La inteligencia emocional: Fuente de creatividad, liderazgo y felicidad.


Desde la guardería hemos sido duramente entrenados para memorizar, para ser ordenados, para no cometer faltas de ortografía o resolver funciones matemáticas… Enseñanzas que más tarde se complementaron con una especialización técnica profesional.

Pero se olvidaron de enseñarnos aspectos básicos sobre nuestra motivación y emociones, de cómo aprendemos de nuestra realidad en función del filtro de nuestro cerebro, de nuestras atribuciones, de nuestra capacidad de cambiar, de crear y adaptarnos a nuestro entorno cambiándolo.

“Es tan importante saber qué no sabemos.”

La psicología (especialmente la denominada psicología positiva) en los últimos años nos está dando pistas sobre cómo estos aspectos tan relevantes para nuestro éxito profesional, como la creatividad y la innovación, extrañamente se relacionan con nuestro éxito personal y nuestra felicidad.

El reto de nuestro siglo es reinventarse

Poco a poco la experiencia y el conocimiento que habían sido tradicionalmente considerados las claves del éxito profesional han sido relegados a un segundo plano por otro tipo de características personales que se consideran más relevantes.

McClelland, el padre de las competencias, nos ayudó a entender que lo que distingue a los mejores no son sus conocimientos, sino sus competencias. Daniel Goleman nos mostró que la inteligencia que contaba para el éxito no era la inteligencia general sino la inteligencia emocional y que las emociones tienen un enorme impacto en nuestro éxito social.

Pero están siendo otros grandes psicólogos cómo Seligman y Csikszentmihalyi, Sheldon o King, desde corrientes como la Psicología Positiva, los que nos muestran cómo nos enfrentamos a nuestra realidad más compleja y sobre nuestra capacidad de adaptación al entorno: la resiliencia. Este tipo de cualidades lo que permiten es no tanto “ser un buen profesional”, sino cómo “poder seguir siendo un buen profesional”, probablemente la cualidad más valiosa de la era de la innovación.

La psicología en los últimos años está centrándose en este tipo de cuestiones que tiene que ver más con favorecer el desarrollo de las capacidades humanas, para que la vida sea más creativa, productiva y tenga más sentido.

Las claves del éxito profesional en la era del cambio continuo están relacionadas con la innovación de nuestro entorno, con nuestra capacidad de adaptación personal para llevar nuevas ideas al terreno de la realidad: la principal característica del liderazgo.

La psicología positiva

El estudio de la motivación y la emociones, de cómo aprendemos de nuestra realidad, está dando pasos agigantados en la última década. Entre los múltiples conceptos que hay detrás de estos paradigmas es interesante destacar dos conceptos muy relacionados entre sí: la resiliencia y el optimismo (pensamiento positivo).

La resiliencia es la capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades y los cambios en la vida, superarlos y ser transformado por ellos. La resiliencia tiene que ver con aspectos como expectativas, sensación de control (locuscontrol interno), autoestima, autoeficacia y autonomía, e incluso otros aspectos como el sentido de la vida.

Es decir, depende de cómo nuestro cerebro nos atribuye un papel u otro en el desarrollo de los acontecimientos vitales que nos suceden, utilizando de forma positiva las emociones, como un sistema de guía, una brújula de aproximación, a la búsqueda de nuevas soluciones. Este concepto está estrechamente relacionado con el denominado pensamiento positivo u optimista.

Las personas que poseen este pensamiento positivo son más creativos, les resulta más fácil encontrar soluciones (sopesan aspectos positivos y negativos) y el locus de control interno y la confianza en uno mismo además les protege en mayor grado contra los problemas, pues los orienta más a la acción.

Ser positivo es útil

Las emociones positivas, tal y como señala Fredrickson, aumentan el repertorio de pensamiento, aportan más creatividad, neutralizan los efectos de las emociones negativas y, por tanto, potencian la capacidad de acción para enfrentarse a la innovación.

Un profesional, un directivo con pensamiento “positivo” es más probable que sea un líder transformador. No son directivos cuyo cerebro les proporciona unas gafas para ver la vida en rosa, sino que miran hacia al futuro pensando en que pueden hacer lo que se propongan, y eso les hace al menos intentarlo. Es un primer paso que salta la barrera del inmovilismo al que condena el pesimismo del “nada tiene remedio”: las ideas y la acción son la clave de la innovación.

Pero son optimistas inteligentes, conscientes de la realidad y saben que, a veces, moverse implica riesgos: los nuevos optimistas no viven de ilusiones; evalúan su situación, prevén las consecuencias de sus actos y no esperan a que el azar les ayude.

El optimista realista ve la realidad tal cual es, no se pone vendas en los ojos por el miedo. Esto le permite trabajar para que sus circunstancias cambien a mejor, le es más fácil avanzar al ritmo de su sociedad, pues analiza los problemas sin tener la mirada en el pasado, es más probable que mire al futuro y crea en el éxito, sin ser irrealista. Son personas cuyos cerebros les hace ver la realidad de otra forma. Son mecanismos cerebrales que en buena parte se podrían desarrollar.

