Edward de bono: Cinturón negro en Creatividad


Un grupo de niños australianos hacían siempre la misma broma al más pequeño de todos ellos. Le enseñaban dos monedas, una la más grande (de un dólar australiano) y otra más pequeña (la de dos dólares) y le decían que eligiera una de ellas para quedársela. El pequeño siempre elegía la más grande (de menor valor), lo que provocaba la risa de los otros.

Cierto día, una persona mayor que paseaba por el parque donde jugaban observó la escena y vio cómo el pequeño elegía la de menor valor, pero mayor tamaño, y se quedaba con ella. Al ver cómo los demás se reían de él, le llamó para aleccionarle:

– Mira hijo –le comentó– cada vez que te enseñen unas monedas y te den a elegir, debes tener en cuenta el valor que tienen y no sólo el tamaño. De las dos que te han mostrado has cogido la más grande, supongo porque has creído que era la de mayor valor; sin embargo, es la más pequeña la que mayor valor tiene.

El niño le escuchó atentamente y contestó:

– Muchas gracias, señor. Le agradezco su consejo, pero ¿si hubiera cogido la de más valor el primer día, cuántas veces me habrían dejado elegir? Probablemente, no habría ganado todos los dólares que me ha dado este juego.

La creatividad no es otra cosa que la capacidad para ver las cosas de manera diferente a la habitual; y esto es precisamente lo que promueve Edward de Bono para quien “la mayoría de las organizaciones discurren de manera analítica y científica; tienen una forma de pensar continuista, y necesitan discurrir y pensar creativamente”. Dicho de otro modo y con su terminología, las organizaciones necesitan fresh value (valor fresco)”; la espontaneidad e ingenuidad de un niño para hacer cosas no previsibles y transitar por parajes desconocidos. Robert Frost en su obra The road not taken lo expresa con estas palabras: “Dos caminos divergían en el bosque; yo escogí el menos transitado, y eso hizo que todo fuera diferente”.

Ésta es la idea sobre la que descansa el concepto de lateral thinking (pensamiento lateral), “aquel que necesitamos para cambiar nuestros conceptos, enfoques o percepciones. El pensamiento es la capacidad humana más básica y durante 2400 años le hemos prestado muy poca atención. El pensamiento occidental (lógico-racional) da por sentados conceptos a partir de los cuales comienza a trabajar. Cuando pensamos, siempre tratamos de descubrir qué es, pero realmente nunca hemos desarrollado suficientemente el pensamiento sobre qué puede ser. Está permanentemente juzgando y tratando de señalar contradicciones para obligar a una elección de juicio o para probar que la otra parte está equivocada. El pensamiento lateral cambia ese enfoque. Apuesta por la construcción y acepta posibilidades aunque sean contradictorias y mutuamente excluyentes, que son la base de la ciencia y el progreso. Cuando uno crea ideas nuevas, no tiene por qué estar en lo cierto a cada paso. Puede utilizar provocaciones deliberadas y después avanzar hacia nuevas ideas útiles”.

Creatividad y Educación

Para este experto, una de las claves de la creatividad en los “adultos” pasa por perfeccionar los sistemas educativos en la “infancia”, cuyo objetivo último es enseñar a pensar. Según apunta De Bono “la educación actual desperdicia dos tercios de los talentos de los seres humanos” ya que “la educación es un impulso histórico. Hay muchas cosas que hoy no se enseñan porque la inercia es hacer siempre lo mismo. Esto significa un gran desperdicio de talentos en la sociedad”.

Cifras apuntadas por este especialista revelan que en la Unión Europea el 25% del tiempo escolar se emplea en estudiar matemáticas, cuando en nuestra vida adulta apenas utilizamos un 3% de ese material: “Las matemáticas agilizan la mente pero también hay otras formas de conseguirlo, y deberíamos ayudar a nuestros jóvenes a explorarlas de una vez por todas. Si encontráramos la forma de enseñarles a pensar creativamente, les daríamos elementos para que reafirmen la autoestima y la autoconfianza, y eso marcaría una gran diferencia en muchos de ellos”.

Según ha puesto por escrito De Bono, en el pensamiento intervienen dos fases. La primera es la relativa a la “percepción”, cómo miramos el mundo; y la segunda, la relativa al “procesamiento”, es decir, qué hacemos después con esa percepción. Investigaciones procedentes de la Universidad de Harvard han constatado que los errores de pensamiento son errores de “percepción” (1ª fase) y no de “lógica” (2ª fase), porque la mayor parte del pensamiento se origina durante la percepción. Por lo tanto, si la percepción es equivocada, no importa cuál sea la lógica: el resultado estará mal”.

