Sentipensar



Estrategias para un aprendizaje creativo.



Saturnino de la Torre

Catedrático de Didáctica e Innovación Educativa. Universidad de Barcelona

Introducción

Cualquier concepción educativa, de la enseñanza o el aprendizaje que queramos formular hoy no puede estar al margen del cambio, de la sociedad de la información, de las teorías de la complejidad y de la creatividad.

La formación continuada no es algo añadido al acabar la formación inicial, sino que ya en esta ha de tomar conciencia el estudiante desde la enseñanza obligatoria que le va tocar vivir en una sociedad en cambio permanente y estimulado por los medios de comunicación. Por ese motivo la formación es un proceso continuo de ajustes entre demandas, problemas, situaciones críticas y respuestas adaptativas.

Formarse es aprender a dar sentido a cuanto nos sucede en cada etapa de la vida, saber sacar provecho de lo que queremos, hacemos y nos acontece para alcanzar el mayor bienestar posible. Y este aprendizaje tal vez sea el más importante por cuanto nos permitirá salir adelante en situaciones importantes de la vida, en crisis, fracasos, éxitos, etc.

Es por ello que educarse no es ya asumir los valores de las generaciones adultas sino prepararse para afrontar situaciones diferentes, vivir en entornos no previstos y afrontar retos personales, profesionales y de relación. ¿Y cómo afrontar estas nuevas formas de vida sin creatividad, sin sueños, sin utopías? Ciertos valores cambian dentro de la misma generación como puede percibirse entre hermanos de diferente edad.

Educar es, en cierto modo, ayudar a dar sentido a lo que nos va sucediendo en cada estadio de la vida. De ahí la necesidad de una formación continuada que responda a intereses, demandas, problemas y sueños.

La educación, escribe P. Freire, necesita tanto de formación técnica, científica y profesional, como sueños y utopía.

Supuestos teóricos del proceso de sentipensar

Defendemos una enseñanza y formación basada en el sentipensar. ¿Qué significa esto? ¿Qué entendemos por sentipensar? Sentipensar es, a decir del profesor S. de la Torre, quien acuña el término en 1997 en sus clases de creatividad, el proceso mediante el cual ponemos a trabajar conjuntamente pensamiento y sentimiento, es la fusión de dos formas de percibir la realidad, desde la reflexión y el impacto emocional, hacer converger en un mismo acto de conocimiento la acción de sentir y pensar.

Pensar y sentir se han separado tanto en la tradición educativa que mientras nos hemos esforzado en promover formas de reflexión, de análisis y síntesis, de deducción lógica, de interpretación, de elaborar juicios críticos, hemos relegado la dimensión emocional al terreno de lo personal e íntimo. El sentir ha quedado relegado de los procesos formativos reglados, pero no así en entornos formativos no reglados. Sin embargo hoy sabemos que las decisiones importantes en la vida, que el éxito profesional, que los grandes logros y la entrega al trabajo, que muchos de los grandes descubrimientos tienen como trama de fondo la fusión de diferentes impulsos básicos como pensar, sentir, actuar, persistir, interactuar, etc. (S. de la Torre, 2000). Si es cierto que el ser humano actúa como un todo, también lo es que en muchas actuaciones de la vida cotidiana pensamiento y sentimiento se conjugan de tal modo que no sabemos cuál de los dos ha sido el más determinante. Es más, todos tenemos alguna experiencia de cómo cuando recibimos mensajes positivos, halagadores o de estar por nosotros, aumenta la fluidez de asociaciones, nuevas ideas y ocurrencias ingeniosos. La creatividad ideativa se acrecienta. Por el contrario, cuando nos sentimos rechazados, heridos, no escuchados o criticados, se nos bloquea el pensamiento, generamos actitudes defensivas y críticas, y perdemos la capacidad explicativa, argumentativa y de empatía. Decrece nuestra habilidad asociativa. ¿Quién no vivió esta situación por ejemplo ante un examen? Una prueba más de cómo funcionan en la práctica los procesos de pensar y sentir.