Este tipo de pensamiento potencia la felicidad, tal como está enfocando más recientemente la psicología, centrada cada vez más en el desarrollo de las capacidades humanas y el crecimiento personal, que depende en buena parte de este pensamiento positivo y del flow en palabras de Csikszentmihalyi.

Creatividad, innovación, felicidad, crecimiento personal y optimismo son conceptos relacionados. Progresar profesionalmente, nuestra capacidad para crear, innovar, puede ser curiosamente una de las claves para ser más felices como personas… Extrañas cosas que quizás nunca nos hayamos planteado, que quizás nunca nos enseñaron.

Por Virginio Gallardo.

7 recomendaciones para proponer un objetivo y hacerlo realidad.



Generalmente cuando uno se propone "hacer algo", en realidad lo que hace es verbalizar una declaración de intenciones, ponerle palabras a un deseo que en realidad, no nos tomamos tan en serio.  Si “hacer algo” es en realidad un OBJETIVO, te convendría tomar nota de estas 7 recomendaciones sobre el establecimiento de objetivos alcanzables.
 
Te ha pasado alguna vez que te quedas con la sensación de que pese a los acuerdos establecidos, el objetivo no quedó lo suficientemente claro?

Claro, no es que no haya sido dicho claramente al menos cinco veces, tampoco que el lenguaje utilizado no fuese el adecuado, o que no se hayan tomado notas de lo que se conversaba. Incluso, recuerdas que se hicieron preguntas pertinentes. Y revisas tus notas nuevamente, y cada vez que lo haces, aparecen nuevas interrogantes que oscurecen el camino a recorrer.

Cuando se trata de objetivos, siempre uso el mismo ejemplo. Si de lo que se trata es de: “bajar de peso”, no basta con proponerse “bajar de peso” (y se los puedo decir con conocimiento de causa, ya que es algo que me he propuesto en reiteradas ocasiones y la verdad, es que sigo igual). Generalmente cuando uno se propone bajar de peso, en realidad que que hace es verbalizar una declaración de intenciones, ponerle palabras a un deseo que en realidad, no nos tomamos tan en serio.

Pero por el contrario, si “bajar de peso” es en realidad un OBJETIVO, quizás te convendría tomar nota de estas recomendaciones sobre el establecimiento de objetivos:

1. Escríbelo bien.

Sin duda que existen un montón de formas de escribir un objetivo (o compromiso de desempeño) y nadie es quién como para atribuirse la verdad sobre la forma correcta de hacerlo, no obstante, después de un montón de intentos, me permito recomendar la siguiente estructura:

Un objetivo o compromiso de desempeño, debería estar redactado en 2 partes; una primera parte, donde se define el resultado concreto a conseguir el “para qué” de todo lo que voy a hacer. La idea es que esta primera parte sea lo más concreta y específica posible. En el caso del ejemplo del peso, no nos sirve la frase: “bajar de peso” y tampoco es recomendable usar parámetros relativos como bajar 8 Kg. En vez de esto sería bueno poner el peso al que queremos llegar y el tiempo en que queremos hacerlo:

“Llegar a tener un peso de 68 Kg. el 1 de septiembre del presente año”.

La segunda parte del objetivo debiese describir las acciones a realizar para conseguir el resultado descrito en la primera parte. De acuerdo al ejemplo:

“Viajando al trabajo en bicicleta, todos los días”

Esta segunda parte es clave, ya que te permitirá evaluar la factibilidad de tu objetivo. Es decir, reflexionar si los medios que piensas utilizar, se condicen con los resultados que deseas obtener. esto es crucial particularmente cuando los objetivos que se están trabajando comprometen logros laborales. Te impresionarías de las respuestas que pueden darse a la pregunta: “¿Y como piensas hacerlo?”

2. Define los aspectos que están a tu alcance.

Una vez que ha sido definida la meta, y el modo de conseguirla, viene el primer acto de constricción que implica pensar, ¿está a mi alcance?. Si bien es cierto que nunca se encuentran todas las variables que comprometen un resultado bajo control, la idea es llevarlas a su mínima expresión, identificar y gestionar los riesgos, incluyendo acciones concretas para mitigarlos.

Conviene identificar también en este sentido, cuales podrían ser tus obstaculizadores y tus facilitadores, de tal modo de inventar acciones que minimicen la incidencia de los primeros y maximicen la de los segundos, entre los cuales El Jefe, debiese ser el primero, en efecto el líder, para estos efectos debiese ser el primero y más interesado en definir los objetivos y en asegurarse de que estos sean alcanzables, ya que estos (si existe alineamiento), constituyen las acciones para conseguir los propios.

