Introduccion al Eneagrama





Casi todos los seres humanos alguna vez hemos experimentado en nuestro interior una sensación de   vacío, hemos sentido que algo indefinible nos falta para sentirnos plenos. Esta sensación de in-completitud, que parece ser una constante presente en el ser humano desde sus orígenes, es también un estimulo para intentar completarnos, para buscar respuestas trascendentales que le den sentido a la existencia y paz a nuestra inquietud interna.
Buscamos sentirnos plenos y en paz a través de muchos y variados caminos. La necesidad de obtener éxito material, de conseguir logros académicos, de desarrollar descubrimientos científicos, de manifestar expresiones artísticas, de adentrarnos en el mundo esotérico, de acudir al psicoanalista y de avanzar en la búsqueda espiritual, son sólo alguno de los esfuerzos que hacemos para darle sentido a nuestra existencia.
En este recorrer, tarde o temprano surge la inquietud de conocernos, de saber quiénes somos y cuál es el objetivo de nuestras vidas.
El Eneagrama, es una de las muchas herramientas de crecimiento personal, que nos invitan a explorar en nuestro interior. Este hermoso instrumento de autoconocimiento, no sólo sirve como una guía para entrar en nosotros y entender la motivación de muchas de nuestras actitudes, sino también para comprender a quienes nos rodean, sobre todo a nuestros seres queridos, a quienes muchas veces reclamamos por actuar de tal o cual forma, considerando que lo hacen de manera premeditada o intencional, sin entender que todos tenemos muchas reacciones de las cuales no siempre somos conscientes. Si bien, por lo general, he tenido cierta distancia con los sistemas caracterológicos que pretenden clasificarnos en categorías preestablecidas y fijadas por alguna circunstancia ajena a nuestra voluntad consciente, sea esta la fecha de nacimiento, las líneas de nuestras manos, las letras de nuestro nombre, nuestros rasgos físicos o cualquier otro. Al conocer el Eneagrama me sentí inmediatamente atraída, pues al contrario de otros métodos, este nos induce a descubrirnos y revisarnos, siendo exclusividad de cada quien reconocerse en una de las personalidades definidas.
Estoy convencida que cada ser humano es un Universo en sí mismo. Cada uno de nosotros tiene no sólo su particular historia y circunstancias, sino que además es una verdadera obra de arte.
Cada persona es a la vez, lo creado y el creador, alguien que ha mezclado, cual colores en una paleta, recuerdos, experiencias, aprendizajes, conclusiones, limitaciones, grandezas, temores y sueños, construyendo el maravilloso individuo que es.
Aunque nos cueste reconocerlo y comprenderlo, somos nuestra obra magna, una obra con la capacidad de irse recreando a diario, y que está en permanente evolución. Sin lugar a dudas, para que un sistema caracterológico que divide las personalidades en grupos, fuese realmente fidedigno, tendría que contemplar tantas categorías como seres humanos viven, han vivido y vivirán en esta compleja realidad que es nuestro amado mundo. Aún así, los seres humanos disfrutamos mucho clasificando y analizando incluso lo inclasificable, por lo cual a lo largo de la historia de la humanidad han existido muchos sistemas con los cuales se ha pretendido categorizarnos, con el objeto de podernos conocer y comprender mejor. Un buen ejemplo de esto, es el Horóscopo que describe doce tipos de arquetipos, a través de los doce signos zodiacales.
El Eneagrama es básicamente un sistema que define nueve tipos de personalidades, llamadas Eneatipos, cuyas características, según expresan la mayor parte de los autores que han escrito sobre el tema, se habrían forjado en la infancia, en los siete primeros años de vida. A temprana edad, todos habríamos sufrido una ¨herida¨ en nuestra personalidad, producto de alguna experiencia que nos habría tocado enfrentar. Esta herida interna se mantendría a lo largo de nuestras vidas y sería el motor propulsor de muchas de nuestras acciones y reacciones.
Si bien esta visión bastante determinante de lo que el ser humano es, es usada por una buena parte de los autores de libros que tratan sobre el Eneagrama, también es cierto que no sólo somos lo que se forjó en nuestra más tierna edad, los seres humanos nacemos con una carga genética y, posiblemente, también traigamos registros de vidas anteriores que nos llevan a reaccionar de diferentes maneras, ante estímulos similares. En cualquier caso, escudarnos en nuestra niñez para justificar nuestros actos, puede en realidad hablarnos de lo poco que hemos crecido y madurado con los años o, quizás, de las pocas ganas que tenemos de dejar atrás nuestras limitaciones, las cuales preferimos usar como excusas para no cambiar.