Los supuestos teóricos de este proceso de integración y fusión de "sentir-pensar" y de otros impulsos básicos, hay que buscarlos en concepciones holísticas y visiones integradoras, en enfoques interactivos de la realidad en los que lo biológico, lo psicológico y lo sociocultural son visiones parciales de una realidad compleja. Lo que sucede con la medicina al estudiar por separado el sistema nervioso, límbico, muscular, digestivo, etc. ante la somatización de una enfermedad mental, es lo que nos ocurre en educación cuando pretendemos biseccionar procesos inextricablemente unidos. Percibir, pensar, sentir, actuar, persistir, interactuar, son impulsos básicos que están presentes con diferente peso en cada persona, en cualquier proceso formativo o de toma de decisiones. (S. de la Torre, 2000)

Los trabajos de D. Bohm, K. Pribram, K. Wilber, F. Capra (1988) sobre el paradigma holográfico nos proporcionan consideraciones epistemológicas sobre la realidad como sistema dinámico en el que el todo está en cada una de las partes y en cada parte está el todo. La obra de M. Limpan (1997) sobre

Pensamiento complejo y educación nos abre nuevos caminos para trasladar el currículum basado en conocimientos a situaciones en las que prevalezca la reflexión, la capacidad de juicio mediante lo que llama comunicad de investigación. Pero son sobre todo los trabajos del chileno H. Maturana (1997, 1999), el psicólogo de origen húngaro M. Csickscentmihalyi (1998), la brasileña M. C. Moraes (2000), por no referirnos a E. Morin, F. Capra. para quienes cuanto sucede en nuestro micromundo es una proyección de cuanto sucede en el universo. Poseen estos autores una mirada de la realidad interconectada que sobrepasa la estrecha visión de acciones fragmentadas. Todo está conectado en un orden superior de igual modo que lo están las acciones concretas de un sistema complejo, en el que encuentran explicación acciones y reacciones que aisladamente carecerían de sentido. El ser humano es el mejor ejemplo de esta complejidad de un sistema vivo en la que confluyen innumerables variables concatenadas.

La enseñanza ha de entenderse como un acto formativo en el que se ponen en juego de modo concomitante procesos de pensar y sentir (sentipensar), de informarse e interpretar, de actuar y persistir, etc. Queremos decir que es habitual tratar separadamente estas operaciones cuando de hecho pueden suceder de forma simultanea., complementándose, produciendo un efecto de mayor impacto o eficacia.

Sobre estas bases de visión holística y comprensiva de la enseñanza, llevamos a cabo una experiencia consistente en iniciar las clases de la asignatura de Diseño, Desarrollo e Innovación del currículum con algunas actividades y estrategias que favorecen el sentipensar. Ponen al alumno en situación de poder expresar su sensibilidad, de poder sentir y reflexionar sobre mensajes codificados con recursos de carácter musical, poético, humorístico, vivencial, gráfico, escénico, diálogos analógicos, diarios, textos periodísticos,

etc. En suma, se busca el impacto cognitivo-emocional y su formación. Eso permite un aprendizaje estimulante, implicativo, colaborativo, que promueve el entusiasmo. De ahí el calificado de creativo.

Uno de los textos más contundentes para realzar la importancia del "sentipensar" sobre el mero conocimiento, lo encontramos en la Neill cuando escribe en Summerhill (1963, p.27)

"La mayor parte del trabajo escolar que hacen los adolescentes es tiempo, energía y práctica perdidos. Roba a la juventud el derecho a jugar, jugar y jugar. Pone cabezas viejas sobre hombros jóvenes. Cuando hablo para estudiantes de escuelas normales de maestros y de universidades, me impresiona con frecuencia el grado de inmadurez de aquellos muchachos y muchachas atiborrados de conocimientos inútiles. Saben muchas cosas; brillan en dialéctica, pueden citar a los clásicos, pero en sus puntos de vista sobre la vida son niños., Porque se les ha enseñado a saber, pero no se les han dejado sentir. Estos estudiantes son amables, agradables, ávidos, pero les falta algo: el factor emocional, la facultad de subordinar el pensar al sentir. Les hablo de un mundo que desconocen, pues sus libros de texto no trata del carácter humano, ni del amor, ni de la libertad ni de la independencia. Y así va el sistema, atenido únicamente a normas de aprendizaje en libros, alejando la cabeza del corazón".

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