3. Parametriza una métrica de evaluación.

Esta puede ser quizás, la parte más compleja y tediosa de definir, particularmente por que no mostrará su utilidad, hasta la hora de la evaluación de desempeño, razón por la que a menudo la consideramos trivial y le restamos importancia, omitiendo esta parte o planteando buenas intenciones, las que suelen ser ambiguas e imposibles de verificar. Para garantizar una adecuada Métrica de Evaluación debemos considerar dos aspectos:

El primero, que una métrica de evaluación supone una “unidad de medida”, es decir, aquello que es variable dentro del objetivo. Unidades de medida, plazos, cantidades, porcentajes, niveles de variación de un indicador, constituyen algunos ejemplos de unidad de medida que pueden ser utilizados como métrica de evaluación. En el caso del ejemplo anteriormente descrito, es posible identificar 2 elementos variables que podrían constituir la métrica de evaluación: El peso y el Plazo.

Y el segundo, una “escala de evaluación” respecto de la cual asignar los parámetros definidos. En general una escala de evaluación puede contener la cantidad de puntos que se quiera, haciéndola por ejemplo de 7 puntos, de modo que coincida con nuestra costumbre respecto de las notas del colegio, o por porcentajes, estableciendo un continuo de 0 a 100.

En lo personal, yo recomiendo una escala de evaluación de 5 puntos que permiten definir un estándar (la nota 3 o ST); el sub estándar (la nota 2 o ST-); El sobre estándar (la nota 4 o ST+), el desempeño de excelencia (nota 5 o EX) y el incumplimiento (nota 1 o NC). Esta escala (o una de a 3 puntos) permite diseñar una métrica de evaluación para aquellos trabajos que no cuentan con indicadores de resultado o donde lo que se desea va más allá de los indicadores de resultado. Esta escala de evaluación permite combinar distintas unidades de medida, otorgándole mayor dinamismo y variabilidad a los logros posibles.

4. Explicita el plazo.

Dicho la anterior, la necesidad de fijar un plazo podría resultar repetitivo, sin embargo a riesgo de sonar majadero téngalo en consideración: fije un plazo. Un plazo es la principal diferencia entre un deseo y un objetivo. Además, constituye una posible unidad de medida para la evaluación del desempeño.

5. Pondera tu objetivo.

Generalmente, y sobre todo en el contexto laboral nos encontramos que los objetivos son múltiples y variados y si bien es cierto, todos son importante, no todos revisten la misma importancia. Es por esto que en todo Sistema de Gestión del Desempeño (SGD), los objetivos deben ser ponderados, atribuyéndole un porcentaje de relevancia a cada uno de estos (x%/100%).

Esto, permitirá una evaluación de desempeño basada en los resultados de acuerdo a su grado de importancia. Dicho de otra manera, ponderar los objetivos, permite al jefe y al subordinado, ponerse de acuerdo sobre la importancia relativa, de cada uno de los resultados que se esperan conseguir.

6. Establece evidencias de cumplimiento.

Una vez que hayamos establecido la métrica para la evaluación, vamos a tener una sensación de control muy grande, sin embargo cuidado, ya que podrían quedar cabos sueltos. Es el momento de preguntarnos: ¿es posible demostrar los niveles de cumplimiento señalados en la métrica?, ¿en qué deberemos fijarnos para ver si cada una de las unidades de medida utilizadas en esta, se cumplen?, ¿existen evidencias objetivas? y ¿podemos disponer de estas?, nuevamente, ¿están las evidencias a nuestro alcance?

Todas estas preguntas es necesario hacérnoslas al momento de construir el objetivo (o compromiso) ya que al momento de la evaluación no habrá nada que hacer y no sería la primera vez que habiendo cumplido con el objetivo, no podamos demostrarlo. Para evitar esto también es recomendable gestionar las evidencias de nuestro desempeño, adquirir como hábito generar un portafolio de evidencias que nos permitan demostrar a quien corresponda nuestros resultados.

7. Define fechas de seguimiento, hitos y sistemas de monitoreo de avances.

Por último, es necesario recalcar un par de cosas en relación a la Gestión del Desempeño: la primera: Que construir un buen objetivo es sólo la primera parte para obtener buenos resultados, es necesario monitorear las acciones conducentes al resultado, y hacerlo sistemáticamente.

De hecho yo recomiendo, incluir como parte de la definición del compromiso, los hitos de seguimiento y respetarlos, reunirnos con nuestra jefatura (o subordinados según sea el caso) en instancias formales de seguimiento a fin de evaluar “cómo vamos” pero más importante que eso, definir alternativas y medidas correctivas orientadas a la consecución de las metas establecidas.

La segunda, es que tratemos de no pensar todo esto como algo ajeno, como algo accesorio a nuestras funciones y nuestro que hacer laboral cotidiano. Muchas de las recomendaciones planteadas en este artículo se hacen cotidianamente y probablemente sólo requieran un poco de formalidad y sistematicidad.

