La Disonancia Cognitiva




Hace un par de años, trataba de orientar a un compañero que acaba de acceder a su primer puesto como Gestor de Proyectos. Yo ya llevaba unos cuantos años ejerciendo dicha función, y me había preocupado de formarme en esta compleja disciplina. Cuando le recomendé un par de lecturas, su respuesta fue la siguiente:

- Yo ya se mucho de como se deben gestionar los proyectos, y no porque lo haya leido en ningún libro?

Huelga decir que en ese mismo momento desistí de seguir ayudando a esta persona, y el final de la historia fue bastante previsible: Unos meses después, dejo la empresa porque sus proyectos eran absolutamente ingobernables. Su explicación cuando se marchó fue ?nunca me dieron los recursos que necesitaba?, a pesar de que yo llevaba el doble de proyectos que él y tenía incluso menos recursos? La tragedia es que esta persona no aprendió nada de este fracaso. Este fue un caso claro de Disonancia Cognitiva.

Siempre me ha llamado mucho la atención este fenómeno psicológico. En su descripción más simple y general, consiste en un proceso por el cual nuestra mente suaviza un trauma a base de relativizar o alterar nuestra percepción del mismo.

O sea:

Nos enfrentamos a algo que rompe nuestros esquemas de ideas, nuestros paradigmas, y entonces es más sencillo para nuestra mente inventar explicaciones alternativas que minimicen el impacto de ese algo que afrontar la verdad.

Otra acepción o manifestación de la disonancia cognitiva se podría describir como ?primero actuó, luego justifico mi actuación?. Cuando la mente se da cuenta de lo que ha realizado, trata de autojustificarse para reducir el trauma. Un ejemplo muy claro es el de los fumadores, que se inventan datos como ?fumar cinco cigarrillos al día no hace daño? (¿ah, no?) o ?yo fumo porque me gusta, puedo dejarlo cuando quiera? (no has leido a Allen Carr, ¿verdad?).

Lo escalofriante de este fenómeno son dos cosas:

   1. Que nos pasa a todos. El cerebro viene pre-programado para actuar así.
   2. Que, cuándo nos ocurre, los demás se pueden dar cuenta, pero a nosotros nos es muy dificil, incluso cuando los demás exponen el engaño y nos enfrentan a él.

La D.C. es, creo, uno de los fenómenos que propician que muchas veces desistamos de enfocar nuevas alternativas a los procesos, nuevos enfoques a los problemas, nuevas estratégias para conseguir nuestros objetivos.

Muchos nos habremos enfrentado a la situación: Descubrimos una nueva teoría o una herramienta nueva que, pensamos, puede resolver muchos de los problemas a los que se enfrenta nuestra organización. Nos armamos de valor y preparamos una presentación con un detallado plan para la implementación del asunto en nuestro entorno, resaltando los beneficios que con llevaria. Llamemosla calidad total, seis sigma, reingeniería de procesos, gestión por competencias, gestión por proyectos o incluso algo mucho más simple: ?Hey, sería una buena idea que nuestra empresa contase con un blog??







Y entonces la disonancia cognitiva entra en acción:

- Eso es una chorrada
- Si tuvieramos tiempo para hacerlo?
- Está bien para los americanos, pero aquí nunca funcionará
- Nosotros hacemos las cosas de otra manera
- Eso ya se intentó aquí y no funcionó
- Tenemos otras prioridades
- No es el momento de hacerlo

Muchas de estas explicaciones o argumentos no aguantarían muchos asaltos en un análisis serio? Pero lo que hay que preguntarse realmente es: ¿Qué lleva a profesionales reconocidos en su campo a auto-boicotearse de esa manera?

Una de las explicaciones es la resistencia al cambio inherente a todos los seres humanos, de la que espero poder hablar otro día. Otra de las posibles razones es la que me ocupa hoy: La D.C. Lo que ocurre en realidad es que la mente de muchas personas razona de la siguiente forma:

- ?¿Qué esta diciendo este tío? ¿Que llevo toda mi vida haciendo mal las cosas? ¿Que él ha encontrado una solución que yo no he sido capaz de ver? No? Eso no es así? Lo que pasa es que esta teoría no vale, y él no es capaz de verlo?

Si os interesa el fenómeno

No hay comentarios: