
Frase Típica: ¡El mundo sería mejor si los que me rodean escuchasen lo que digo!

Descripción: es el tipo que le gusta hacer las cosas bien, controlador y de sólidos principios. Son autoritarios, consideran que nadie puede hacer las cosas tan bien como ellos mismos.
Desean que todo salga perfecto, tienden a ser criticones y a desmerecer lo logrado y subrayar las equivocaciones. Tienen poca tolerancia a los errores propios y de los demás. En su mejor aspecto, los uno nos enseñan el valor de la excelencia y nos invitan a dar lo mejor de nosotros mismos.
Las personas de este Eneatipo suelen encarnar los valores que se esperan de los políticos de vocación o de los ejecutivos de empresas muy tradicionales. Individuos rectos, con sólidos principios, capaces no sólo de seguir sus ideales, sino también de controlar que estos se cumplan. Esto no significa que todas las personas de este número sigan una carrera política o ejecutiva, podemos encontrar Eneatipos 1 en todos los ámbitos de la sociedad, pero sea una dueña de casa, un deportista o un vendedor, la rigurosidad, perfeccionismo y sobre control con que realizan sus labores los delatará.
Yo Hago y Siento, pero Pienso poco, las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas que dan mucha importancia a la forma en que hacen las cosas, pues a partir de ellas afirman su imagen propia, es decir, su valor personal o el amor que sienten por sí mismos. Como son personas que piensan poco, no suelen replantearse sus convicciones y suelen ser rígidos y poco tolerantes al cambio, pues ello implica una incertidumbre que no están dispuestos a enfrentar.
Como están regidos por el área del cerebro reptiliano, Tríada del instinto, entonces suelen ser personas que reaccionan desde las vísceras, más bien rígidas, rutinarias, conservadores, con poca curiosidad por ideas nuevas, poco improvisadores, poco afines al cambio. Su compulsión es la ira, pero al contrario que sus vecinos de Tríada, que la niegan en el caso de los 9, y la manifiestan en el caso de los 8, los 1 la reprimen, pues la consideran contraria a su modelo de perfección.
El componente de la energía divina que vienen a manifestar es el poder, que está relacionado con el hacer orientado hacia la supervivencia. Es por ello que los miembros de la Tríada superior del Eneagrama dan mucho valor a su quehacer diario y en el caso del Eneatipo 1 además es vitalmente importante que las cosas se hagan, no sólo bien, sino que perfectas. Como estas personas son para los demás una verdadera inspiración de excelencia, tienen la capacidad de cambiar su entorno, ayudando a otros a encontrar dentro de sí mismos, la fuerza que les falta para hacerse cargo de sus vidas y convertir el mundo en un mejor lugar para vivir.
Las personas de este Eneatipo se hicieron padres de sí mismos desde muy temprana edad, desde entonces andan por la vida, atrapadas en este arquetipo. Este padre interno se manifiesta no sólo en su relación consigo mismos, sino también en sus relaciones de pareja, filiales, laborales, de amistad e incluso parentales. La forma en que este arquetipo se manifiesta puede ser la de un padre cariñoso, protector y formador, pero también la de un padre severo, sobre exigente y poco amoroso si no cumplen sus exigencias; pudiendo incluso, en su peor aspecto, llegar a ser un padre castigador, iracundo, intolerante con las limitaciones del otro e incluso cruelmente descalificador.
El pecado capital de este Eneatipo es la Ira, que es además la compulsión de esta Tríada y en el caso de los 1, se trata de ira reprimida, la cual acumulan y terminan por liberar explotando fuera de contexto cual un volcán en erupción, generalmente, en sus círculos más íntimos, quedando luego sumidos en la vergüenza y culpa.
La pasión de este Eneatipo es que todo sea perfecto: ellos, los demás, el mundo, su hogar, su pareja, sus hijos, su trabajo, la ciudad. En ocasiones pierden las proporciones y gastan igual energía en los asuntos relevantes como en otros de poca importancia.
Como la perfección es un espejismo imposible de alcanzar, el miedo que tiene este Eneatipo es a ser malo o imperfecto (pues teme perder así su valor y el aprecio de los demás). Cuando este miedo es llevado al extremo, terminan por descalificar y agredir a quienes aman poniéndole estándares tan altos que nunca son debidamente alcanzados, transformando su deseo básico de hacer las cosas bien, en un perfeccionismo cruel y criticón.
Por el contrario cuando ellos viven sanamente su pasión, ella es llevada hacia la virtud y se transforma en excelencia. Los 1 parecen invitarnos a dar lo mejor de nosotros mismos, a aprender a no conformarnos con menos cuando podemos dar más, estimulándonos a disfrutar de hacer de este mundo un mejor lugar para vivir.
Orientados hacia el presente al igual que sus vecinos de Tríada, los miembros de este Eneatipo se enfocan en su quehacer y no gastan energías en imaginar posibles escenarios ni en lamentaciones por lo que no ocurrió, tampoco suelen evaluar el impacto que sus actos tiene en los sentimientos de los que los rodean, pues están convencidos que tienen la razón.
Su lema es: No me equivoco, luego existo y su frase típica ¡El mundo sería mejor si los que me rodean escuchasen lo que digo!

Pauta Infantil del Eneatipo 1.
En su infancia fueron los típicos niños buenos, no les bastaba con sólo ser niños, debían ser mucho más que eso. Desarrollaron la responsabilidad y la seriedad a una edad muy temprana, comprendieron que sus padres esperaban mucho de ellos y decidieron cumplir sus expectativas a cabalidad.
Por diversos motivos, experimentaron una desconexión de la figura paterna, podría ser del padre biológico o su figura sustituta, por lo cual asumieron que debían ser padres de sí mismos.
Aprendieron a auto vigilarse y exigirse, llegando a considerar al resto como algo más perezosos, menos responsables, más descuidados y quizás, más inmaduros que ellos mismos.

En su variante sana.
Las personas de este Eneatipo disfrutan de su capacidad de hacer las cosas bien, comprenden que esta necesidad no tiene que ver con la situación en sí, ni con los demás, simplemente obedece a un aspecto de su personalidad, firmemente arraigado desde su infancia.
Si se llegan a equivocar, no pierden la perspectiva, y sin desmerecer el esfuerzo por lo conseguido, no permiten que una pequeña nube en el cielo los desaliente; por el contrario se sienten estimulados a volver a empezar aún con mayor ímpetu.
Las personas de este Eneatipo nos hacen un llamado a entregar lo mejor de nosotros mismos, a manifestar la excelencia en nuestro que hacer por cotidiano que éste sea. Comprenden que no todos somos iguales y saben muy bien qué esperar de quién, por lo cual no son sobre exigentes ni pretenden que todos hagan las cosas como ellos las harían. Saben reconocer las cualidades de cada persona, invitándolas y ayudándolas a conectarse con sus talentos personales y de esta forma los impulsan a sentirse útiles y plenos.
Reconocen que los demás hacen su mejor esfuerzo, aunque no cumplan sus exigencias y están siempre dispuestos a ayudar y ofrecerse para organizar cosas en beneficio de todos, pero sin llegar a ser avasalladores.
Estas personas son un verdadero ejemplo de lo que predican, poseen una escala de valores clara y viven en consecuencia a ella, transformándose en un inspirador ejemplo de consecuencia, virtud tan escasa en la actualidad.
Son capaces de expresar su enojo con moderación y en relación a la situación en conflicto, sin salirse de sus casillas, ni tener reacciones desproporcionadas y descontextualizadas.
Cuando se permiten expandirse en sus virtudes se vuelven extraordinariamente sabios y juiciosos. Al aceptar las cosas como son, adquieren un sentido increíble de la realidad y saben qué hacer en cada situación.

En su variante menos sana.
Los tipos 1 menos sanos, transforman su virtud en su obsesión, viven angustiados y estresados intentando no equivocarse.
Apuntan su dedo acusador hacia los demás a quienes consideran llenos de limitaciones, pocos escrupulosos y desorganizados.
Como sienten que los demás jamás harán las cosas tan bien como ellos mismos, les cuesta delegar y tienden a llenarse de obligaciones que luego los harán sentirse irritables, criticones, malhumorados y agobiados, lo cual reforzará su molestia por las supuestas incapacidades de los demás.
Creen tener la razón en todo y ser sabedores de la única forma posible de hacer bien las cosas y andan por la vida explicándole a los demás cómo deben ser y actuar, expresándose en un tono paternal con tintes de severidad.
Van acumulando ira, pero no se permiten expresarla, pues hacerlo atentaría contra la imagen de perfección que tanto se esfuerzan por proyectar. Pero llega un momento en que terminan explotando de manera iracunda, a veces en los momentos menos adecuados y por razones no relacionadas con la causa original de su molestia, quedando luego sumidos en la vergüenza y con la sensación de haber fallado. Se rigidizan en su escala de valores, creyendo que saben cuál es la única forma en que se puede enfrentar la vida, entonces se vuelven muy enjuiciadores, pedantes y quieren imponerle a los demás su propios valores como si fuesen la medida de todas las cosas.
Piensan que el cariño de los otros dependerá de su esfuerzo por ser mejores, olvidan que el verdadero amor es compasivo y tolerante.
Les cuesta mucho tomar decisiones respecto del futuro, porque quieren revisar cada detalle del pasado para no equivocarse y prefieren apegarse a la rutina y a lo conocido.