Según mis creencias cada persona es el dios creador de su vida, cada vida es una aventura y cada aventura es sagrada, pues es la manifestación suprema de Dios Creador a través de esa persona.
No hay vidas más valiosas ni seres humanos más interesantes, cada uno de nosotros es el personaje de una hermosa y especial novela digna del más talentoso guionista. Nuestra historia es parte
de este guión, pero en modo alguno una prisión que nos atrapa.
Si bien el Eneagrama nos sirve para reconocer nuestra forma automática de reaccionar ante la vida, es difícil identificar el momento exacto en que concluimos (inconscientemente) que este modo de reaccionar nos podía ser útil para algún fin. Pudo haber sido algún suceso en la infancia, la influencia de alguna o ambas figuras parentales, algo grabado en nuestros genes al momento de nacer, alguna vida pasada que quedó registrada en nuestra aura, o con toda probabilidad, una mezcla de todas esas causas.
Como sea, la mayor parte de nosotros no tiene claridad ni conciencia del momento ni de la forma en que se cimentó su personalidad o forma de comportarnos. Pero todos, a través del autoconocimiento y el crecimiento personal, tenemos la posibilidad de cambiar, ya sea incorporando a nuestra personalidad rasgos que habíamos mantenido negados, o bien, aceptando aspectos nuestros que no nos gustan y expresándolos de manera libre y consciente, de modo que sean armónicos con la elección de expresión que nuestro Ser escoge para manifestar en nuestras vidas. Al contrario de la Astrología, disciplina que está supeditada a la fecha, hora y lugar de nacimiento, y que por su complejidad, requiere la intervención de un experto que interprete nuestra Carta Natal, el Eneagrama es un camino de autoconocimiento que debe ser recorrido personalmente: podemos recibir sugerencias y escuchar a los demás, pero sólo el estudio de cada Eneatipo y el examen de sus características en nuestra personalidad, nos ayudará a reconocer que número somos.
El Eneagrama es una invitación a mirar el resorte motivador de nuestras acciones, reacciones y elecciones, tomando conciencia de ellas y a partir de esta toma de conciencia sentirnos en libertad de escoger quienes queremos ser, dejando de ser personas programadas y definidas por nuestras circunstancias. Quiero insistir en que este instrumento, más que una cárcel que aprisiona encasillándonos en un número, puede ser una oportunidad de conocernos, que nos lleve de la inconsciencia a la conciencia y que nos permita liberarnos de las ataduras que nos amarran.
Cuando comencé a leer sobre el tema, creí importante entender cómo se originan los nueve Eneatipos, de ahí que la teoría del cerebro trino que expongo más adelante, me pareció tremendamente atractiva a la hora de comprender cómo se generan las nueve personalidades.
Después de un tiempo de estudiar el Eneagrama y de trasmitir lo que había aprendido en algunos talleres y grupos, un día me pregunté si acaso existiría una relación entre esta hermosa herramienta y la Misión Álmica de cada Eneatipo. Entendiendo por Misión Álmica, la misión que cada uno de nosotros tendría que cumplir, para conseguir sentirnos como seres humanos plenos que viven una vida con sentido.
A punto de quedarme dormida un día cualquiera, la respuesta llegó desde mi interior:
Tres son las Tríadas del Eneagrama:
Acción, Emoción y Pensamiento
Tres los componentes de la Energía Divina:
Poder, Amor y Sabiduría.
Así, consideré muy interesante relacionar las tres Tríadas del Eneagrama con los tres componentes de la Energía Divina.
Podemos relacionar la Tríada de la acción con la energía del
Poder; la Tríada de las emociones con la energía del Amor; y la
Tríada del pensamiento con la energía de la Sabiduría, y a partir de ello, concluir que cada Eneatipo tiene una Misión Álmica que desarrollar en su vida.
Esta misión, corresponderá al aprendizaje que significa desarrollar en esta vida uno de los componentes de la energía divina. De acuerdo a esto, podríamos suponer que existirían fundamentalmente tres aprendizajes álmicos. Algunos seres vendrían a aprender a amar, otros a aprender el poder, entendido como la energía que nos permite concretar lo que nos proponemos, y un tercer grupo que vendría a adquirir sabiduría.
Poder, Amor y Sabiduría se unirían para impulsar la creatividad que es la esencia de Dios Creador.
El Eneagrama como camino espiritual nos invita a descubrir y a conectarnos con nuestra misión de alma, reconociendo que cuando nuestro ser exterior se aleja de su propósito interior, se produce una incisión que nos provocará sufrimiento mientras no logremos alinearnos con nuestra verdadera esencia, manifestando nuestra plenitud interna a través del desarrollo de nuestra misión álmica.