Necesitamos, por tanto, aprender a pensar, a mirar las cosas de manera desacostumbrada; o con sus palabras, “debemos enseñar a ver las posibilidades, las alternativas, a transitar por esquemas no rutinarios, y ése es el pensamiento que no está demasiado desarrollado”.

Todos somos creativos y además la creatividad es infinita; la diferencia es que unos hacen uso de ella y otros no; algunos la extraen y otros la dejan latente en su interior. Para De Bono, “la creatividad no es cosa de genios sino que puede ser aprendida y entrenada”.

La creatividad como ventaja competitiva

Vivimos tiempos de rápidas transformaciones. Lo que ayer fue válido hoy no lo es tanto y probablemente mañana haya sido superado. En tiempos pretéritos la calidad era condición “suficiente”; actualmente no es más que un requisito “necesario”. Sin ella no se puede competir con éxito, pero con ella, los resultados no están garantizados. Se necesita el factor creatividad. En un entorno donde las ventajas competitivas se anulan instantáneamente, la innovación permanente es la única alternativa de supervivencia sostenible. No basta la calidad, se exigen nuevas ideas que renueven las anteriores y contrarresten a los competidores que copian con agilidad, al mismo tiempo que permiten continuar diferenciándose: “la creatividad es un ingrediente clave y lo será aún más en el futuro, ya que se trata de lo único que no podrán hacer las computadoras”. La era actual es un compendio industrias de productos estandarizados. Los precios tienden a homogeneizarse también. Solución: CREA-TI-VI-DAD. El ex CEO de GE, Jack Welch, decía en cierta ocasión: “los héroes son los que tienen ideas”.

Los resultados de la creatividad son incuestionables: “Cuanto más creatividad desarrollemos en una empresa, más rentabilidad vamos a alcanzar, ya que uno puede hallar una alternativa mejor para realizar un proceso y eso se traduce en menores costes de producción. Igualmente, buenas ideas generan buenos y nuevos productos”.

Y, ¿cuál es el mayor enemigo de la creatividad?

El éxito, que mal gestionado conduce a la autocomplacencia y pone en cuarentena la creatividad. Hay que aprender también a tomar decisiones y cambiar cuando las cosas van bien, algo que no resulta nada sencillo. Y De Bono lo demuestra con un ejemplo gráfico: “Suelo contar la historia de un suicida que salta de un rascacielos y al pasar por el tercer piso dice: hasta ahora, todo bien. Son muchas las organizaciones que se comportan así. Como las cosas van bien, ni siquiera piensan en el cambio, pero poco después puede producirse la caída”.

Para De Bono “China hace 2000 años estaba más avanzada científica y tecnológicamente que occidente; tenían la pólvora, los cohetes... Si China hubiese continuado con el mismo índice de crecimiento, ahora sería la potencia mundial dominante en ciencia, tecnología y militarmente. ¿Qué fue lo que pasó? Se estancó porque se acomodó, y ahora puede suceder lo mismo con Europa”. La solución estriba en inyectar dosis de creatividad en las organizaciones de tal modo que se genere valor añadido diferencial.

Executive Excellence ha tenido el privilegio de charlar con De Bono. Nos recibe en la habitación de su hotel en la capital madrileña a su paso por España para impartir una conferencia organizada por IIR (Institute for International Research). De Bono salpica su discurso con anécdotas e historias que lo hacen muy ameno.

FRANCISCO ALCAIDE / FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: Vd. ha dicho: “No se puede competir con los costes de países como China o India. Lo único que puede crear diferencia es el valor que le agreguemos a los productos y la forma de hacerlo es a través de la creatividad"...

EDWARD DE BONO: Actualmente, aunque no podemos competir en precios, podemos competir en ciertos casos, en calidad. Pero la calidad en estos países mejora rápidamente ya que pueden comprar mejores máquinas y contratar mejores consultores; así que en un máximo de diez años, la diferencia cualitativa desaparecerá. Occidente podrá competir con Asia si pone en práctica su creatividad y agilidad para hacer frente a los cambios de mercado.

F. A. / F. F.-S.: En alguna ocasión ha manifestado que “el mayor enemigo de la creatividad es el éxito”. ¿Cuáles son las claves para evitar caer en la autocomplacencia?