En fin, como siempre, ha sido un gusto compartir estas historias y lecciones aprendidas. Espero que puedan serte de utilidad y por supuesto, estoy atento a cualquier consulta, opinión o recomendaciones que puedas hacerme al respecto.

¡Hasta la próxima!

Luis Sáez A.

Howard Gardner: Las 5 formas de pensamiento para despertar la creatividad.


En la estilizada pared blanca de la oficina 901, al lado del emblema que dice Succes, deslumbra un marco plateado con la siguiente frase: “nuestros empleados se caracterizan por la excelencia, el compromiso y la creatividad”.

¿Cuándo concebiremos que la creatividad, entre otros valores, no son únicamente accesorios decorativos que acompañan la visión y misión de nuestra empresa? ¿Qué valores y competencias dentro del contexto laboral serán importantes en el futuro?

El futuro es de los pensadores y creadores

Los investigadores del futurismo -a través de métodos de pronóstico exploratorio y normativo- han analizado las tendencias laborales de nuestra sociedad y sus implicaciones al transcurrir varias décadas. De todos los tipos de empleados, los que apuntan al perfil de los creadores del conocimiento y los genios creativos siguen siendo los pilares en el mundo de los negocios y el contexto laboral.

Como un asunto inquietante para las empresas locales, se vislumbra que aumentará significativamente el éxodo del personal creativo autóctono: si el país no produce empleos para los creadores del conocimiento y los genios creativos, éstos se seguirán desplazando a cualquier lugar del Mundo en donde puedan obtener mejores beneficios económicos a través de su poder creativo interior. A su vez, éstos incorporarán, a su vez, nuevas empresas competitivas e incluso concebirán nuevas disciplinas.

Como consecuencia, las empresas locales tendrán que reclutar constantemente uno o más empleados para sobrellevar las pérdidas que conlleva el éxodo del recurso creativo. Por otro lado, tendrán que crear estrategias para incentivar a aquellos que aportan consistentemente a través del conocimiento, la creatividad e innovación.

Todo apunta a que el futuro favorecerá a aquellos que conciban nuevas ideas y productos: quienes aporten soluciones impensables a los problemas y que puedan generar nuevas ideas, productos, servicios e industrias, serán los que competirán por las mejores posiciones en las comunidades, los negocios y las organizaciones.

La destrucción creativa

De esta forma, aquellas empresas o empleados que fomenten el proceso de destrucción creativa (en el cual se elaboran constantemente nuevos y mejores productos, en un período determinado) se mantendrán vigentes ante las exigencias y los cambios inmediatos de la sociedad. Así, estos sobrevivirán ante la diversidad de productos y el deseo ferviente de adquisición por parte de los consumidores.

De otra parte, la mentalidad dirigida hacia las ideas pre-establecidas en colectividad y en consenso será desplazada por aquellos pensadores y creadores que deconstruyan y disloquen los paradigmas actuales; esto ocurrirá a través de formas novedosas de concebir la realidad. Recordemos que los procesos creativos emergen típicamente de la integración de distintas disciplinas, como un fenómeno muti-dimensional y experiencial.

Por consiguiente, se vislumbra que la sociedad preferirá aquellas alternativas noveles o escenarios creados, que integren artísticamente el conocimiento y las ideas divergentes. Quienes sean capaces de pensar “fuera de la caja” de la mente colectiva, seguirán siendo recompensados por las grandes fuerzas económicas y serán valorados eventualmente por la misma sociedad.

Las cinco mentes para el futuro

 Precisamente, al tomar en cuenta las repercusiones del devenir de los años y el desarrollo de las competencias individuales, Howard Gardner presenta en su libro Five Minds for the Future los cinco tipos de mentes que deberán existir en el futuro. Con el desarrollo de estas cinco (5) mentes, anticipa Gardner, los seres humanos podrán manejar lo que es esperado y lo que no puede ser anticipado. Estas son las siguientes, a saber:

1. La mente disciplinada: Aquella capaz de dominar una o más disciplinas. Según Gardner, el dominio de una materia o disciplina cualquiera le tomará aproximadamente diez años de estudio y aplicación a su ejecutor.

2. La mente sintetizadora: Evalúa la información objetivamente, la reacomoda y coloca de tal forma que tenga sentido para el sintetizador y para los demás.

3. La mente creativa: El autor presupone que esta mente se encuentra al menos un paso adelantado a las más sofisticadas computadoras y robots de la era. Ésta puede desarrollar nuevas ideas, plantear preguntas no familiares y crear respuestas inesperadas. Resulta importante señalar que la mente creativa se antepone a otros tipos de mente.

4. La mente respetuosa: Reconoce y muestra apertura a las diferencias entre los diversos grupos humanos y provoca el entendimiento del otro. La mente respetuosa trabaja efectivamente con estos y actúa de forma diplomática. Gardner puntualiza que, en un mundo interconectado, la intolerancia o la falta de respeto no serán una opción viable para el futuro.