Existen muchas corrientes de acercamiento al Eneagrama, algunas más duras que trabajan principalmente en la sombra, que equivale a aquellos aspectos de nuestra personalidad más ocultos y desconocidos. Otras más livianas, que basándose en manifestaciones externas de la personalidad, suelen presentar atractivos test para identificarnos, y las hay también religiosas, que fundamentan este conocimiento en los pecados capitales.
En este libro he tomado un poco de aquí y de allá, relacionando cada una de las tríadas con sus misiones álmicas. Su contenido permitirá al lector principiante adentrarse en este entretenido sistema, complementándolo con el énfasis espiritual que las personas en busca de sentido comprenderán.

El sentido es el tema principal de mi vida, lo fundamental e importante; lo que me afecta a mí principalmente como persona,
lo que me atañe directamente,
lo que me hace querer existir,
de lo que mi corazón quiere y puede depender,
lo que da sentido a mi vida,
lo que me llena, lo que me conforta,
por lo cual nadie me puede representar,
aquello por lo que me unifico conmigo mismo.
Victor E. Frankl.

Eneagrama


¿Qué es el Eneagrama?
El Eneagrama es un sistema de representación caracterológico que define nueve tipos de personalidades, llamados Eneatipos. Cada Eneatipo constituye un grupo de personas, las cuales se asemejan entre sí por características comunes en su personalidad y por una forma particular de plantarse ante la vida, que los diferencia de los otros ocho tipos. Esta singularidad se manifiesta como una forma de actuar y reaccionar ante diferentes eventos.
Las 9 personalidades se agrupan en tres grupos llamados Tríadas.
En cada uno de los Eneatipos pueden también reconocerse varias sub-categorías: dos posibles alas y dos sentidos de integración y desintegración.
Sin embargo, para identificar un Eneatipo, más importante que estudiar las acciones y reacciones de un individuo frente a las distintas situaciones de la vida, es reconocer las motivaciones internas que llevan a una persona a actuar de tal o cual forma. Así, el Eneatipo 1, amante de la perfección, puede, por ejemplo, confundirse en su actuar con el Eneatipo 3 apegado al éxito; ambos pueden llegar a ser extremadamente eficientes en su trabajo, pero mientras uno busca la perfección como virtud en sí misma, el otro ansía los aplausos y el reconocimiento que son el alimento que le permite valorizarse.