E. B.: El problema con el que siempre tropezamos es el cortoplacismo. Si hablamos con un gestor, nos dice que entiende nuestro planteamiento frente al reto de los países asiáticos, pero que para los próximos cuatro años existe capacidad competitiva y ése es el plazo que va a estar en la dirección de la empresa. Lo mismo sucede con el calentamiento global del planeta. Todos los gobiernos saben que es un peligro pero no hacen nada porque no tiene impacto en su legislatura. La clave está en cómo conseguir que personas en posiciones a corto plazo tengan una visión a largo plazo. Es muy difícil, porque representan un riesgo y pone en desventaja a la persona que toma las decisiones.

F. A. / F. F.-S.: Numerosas empresas y organizaciones han recibido su asesoramiento y la aplicación de sus métodos. La lista es larga e incluye desde compañías como Shell o Ford, a músicos como Pet Shop Boys. Cuéntenos algún ejemplo concreto.

E. B.: Y también a equipos de fútbol en Australia. Recientemente, los West Coast Eagles, que practican ese fútbol australiano tan particular, ganaron el campeonato por primera vez en doce años.

F. A. / F. F.-S.: No es la primera vez que tiene éxito en Australia. También aportó su dilatada experiencia a la selección australiana de cricket. ¿Por qué allí?

E. B.: Australia es el único país joven de verdad en el mundo, que mantiene un espíritu fresco gracias a que no se ve reprimido por el peso de las tradiciones.  Tienen lo que llamaría un “espíritu Maverick”: arriesgado, individualista y aventurero. Las ventas de mis libros allí son siempre superiores a otros países. Una vez llegue a Australia y me había olvidado el visado. El oficial de inmigración me vio, le conté el problema y me dejó entrar, diciéndome que me conocía y que no necesitaba visado. Son capaces de encontrar alternativas a los problemas con agilidad sin dejarse paralizar por la rigidez de las normas y el pasado.

F. A. / F. F.-S.: Los españoles tienen fama de creativos, y la imaginación parece ser una de las ventajas competitivas de nuestra cultura. ¿Cuáles son los factores explicativos?

E. B.: No lo sé, aunque es una realidad que la cultura española demuestra más interés por mi trabajo que cualquier otra cultura europea (sin contar, Inglaterra que es mi país). Podría ser simplemente que mi editor aquí es eficiente; o que hubiese algún evento en la historia que haya hecho que los españoles sean personas más receptivas; o los hispanos, en general, ya que esto también sucede en México, Ecuador, Argentino o Perú. No hace mucho un profesor formado en nuestra escuela fue a Perú y su éxito fue tal, que nos están enviando a sus profesores para formarse con nosotros. Los americanos, sin embargo, a pesar de que tienen cosas muy buenas como el empuje, la defensa de la libertad y la individualidad, no son muy creativos comparativamente al tamaño del país. Hace unos años en una reunión en Japón, se evaluaban las grandes invenciones del siglo XX. Las cifras eran interesantes: el 66% provenían del Reino Unido y sólo un 22% de Estados Unidos.

F. A. / F. F.-S.: ¿De qué depende la creatividad: de los genes, de la inteligencia, de la variedad de conocimientos...?

E. B.: Hay muchos factores que afectan a la creatividad. Los genes pueden ser uno; el entorno que nos rodea, otro; la familia, que alienta a realizar cosas, también tiene su importancia; la escuela es otro factor de estimulación notable. Cuando era estudiante era  el único alumno que tenía las llaves de laboratorio y podía ir cuando quería a realizar los experimentos. Y luego otro factor es la formación, aprender las técnicas del pensamiento lateral.

F. A. / F. F.-S.: Si la creatividad es una de las ventajas competitivas del siglo XXI habrá que trabajarla desde la Educación para enseñar a pensar de otra manera. ¿Dónde radican los principales problemas del sistema educativo y cómo cambiarlos para mejorar?

E. B.: Las universidades están regidas por largas tradiciones y modos de hacer adquiridos del pasado donde la tónica es: “siempre lo hemos hecho así”. Es difícil cambiar y más aún cuando la tradición no se discute. Hablando en Bangkok a la cumbre de decanos de universidades, con más de 2.500 representantes mundiales, les decía que las universidades están desfasadas. En esta era digital, podemos obtener, de internet o proveedores, toda la información que deseemos. Por tanto, la idea de una universidad suministradora de información como fue concebida en su origen, pierde valor. Ésa ya no es una razón suficiente para que existan las universidades. Deberían estar enseñando habilidades para la gestión de personas y empresas. Nos presentan habilidades de análisis, de presentación, de discusión..., pero no lo que denomino constructive operacy (capacidad de construcción operativa): habilidades para hacer y crear.