5. La mente ética: En un nivel más abstracto que la mente respetuosa, este tipo de mente reflexiona sobre el trabajo versus las necesidades y deseos de la sociedad en la que se vive. Ésta se concentra en el contexto laboral y el bien común, más allá de los intereses personales.

 Partiendo de estas cinco mentes y los vaivenes constantes del futuro, Gardner establece las siguientes implicaciones:

1. Los individuos que no hayan alcanzado cierto nivel de maestría en una o más disciplinas, no podrán ser exitosos en el trabajo.

2. Los individuos sin la capacidad de sintetizar serán sumergidos en un mar profundo, ante tanta información provista por los medios de comunicación; por lo tanto, se les hará difícil tomar decisiones juiciosas sobre su vida o el ámbito laboral.

3. Los individuos sin capacidades creativas serán desplazados por computadoras, artefactos y artificios.

4. Los individuos que no cultiven el auto-respeto o el respeto a los demás serán eliminados del contexto laboral y los colectivos.

5. Los individuos sin cualidades éticas, no podrán convivir en el mundo de los ciudadanos responsables.

Por estas y otras razones, el personal y los directivos de las empresas deberán cultivar la practicidad de los valores establecidos, la creatividad como herramienta indispensable, la incorporación constante de elementos novedosos y finalmente, el arte de ser totalmente moldeables.

La mentalidad plástica 

De acuerdo a mi análisis, la cualidad de plasticidad será el metal más preciado dentro del contexto laboral del futuro. En este caso, las mentes creativas y los grandes impulsores del conocimiento ya han dado el primer paso: a través de sus manifiestos, han descubierto la alquimia que distingue a los empleados exitosos.

Finalmente, me pregunto lo siguiente: ¿Qué paso creativo deberá dar usted en el presente, que le llevará a la cúspide de sus sueños personales y profesionales? No hay que ser un gurú del futurismo para acertar. Indague:sus múltiples mentes ya conocen la respuesta.

Dr. Ariel Orama López.
autores@tisoc.com

Guía breve de 8 pasos para ser una persona extraordinaria.



“Un 80% del tiempo lo único que importa es lo que haces. Para el 20% restante inventamos las palabras. La mayor parte de empresas que conozco son palabras. Mi trabajo es convertir las palabras en poemas. Y esto solo ocurre si al final inspiran actos. Eso es lo que hoy pretendo “. El autor, al comienzo de un Taller de Sentido Común en un cliente

Por qué hacer esta guía

Hoy he salido a agitar la mente entre los árboles. Caminé despojado de toda dignidad para perderla. Lo hice bajo el principio rector que ahora me acompaña: “Ante cualquier duda o emergencia: vive“ De hecho, sal y vive. Porque los libros lo soportan todo pero los principios y los hechos, no.

Me encuentro a diario con que hemos olvidado lo esencial. Así que cada día renuncio a todo por recuperarlo. También me encuentro con que parece que nunca es tarde para ser lo suficientemente imbécil. De modo que cada día procuro no serlo en absoluto. Aunque en términos generales lo he logrado, reconozco serias recaídas. No tomes por ello este artículo demasiado en serio.

Alguien extraordinario es esa persona que nos llama verdaderamente la atención por ser diferente, único y valioso. De modo que ante esta fotografía de lo ordinario que he presentado, parece que alguien extraordinario es todo aquel que no haya perdido el contacto con lo básico (el sentido común, la cercanía, la sencillez) y que además no sea suficientemente imbécil.

He creído después de más de treinta años que podría ser útil para ti, lector que sufres en silencio, y para mí, escritor que pierdo mi memoria, disponer de una guía breve para ser extraordinario. Así que la comparto:

1. Es extraordinario hacer lo que te gusta

Algo aprendí en el trabajo: Si haces aquello que te gusta, todo lo demás sencillamente llega. Puede tardar más o menos, puede que el camino sea corto o afortunadamente largo. Pero llega, no tengo duda. No hay nada más inspirador que alguien inspirado.

Algo aprendí del amor: Si apuestas por esa chica o ese chico que te gusta, hay al menos una opción de dos posibles de que tú también le gustes. Si no lo haces, no hay ninguna.

Algo aprendí del éxito: No es el reconocimiento de los otros sobre lo que haces; sino tu reconocimiento propio al vivir cada día de acuerdo a aquello que te gusta. Si hubiera hecho caso a mi familia, a mis profesores o a aquellos desconocidos que se acercaron a mí para revelarme cuál era mi futuro, ten por seguro, lector, que jamás hubieras leído este mismo artículo.

Cuando casi nadie hace lo que le gusta, es extraordinario que hagas aquello que te gusta.

2. Es extraordinario dar y recibir

Cuenta el doctor Alonso Puig que en una ocasión el director del Instituto del Cerebro dijo ante una audiencia: “Genio se nace, a imbécil se llega” Y ante la pregunta de uno de los asistentes sobre qué hay entre medias del genio y el imbécil, nuestro personajes respondió: “El sistema educativo”.

Tengo una teoría respecto a esto. Soy un superviviente asombroso de una férrea y desastrosa educación conservadora. El sistema educativo que hemos vivido es la mitad de vida que toda persona necesita. Se resume en ese aula de cal blanca y pizarra verde oscura donde se nos enseñó de forma continua, incansable y reiterada a RECIBIR (recopilar, memorizar, almacenar, contener, aguantar, compilar) pero nadie nos enseñó a DAR (sentir, pensar, ofrecer, regalar, aprender, agradecer, pedir).

Dar a los demás o al mundo es el mayor placer que jamás he descubierto. Lo único que me dieron muchos profesores de mi escuela fue miedo. A amar aprendí fuera de clase. Lo que sigue es una de las millones de cosas que descubrí tras mi aprendizaje.

Si rellenas ambas líneas continuas con la misma palabra, esta frase es siempre es válida:
•DAR ________ de forma sincera consiste en encontrar satisfacción personal en que otros puedan RECIBIR ________.

Cuando casi todo el mundo solo saber dar o recibir, es extraordinario que sepas dar y recibir.

3. Es extraordinario ver lo invisible

Hace poco hablé con un amigo que acababa de terminar un Master Ejecutivo Internacional de Ego en una de esas grandes Escuelas de nEGOcio. Me empezó a hablar de su vida pero yo no la encontraba. Así que le dije: “Lo siento, pero yo no veo síntomas de vida en lo que me comentas” De modo que muy excitado rapidamente trató de convencerme. Empleó una gran cantidad de herramientas, técnicas y modelos que le habían enseñado para hacerlo.

Pero aún así, me disculpé y tuve que admitir que seguía sin ver un atisbo de vida en sus palabras. Cuando le dije esto, empezó a defenderse. Parecía sentirse atacado así que hice todo lo posible para que no se sintiera así. Le dije “Verás, Antonio, no tengo nada contra ti. A tí y a mí nos han educado para ver las cosas visibles. Lo único que nos diferencia es que yo luego me permití vivir para poder ver las invisibles.”

Cuando todo el mundo valora aquello que es visible, es extraordinario que veas lo invisible.

4. Es extraordinario ser tu mismo

Tras sobrevivir a mis años de escuela, mi periplo completo es aún más sorprendente. Que alguien creativo y sensible como yo, haya llegado hasta este día es un completo milagro. Que además lo haya hecho siendo él mismo, entiendo que resulte a todas luces increíble. No me molestaré como mi amigo en convencerte.

Solamente puedo asegurar que la mayor parte de mi vida he sido dueño de mi propia voluntad. Nadie puede darme libertad porque solo yo me hago libre.

Cuando todo el mundo quiere ser otra persona, es extraordinario que quieras ser tú mismo.

5. Es extraordinario ser sencillo

Estamos en crisis porque nadie se conformó con lo sencillo. Estamos en crisis porque hay un exceso de personas complejas en el mundo. Reto a cualquier alto directivo o ejecutivo a que me diga en castellano a qué se dedica, el nombre de su coche, el de su reloj o el de su departamento. Cuando te alejas del suelo solo puede ser para nadar o volar. No hay otras opciones. Si lo haces, asegúrate primero de saber volver a tierra. Qué gran verdad es esa que dice “Todo lo que sube, baja”.

Ningún ser humano ha sido diseñado para volar o nadar de forma continuada. Nuestro cuerpo, y también nuestro cerebro, fueron diseñados para estar en contacto con la tierra. La tierra es lo más sencillo, lo inmediato, aquello que tal vez no sepas explicar pero sobre lo que puedes vivir y enamorarte. Atrévete a perder el contacto prolongado con ella y asistiremos nuevamente a la mayor de tus caídas. Si me dais un buen conversador, prefiero a un sencillo pastor ante que a un conocido presidente.

Cuando todo el mundo quiere ser sofisticado, es extraordinario que tú seas sencillo.

6. Es extraordinario amar

En cualquier momento de tu vida, siempre puedes elegir entre TENER MIEDO o AMAR. Casi todo el mundo todo el tiempo tiene mucho miedo. Suele corresponder en periodos largos de tiempo en los que las personas piden a gritos RECIBIR. Y las veces en las que se permiten AMAR, es cuando se autorizan a sí mismos a DAR. El amor verdadero entre dos personas no consiste en que una de ellas ame a la otra sin esperar nada a cambio.

Cuando das amor de forma continua sin cuidarte o permitir que otros te amen, eso NO ES AMOR. Cuando recibes amor de forma continua sin cuidarte o permitir que otros reciban tu amor, eso NO ES AMOR. El amor es dar y recibir de forma continua cuidándote, permitiéndote disfrutar de otros y que otros te disfruten.