Los Orígenes del Eneagrama
«Para comprender el Eneagrama debe imaginársele en movimiento. Un Eneagrama sin movimiento es un símbolo muerto; el símbolo vivo está en movimiento, el camino de transformación del hombre, es parte del Movimiento Perpetuo...»
Gurdjieff

El Eneagrama está basado en un antiguo sistema de conocimiento sobre las tipologías humanas y constituye una poderosa herramienta de ayuda para comprendernos y comprender a quienes nos rodean. Si bien, no está claro el origen del Eneagrama en la historia de la humanidad, algunos autores afirman que surge entre los sufíes, movimiento espiritual islamita, 2.000 años antes de Cristo. Sin embargo, recién en el siglo pasado el Eneagrama se comienza a difundir en occidente y se empieza a utilizar como herramienta de crecimiento personal. Es a Oscar Ichazo, boliviano, a quien se le atribuye el logro de sistematizar las enseñanzas del Eneagrama y de iniciar la tradición de una forma más directa. Desde su adolescencia, en la década de los 40, Ichazo participó en grupos esotéricos buscando técnicas para alterar la conciencia, entre éstas, el zen, el sufismo, la Kabbalah, el yoga, el budismo, el confusionismo, el I Ching y las enseñanzas de Gurdjieff, quien habría enseñado el Eneagrama como un símbolo universal del cosmos, en el cual todo conocimiento podría ser incluido en él.
Fue Ichazo el que introdujo en el Eneagrama la correlación de sus nueve puntos con nueve tipos de personalidad. Según Ichazo, cada persona nace como "esencia pura", pero para sobrevivir, se encuentra forzado a desarrollar una personalidad. Así, cada ser humano en algún momento de su infancia, antes de los 7 años, escogería en forma inconsciente uno de nueve patrones básicos de personalidad. Ichazo dice haber descubierto los tipos de personalidad del Eneagrama durante un estado de éxtasis y bajo inspiración angélica.
En 1970, luego de recibir de parte de Ichazo ese conocimiento, el doctor Claudio Naranjo, chileno, fue quien lo presentó al mundo.
Actualmente el Eneagrama es utilizado como un camino de auto conocimiento y crecimiento personal por muchas escuelas espirituales y de desarrollo personal. Algunas comunidades religiosas cristianas, forman parte del abanico de grupos espirituales que integran al Eneagrama como un método de crecimiento personal.

La simbología del Eneagrama
El término "Eneagrama" (nueve líneas) deriva de los vocablos griegos: ennea, que significa nueve, y gramma, que en este caso indica líneas (ver dibujo).
Muchas tradiciones atribuyen al número nueve interesantes significados, llamándolo número maestro. Si el diez representa el retorno a la unidad, el nueve es la etapa última, la cúspide de un proceso que anuncia un final y a la vez un comienzo.
El nueve tiene varias peculiaridades, es el único número que al multiplicarlo por sí mismo o por cualquier otro número, vuelve a sí, reproduciéndose:
9 x 1 = 9, 9 = 9
9 x 2 = 18, 1+8 = 9
9 x 3 = 27, 2+7 = 9
9 x 4 = 36, 3+6 = 9
9 x 5 = 45, 4+5 = 9
9 x 6 = 54, 5+4 = 9
9 x 7 = 63, 6+3 = 9
9 x 8 = 72, 7+2 = 9
9 x 9 = 81, 8+1 = 9
9 x 10 = 90, 9+0 = 9

El número nueve fue llamado por los pitagóricos “Alfa y Omega", inicio y fin. Es también el primer cuadrado de un número impar (tres por tres, igual nueve), es la vibración tres veces perfecta, tres veces tres, creativamente Creador. También se le ha llamado el número del hombre, porque su gestación dura nueve meses.