Alas y líneas de integración y desintegración.
El Eneatipo 1 tiene las alas 2 y 9. Cuando se inclina al lado más sano del 2, se orienta hacia los demás abandonando su idealismo puro y le dan a su quehacer un sentido más altruista. Sin embargo, si se inclina al lado menos sano del 2 entonces procuran imponerle a los demás sus ideales y se sienten traicionados por quienes no los comparten. Cuando se vuelca al lado más sano del 9 se vuelven más armoniosos, aprenden a vivir su necesidad de hacer las cosas bien sin ser impositivos. Sin embargo, si se tornan al lado menos sano del 9, entonces se aíslan resentidos porque los demás no comprenden como debieran ser.

El Eneatipo 1 se integra hacia el número 7, olvidando por un momento su auto exigencia, disfrutando de la vida, ampliando sus horizontes y saliendo a divertirse. Cuando se desintegra hacia el 4, se vuelven emotivos y victimas, comenzando a creer que los demás no hacen las cosas como deberían sólo por contradecirlos y contrariarlos.

Misión Álmica del Eneatipo 1.
Las personas de este Eneatipo sienten una voz en su interior que les dice:
Yo puedo cambiar el mundo y hacer de él un lugar mejor para vivir.
Con este objetivo aspiran a hacer las cosas lo más perfectas posibles.

Cuando se alinea con su Misión Álmica.
Persona alegre, tolerante, serena, paciente y consecuente. Sabe distinguir lo esencial y lo importante de lo secundario e irrelevante.
Tiene la sabiduría de reconocer lo que se puede cambiar de lo que no. Tiene esperanzas por un mundo mejor y actúa en consecuencia. Confía en sí mismo y respeta a los demás sin exigirles lo que no pueden dar, cualidad que nace del propio respeto que se tienen a sí mismos

Cuando se desalinea con su Misión Álmica.
Malhumorado y descontento, se pasea por la vida criticando y sobre exigiéndose y exigiendo a los demás. El mundo es un lugar imperfecto y él se ha propuesto reformarlo.
Sus ideas son la única verdad admisible y quienes la comprendan son los únicos dignos de su respeto. Como se descompensa cuando las cosas no son como las ha planificado, el control es su espada para impedir que el mundo se escape de su centro.

Guía para permitir que la Misión Álmica se manifieste.
Estás llamado a ser un ejemplo a seguir, reconoce que ese talento te fue dado y permite que se manifieste, no necesitas ser perfecto sólo necesitas ser quien eres. Disfruta tu capacidad para hacer las cosas bien, no desmerezcas todo el trabajo realizado por un pequeño error o porque algún detalle no resultó perfecto.
Tu desafío es aprender a aceptar sin juzgar. Si el ser humano es como es, puedes quejarte al fabricante o aprender a progresar con lo que tienes. Mediante la aceptación de ti mismo y de los otros, alcanzarás la sabiduría que abre las puertas interiores y exteriores, permitiéndote ser y dejar ser a los otros.
En tu naturaleza está el regalo de poder cambiar el mundo, para poder ejercerlo, comienza por cambiarte a ti mismo, recuerda que ésta es la forma más rápida de conseguir un cambio en tu entorno.
Todos tenemos talentos, es un verdadero reto descubrir los de quienes te rodean e impulsarlos a desarrollarlos, respetando sus ritmos e intereses. No olvides que un padre no sólo enseña con severidad, sino que también protege y acoge con bondad y paciencia, comprendiendo las debilidades de su hijo que está aprendiendo a hacerse un adulto.
Dale a cada ámbito de tu vida su justa medida, no es necesario que seas perfecto y te gastes en todo, aprende a priorizar y focaliza tus esfuerzos en aquello que es realmente importante.
Nadie exige de ti la perfección que tú te exiges a ti mismo ¡Eres tú, no los demás! Eres querido por lo que ya eres, no es necesario que demuestres tu valor siendo perfecto.

Reconoce al 1 que hay en ti:
Los dones del Eneatipo 1 sanos, se asocian mucho con las cualidades que se esperan de los líderes de opinión en nuestra sociedad. Todos tenemos un 1 en nuestro interior que vive con ansías de rectitud y consecuencia.
1. ¿Te has sentido alguna vez tentado a decirle a alguien (que no es tu hijo ni un subordinado), cómo debe hacer las cosas en su vida?
2. ¿Te has sentido contrariado por los errores de los demás, aún cuando no te afecten directamente?
3. ¿Te has enojado y has optado por controlar tu Ira, pensando que no sería correcto manifestarla?
4. ¿Te cuesta aceptar a personas con costumbres o escala de valores diferente a la tuya?
5. ¿Has cometido un error y por un momento más o menos largo, has dejado de disfrutar de las bendiciones de tu vida, recriminándote por esa equivocación?


“Dios, concédeme el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar, serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, y sabiduría para conocer la diferencia.”
Oración de la Serenidad.

Reinhold Niebuhr.

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