Cuando todo el mundo tiene miedo, es extraordinario que tú ames.

7. Es extraordinario conocer el silencio

En mitad de un mundo intoxicado por el ruido, la magia ya no es una chistera de la que sale una paloma, sino la práctica consciente del silencio. El silencio es un canal de conexión en sí mismo con aquello que eres y con el lugar en el que estás. Incluso en una ciudad llena de ruido, permanecer callado nos descubre nuevos universos. Como siempre digo, la mayor parte del tiempo hablar está sobrevalorado. Quién habla mucho, sin excepción, acaba siempre hablando demasiado.

El silencio es también parte del lenguaje. No recuerdo todas las conversaciones que he tenido con mis exnovias pero sí suelo recordar aquellos momentos en los que juntos simplemente disfrutábamos de “aquello”, fuera un atardecer, un paseo breve, una película o sexo. Cuando era muy pequeño escribí un poema que luego con los años encontré:

“No la amo por su voz ni por sus ojos / sino por el retrato exacto de la belleza que su imagen pinta en el silencio”

Cuando todo el mundo vive siempre teniendo algo que decir, es extraordinario que tú a veces te atrevas a vivir en el silencio.

8. Es extraordinario ser alguien diferente

Hasta este artículo había dos clases de personas: las normales y las diferentes. A partir de ahora habrá dos clases de personas: las diferentes y las indiferentes. Casi todo el mundo vive siendo indiferente, muy pocas personas viven siendo diferentes. Tardé muchísimos años en aceptar que yo era alguien diferente. Siempre he luchado por ser alguien normal. Hasta que entendí qué entendía el resto de personas por “la normalidad”.

Hay muchas personas que creen que hacer algo diferente les hace ser alguien diferente. Pero esto no ocurre casi nunca. Ser diferente es no ser indiferente. Ejercer tu responsabilidad con las personas que están en tu vida es ser alguien diferente. Y nada tiene que ver con que esto se haya hecho muchas o pocas veces en la historia de la Humanidad. Tiene que ver con esforzarte y tener un compromiso con aquello que eres y aquello de lo que formas parte.

Cuando casi todo el tiempo vive siendo indiferente, es extraordinario que te atrevas a ser alguien diferente.


Por David Criado. 

Que es un Intraemprendedor?



Siempre hablamos de los emprendedores, personas con una serie de cualidades (proactividad, resiliencia, innovación, constancia, pasión…) que valiéndose de una idea empresarial, toman la vía del autoempleo con el fin de cumplir dos objetivos, el primero de ellos relacionado con la autorrealización, el segundo, como no, conseguir una rentabilidad económica del proyecto empresarial que pretenden lanzar al mercado.
Estos emprendedores impulsan su propia iniciativa empresarial. Aunque puedan emprender individualmente o junto a otros emprendedores / socios y apoyados o no por inversores, la empresa o startup es de su propiedad. No trabajan para un tercero. La inversión de capital la hacen ellos, los riesgos de éxito / fracaso lo soportan ellos… el emprendedor tiene toda la responsabilidad sobre el proyecto empresarial.

Pues bien, no sé si habéis oído hablar de los intraemprendedores, personas con las mismas cualidades que los emprendedores pero que desarrollan proyectos con el apoyo de la empresa para la que trabajan. Se trata de trabajadores por cuenta ajena, con alta dosis de pasión y creatividad, que bajo el paraguas de una empresa desarrollan su talento. Este tipo de emprendimiento tiene beneficios para el intraemprendedor ya que aprovecha la base de conocimiento, recursos económicos, y otros recursos humanos de la empresa. Además, tienen un nómina más o menos fijo a final de mes, es decir, no tienen la incertidumbre con la que viven los emprendedores, sobre todo, al comienzo de su aventura empresarial. Para la organización también hay beneficios, permite desarrollar la calidad de los recursos humanos de la organización, fomentar la innovación y buscar nuevos modelos de negocio para rentabilizar la empresa.

Cada vez son más las organizaciones que potencian el perfil de intraemprendedor entre sus propios empleados y buscan estas cualidades en el mercado laboral. ¿Por qué? Básicamente porque este tipo de trabajador posee una personalidad distinta al trabajador estándar, con cualidades como mencionábamos de resiliencia, constancia, proactividad, innovación y pasión. Quizás esta última cualidad, la pasión, es la que mejor distingue a los intraemprendedores del resto del equipo, y es lo que más buscan los empresarios y personal de recursos humanos en sus nuevos procesos de selección. Como decía un buen amigo de este blog y empresario de éxito: “No busco profesionalidad en mi equipo de trabajo. Lo doy por hecho. Busco que tengan pasión en lo que hacen”. La pasión lleva a la innovación, y la innovación a la diferenciación, que es lo que necesitamos hoy en día en un mercado donde la competencia es colosal.