Es además el único número capaz de "dar vida" a cualquier otro número:
9 + 1 = 10, 1 + 0 = 1
9 + 2 = 11, 1 + 1 = 2
9 + 3 = 12, 1 + 2 = 3
9 + 4 = 13, 1 + 3 = 4
9 + 5 = 14, 1 + 4 = 5
9 + 6 = 15, 1 + 5 = 6
9 + 7 = 16, 1 + 6 = 7
9 + 8 = 17, 1 + 7 = 8
9 + 9 = 18, 1 + 8 = 9
9 +10 = 19, 1 + 9 =10
Al sumar todos los números de nuestro sistema numérico (1+2+3+4+5+6+7+8+9) se obtiene cuarenta y cinco, que sumado (cuatro más cinco) da nueve, de aquí que se le llame "El Perfecto", por ser un número que nunca se destruye. Lleno de simbología, el Eneagrama está formado por tres partes que representan tres leyes divinas que rigen toda la existencia:
El círculo, símbolo de la totalidad, sin principio ni fin. Dentro del cual hay un triángulo equilátero y un hexagrama. El triángulo equilátero, formado por los Eneatipos 3, 6 y 9, llamados también los centros de las tres Tríadas que forman el Eneagrama, son las tres personalidades básicas a partir de las cuales se generan las otras. Este triángulo representa la Ley del Tres, número de la creación, de la santísima trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El pasado, el presente y el futuro.
El hexágono, figura de 6 lados, que representan la Ley del Siete en los números contenidos en sus vértices, está formado por los Eneatipos 1, 4, 2, 8, 5 y 7. Al igual que el 3, el 7 se considera un número especial que se encuentra presente en la creación y que se asocia con las notas musicales, los días de la semana y la tabla periódica, entre otros. Uno dividido por siete, o sea 1/7 da como resultado 0,142857, es decir, los mismos números que están inscritos en la estrella del Eneagrama. Uniendo estos tres elementos (círculo, triángulo y hexagrama) se obtiene el Eneagrama.
De esta forma el Eneagrama, se configura a partir del concepto de la totalidad, de la trinidad y del siete, de manera similar a como lo hace el Árbol de la Vida constituido por tres pilares, por círculos llamados Sephiroth que representan la totalidad y que se alcanza en siete etapas.

Algunas consideraciones a tener en cuenta al momento de identificarnos con un Eneatipo.
1. No hay un número mejor que otro: Cada uno de los nueve
Eneatipos tiene ricas características que aportan a la amplia gama de espectros de personalidad, que el mundo requiere para girar.
No existe un número del Eneagrama más valioso que otro, si bien las características de cada Eneatipo se manifestarán de diferentes formas en la medida que la persona se alinee o desalinee de su
Misión Álmica.
Probablemente hay algunos números que resultan más atractivos a los ojos del mundo moderno y parecen ser más afines a los valores que el orden establecido nos enseña como deseables. Sin embargo, luego de estudiarlos podemos darnos cuenta que todos ellos contribuyen a la sociedad como un todo, y que tienen virtudes deseables y admirables para su funcionamiento, por lo cual es interesante reconocer e integrar cada número del Eneagrama en nuestra personalidad.
Al momento de identificarnos con un tipo, solemos confundirnos con la imagen idealizada que tenemos respecto a quien deseamos ser, con lo que los demás que nos dicen que somos y con la real persona que somos. Estas tres imágenes respecto a quienes somos parecen mezclarse en nuestra mente y en ocasiones se manifiesta una de ellas, y en otras, otra.
Muchas veces empleamos gran energía en negar o dominar cierta parte de nuestra personalidad que nos parece poco deseable o incluso reprobable, no obstante en momentos de tensión o stress, muchos de esos aspectos suelen manifestarse. A veces, en situaciones de crisis, personas de carácter muy tranquilo y de bajo perfil pueden tomar el liderazgo y terminar apoyando y ayudando a otros de personalidad aparentemente más fuerte y segura de sí.
El Eneagrama es un camino que debe recorrerse con calma, con el corazón abierto, sin juicios respecto a lo que es bueno y malo, y con una gran dosis de humildad para poder observarnos y reconocernos.

2. Hay aspectos en todos los números con los cuales te puedes sentir identificado: Al leer la descripción de los Eneatipos pudiera ser que nos sintamos identificados con aspectos de varios de ellos o incluso de todos. También puede suceder que rechacemos de plano algunos números, con los cuales no nos sentiremos en absoluto identificados y es probable que esos sean los que más tienen que enseñarnos de nosotros mismos.
Debido a las características de su personalidad, hay Eneatipos a los cuales les es más difícil reconocerse, como el número 9, que en su afán de evitar el conflicto, en ocasiones tiende a mimetizarse con quienes le rodean y podría identificarse con las características del Eneatipo de figuras dominantes de su entorno, o el 3 que, en su búsqueda de éxito, puede vestirse del ropaje de quienes lo rodean para sentirse así aprobado, confundiendo su máscara con quien realmente es.
No lograr identificarnos con ningún Eneatipo, por un lado nos puede mostrar en parte la incapacidad que tenemos de mirar nuestra parte oscura y reconocer la motivación interna de nuestras reacciones, pero también nos puede hablar de una personalidad integrada que ha reconocido todos los números en sí mismos. El Eneagrama nos invita a pararnos en el centro del círculo, ganando libertad de ser quien deseemos ser. En todo caso, podemos tener por seguro que, si no logramos identificarnos con un número, es mucho más probable que sea por la primera razón que por la segunda.