En las escuelas sucede lo mismo. Predomina la lógica numeraria y no la lógica operativa. Durante años fui Presidente de Young Enterprise Europe. Teníamos 1,5 millones de estudiantes en Europa, Rusia e Israel. Creaban negocios mientras estaban en el colegio. Tenían que concebir una idea de negocio, conseguir el dinero, crear un producto, venderlo... Este proyecto fue un gran entrenamiento para esos chavales en capacidad operativa.

Se asume que el conocimiento es suficiente, pero las habilidades para crear deberían considerarse igual o más importantes. Estamos fuertes en pensamiento “analítico” y débiles en pensamiento “creativo” (de diseño y constructivo). El diseño es juntar lo que se tiene para conseguir los valores que deseas. El análisis es esencial, pero insuficiente. El diseño es clave y, sin embargo, el sistema educativo no lo considera tan importante como el análisis. Evidentemente, el diseño no consiste únicamente en hacer algo visualmente atractivo o funcional, sino en la habilidad para juntar cosas que generen valor.

F. A. / F. F.-S.: ¿Cuáles son las cuestiones que inquietan a los Comités de Dirección de las empresas cuando le manifiestan su deseo por ser una empresa creativa e innovadora?

E. B.: Primero, qué podemos hacer; segundo, qué garantías tenemos de tener éxito; tercero, cómo se evalúa el riesgo; y cuarto, quién debería ser responsable. En cuanto a este último punto, el responsable debe ser un directivo con autoridad para liderar la implantación. Después  hay que dar formación en la organización y ser capaz de hacer entender a los mandos directivos en qué consiste la creatividad. Una vez que captan sus beneficios, están mucho más predispuestos a embarcarse en el proyecto. Y quizás después, crear un centro formal  de creatividad que defina objetivos, áreas de actuación y se convierta en un receptor de ideas. En otras palabras, no bastan los discursos sobre creatividad sino que deben ir acompañados de procesos serios y rigurosos. En ocasiones, cuando el máximo directivo es un recién llegado, la implantación de procesos creativos es más sencilla, porque se ve en la necesidad de demostrar que está haciendo cosas diferentes. Si el directivo lleva tiempo en el puesto lo percibe más bien como un riesgo.

F. A. / F. F.-S.: ¿La creatividad está al alcance de cualquier persona?

E. B.: Todos tenemos la capacidad de ser más creativos si nos concentramos en ello, nos lo tomamos en serio y practicamos. Hay que tener la mente activa continuamente, creando los hábitos de la creatividad que se basan en la búsqueda de nuevas posibilidades y alternativas, trabajar con conceptos diferentes, etc. No es una cuestión de genios, sino algo que se puede entrenar. Existen muchas cosas que no están diseñadas. El diseño es crear valor. Por ejemplo, cuando llegué a la nueva terminal T4 del aeropuerto de Barajas, me sorprendió su calidad estética, pero creo que la funcionalidad no es la adecuada: andas sin descanso. Se trata de crear valor. Otro ejemplo: en un estudio sobre la selección de candidatos en una universidad americana se constató que el 70% de ellos fueron elegidos por las apariencias y no por su programa.

F. A. / F. F.-S.: Entonces, ¿existe la posibilidad de moldear la elección política de un país a través de la imagen?

E. B.: Sí. Churchill decía: “la democracia es el peor sistema político excepto para todos los demás”. No es que la democracia no sea válida, sino que se puede diseñar un sistema mejor. En Pakistán, con Pervez Musharraf, hablamos de un nuevo diseño de democracia basado en 5 políticas. La primera, consiste en escuchar: conocer las preocupaciones y deseos de la gente. La segunda, es la parte de diseño: personas con solvencia profesional crean una lista de posibilidades: opciones y políticas. La tercera, corresponde a un Jurado, en parte elegido y en parte seleccionado al azar, que debería seleccionar las opciones que querrían utilizar. La cuarta, es la relativa a un equipo ejecutivo profesional. Y la quinta, un órgano judicial también profesional y separado del ejecutivo.

La democracia estaría en el primer y tercer nivel: cuáles las preocupaciones y cuáles son las opciones. La profesionalidad estaría en el segundo, cuarto y quinto nivel. De este modo, se pueden elegir las políticas pero no eres tú quien las diseña.

F. A. / F. F.-S.: Y es implementada por profesionales….

E. B.: Sí. En Nueva York existe un chiste que dice: “¿Que es una cosa verde y con una milla de longitud que tiene coeficiente intelectual de 50?” El desfile del día de San Patricio. De los 43 presidentes americanos, 21 tiene ancestros irlandeses.