Fuente: http://www.emprendepymes.es/que-es-un-intraemprendedor/

Manifiesto de los rebeldes con causa: 15 reglas para intraemprendedores.


Necesitamos líderes intraemprendedores que detesten seguir respirando en un ambiente cargado de nostalgia y busquen la transparencia, la colaboración y la aceleración del potencial creativo e innovador de las organizaciones.

Ahora que nadie discute que la innovación es la principal fuente de competitividad, ahora que sabemos que el principal problema de las empresas es el cambio organizativo para hacer frente a la rapidez y la incertidumbre, ahora que hemos determinado que los protagonistas de la revolución organizativa que se debe dar en nuestras organizaciones son los intraemprendedores, ahora más que nunca se hace necesario un manifiesto a modo de reglas sobre qué conductas caracterizan a los mejores intraemprendedores.

Necesitamos líderes intraemprendedores que impulsen el cambio en todos los niveles organizativos y en todo tipo de organizaciones, públicas y privadas. Necesitamos personas a las que su organización les importe de verdad, necesitamos líderes que prefieran asumir riesgos a resignarse a seguir quejándose.

Necesitamos líderes que detesten seguir respirando en un ambiente cargado de nostalgia y busquen la transparencia, la colaboración y la aceleración del potencial creativo e innovador de las organizaciones.

Estas personas son las más valiosas para la organización, porque sus valores son necesarios para crear un nuevo futuro y los principios que los guían son difíciles de conseguir:

1. Haz lo que se debe hacer: coraje.

Conoces las reglas del juego del cambio y los riesgos que implica, pero quieres una mejor organización, no te conformas con lo que se te pide, haces lo que se debe.

2. Gestionas el statu quo.

Impulsas el cambio entendiendo el poder de tu organización y su miedo, das razones y resultados, buscas entre ellos algunos como aliados y lees sus reglas no escritas.

3. No importa dónde estés ni qué posición ocupes.

No te importa el tipo de organización, el sector, ni tu posición actual; todas las organizaciones necesitan agentes de cambio, te necesitan a ti.

4. El error y el fracaso es infinitamente mejor que la inacción.

La regla que nunca olvidas es que el éxito se consigue después del fracaso, muchas veces de otros, quizás del tuyo.

5. Eres un experto en disminuir fracasos.

Gestionar el cambio es tu disciplina, te formas y aprendes cada día, el cambio es la materia prima de tu trabajo.

6. No trabajas en solitario, tejes red.

Sabes que liderar a otros, que dar poder a los que tienen talento y utilizar la influencia son las claves del éxito. Tu fuerza es la fuerza de tu liderazgo, no de tu posición.

7. Un pequeño resultado tiene más valor que mil palabras.

Tienes la maestría de conseguir y mostrar resultados, pues es el lenguaje que entiende la organización y sabes que la visión y las ideas son insuficientes.

8. Piensas a largo plazo, pero eres un maestro de la ejecución. 

Haces, piensas pero actúas, imaginas pero implantas, no buscas el diseño perfecto, buscas “lo hecho” y mejorarlo continuamente hasta el agotamiento.

9. Corres más que nadie aunque te quedes sin fuerzas. 

La velocidad es tu obsesión, ir más rápido que el mercado, más rápido que lo que te piden tus clientes o tus jefes.

10. Sitúas el cambio en la gestión de personas.

No ignoras a las personas en el proceso de cambio, pues sabes que ellas ignorarán el cambio: comunicas y emocionas.

11. Frente a la incertidumbre y lo inseguro, creas mapas.

Acercas el futuro, haces una planificación que dibuja el cambio, creas mapas que sabes cambiar cada día sin perder credibilidad.

12. La generosidad y la lucha prevalecen.

Das a tu organización aquello que necesita e impulsas el cambio aun cuando nadie te siga, aun cuando tu voz sea única, aunque te sientas solo, perseveras.

13. Creas esperanza.

Sabes que el virus empresarial más letal y más rápido en extenderse es el miedo al cambio y la resistencia a la innovación, y el único antídoto es crear necesidad de cambio y esperanza.

14. El cambio es lo más importante de tu vida.

No hay suicidio profesional más dulce y cruel que la estabilidad. Formarte y evolucionar profesionalmente implica cambiar y mejorar lo que haces.

15. Preocúpate por tu organización, aunque ésta no se preocupe por ti.

Sé amable con la gente que ha sido cruel contigo, haz mejor la organización que no siempre te da soporte, no esperes nada o te puedes quemar y dejarás de ser un intraemprendedor.

Atención:


Este manifiesto no garantiza el éxito al intraemprendedor, pues la innovación despierta los instintos más despiadados de la práctica organizativa, instintos que inevitablemente se seguirán cobrando múltiples víctimas, en muchos casos profesionales honestos que quisieron sólo que su organización fuera un poco mejor, pero sí garantiza el éxito de su organización.

Por

Virginio Gallardo (@virginiog)