3. No todos los aspectos de mi Eneatipo me identifican: Aún cuando logremos identificarnos con un número, no necesariamente todos los aspectos descritos para ese número nos representarán, es posible que reconozcamos algunas conductas en nosotros y otras no. Debemos tener en claro que la invitación es a identificar, más que comportamientos, la causa interna que nos lleva a actuar de determinada manera, en forma automática, aún en contra de nuestros deseos.
Ya hemos dicho que una misma forma de actuar puede tener diferentes orígenes, pero también en algunos casos un mismo principio puede generar diferentes formas de actuar. Por ejemplo, el miedo del 6 puede llevarlo a ser una persona débil y temerosa que solicita protección de manera explícita o bien transformarlo en un fanático de la tradición o de sus creencias. De esta forma, un exterior con reglas claras e inamovibles le libera del miedo de que las cosas se salgan de control.
4. El Eneatipo se adquiriría en los primeros años y se mantiene a lo largo de toda la vida: Según algunas corrientes psicológicas, la base de la personalidad se cimenta en los primeros años de vida, probablemente antes de los siete años de edad. El entorno familiar, las circunstancias de la niñez y la etapa emocional en que se encontraban los padres o sus figuras sustitutas, parecen ser determinantes en la fijación del Eneatipo al cual pertenece una persona.
Si bien, no cabe duda que las condiciones de la infancia influyen en la construcción de la personalidad, también es indudable que los seres humanos reaccionan de diferente forma ante las mismas circunstancias. Incluso dos hermanos gemelos que enfrentaron prácticamente lo mismo, pueden tener diferente Eneatipo. Las madres podemos atestiguar que cada uno de nuestros hijos ha sido singular desde su concepción, ya dentro del vientre algunos han sido más inquietos que otros, unos noctámbulos y otros diurnos, unos patean más fuerte y otros apenas lo hacen. Al momento de nacer unos llegan gritando y otros apenas se quejan, unos se aferran al pecho con fruición mientras a otros hay que estimularlos a que lo hagan.
Por este motivo, cabe preguntarse acaso es posible puedan adquirirse experiencias aún antes de nacer, provocando que la persona traiga un bagaje de conocimientos previos a su nacimiento que influyen en la interpretación de las circunstancias que le toca vivir, y por lo tanto influyan a la hora de configurar un Eneatipo. A modo de ejemplo, ante una figura paterna débil y ausente, una persona podría fijar como pauta para su personalidad hacerse su propio padre y padre de sus hermanos, adquiriendo el Eneatipo 1, pero muy bien otra persona podría sentirse abandonada y poco valorizada, adquiriendo como pauta de su personalidad el Eneatipo 4 y vivir luego temiendo no ser lo suficientemente valiosa, como para que las personas que ama mantengan vínculos estables con ella. Creo que en esencia somos todos seres divinos, sabios, amorosos y creativos, y que por diferentes circunstancias hemos escogido determinada forma para manifestarnos a través de una personalidad en esta vida. Un Eneatipo, es sólo una de las formas en que el glorioso ser que somos en nuestro interior puede expresarse. En la medida que los seres humanos vamos ampliando nuestra conciencia, de a poco nos liberamos de las ataduras que nos impone el ego, adquiriendo de ese modo cada vez más libertad y amor por nosotros mismos, con lo cual comenzamos a expresar nuestra personalidad en forma más armoniosa, en concordancia a nuestra verdadera esencia.
Una persona del Eneatipo 2 que vive su número de manera poco sana, atrapada por la compulsión de atender a los demás, en un infructuoso afán de sentirse amada, a menudo suele enojarse y ofenderse por no conseguirlo. Por el contrario, cuando logra conectarse con lo mejor de sí misma y liberarse del yugo que el ego le impone, descubre que el servicio es por sí sólo una fuente de placer y que el reconocimiento puede agregarle una dulce retribución adicional, pero no es para nada el principal estímulo en su actuar. Si bien esta persona pudiera en apariencia seguir teniendo actitudes similares de atención a los demás, lo que habrá cambiado drásticamente es su actitud interna ganando libertad, alegría y disfrute de ser quien es.
Como ya dije anteriormente, soy una firme convencida de que los seres humanos tenemos la capacidad de cambiar y liberarnos de las ataduras de la personalidad. El primer paso hacia la libertad es comenzar a reconocer las artimañas que usa el ego para manipularnos, y producto de este reconocimiento, y luego de un periodo muy largo para algunos, y como un relámpago para otros, comprender que somos amos y señores de nuestras vidas, seres en continua expansión y en permanente opción de reinventarnos.
Cuando hemos abrazado esa libertad y comenzamos a escoger quienes somos, entonces el Eneagrama se nos despliega como un abanico de posibilidades que nos invita a completarnos y a aceptar a los demás en su diversidad.

5. Puede ser más fácil identificar el Eneatipo de los otros:
Sucede de modo frecuente que cuando comenzamos a adentrarnos en el apasionante mundo del Eneagrama, al leer las descripciones de cada tipo, nuestra mente empieza a identificar a familiares, amigos y colegas de trabajo: ¡de pronto sus personalidades se nos hacen evidentes!, pero a la hora de mirarnos nosotros mismos la cosa muchas veces parece no ser tan simple.
Pareciera que somos muy astutos para resolver los problemas de los demás, la mente es experta en invitarnos a huir de nuestro interior, negando o desoyendo nuestros propios dolores y carencias. Es notable lo creativo que somos a la hora de aconsejar y resolver los problemas de otros y, sin embargo, en ocasiones repetimos conductas una y otra vez, sin conseguir resolver nuestros propios conflictos.
Es fácil caer en la tentación de ponernos a catalogar a los demás y de esta forma evitar adentrarnos en nuestro interior y desconocer nuestras amarras. Ciertamente comprender a quienes nos rodean, en especial a quienes amamos, es una gran ayuda que nos permite disminuir barreras que antes nos parecían infranqueables.
De pronto comprendemos que cierta persona no actúa de determinada manera, sólo por el placer de molestarnos, sino que simplemente lo hace así porque no sabe hacerlo de otro modo, y su actuar, en realidad, no tiene nada que ver con nosotros. Es mucho más difícil conseguir que el otro cambie, simplemente porque no nos acomoda su personalidad, que cambiar nosotros mismos. Sin embargo, vuelvo a enfatizar que el Eneagrama es esencialmente una herramienta de autoconocimiento, una invitación a la libertad que solamente alcanzarán quienes sientan la necesidad de romper las cadenas que le impiden a su verdadero ser, expresarse en toda su luminosidad.

6. Observa cómo actúas en épocas de estrés: Reconocer las motivaciones ocultas de nuestro actuar y reaccionar no es tarea fácil. Por lo general, transitamos por la vida convenciendo a los demás y a nosotros mismos que somos de determinada forma, pero llegado un momento de tensión las máscaras se caen y el esqueleto escondido en el baúl se escapa, dejándonos muchas veces sumidos en la vergüenza de habernos descontrolado.
Por este motivo, puede ser más fácil reconocernos cuando actuamos en situaciones de estrés, pues es ahí cuando realmente lo hacemos en forma espontánea, permitiendo que los aspectos reprimidos se expresen. De este modo, no corremos el riesgo de sucumbir a la tentación de reconocernos en el número que “quisiéramos” ser, negando los aspectos de nuestra psiquis que no nos gustan.

7. El Eneagrama no es estático: A lo largo de la vida nos podemos mover por las líneas de integración y desintegración, desde la franja sana a la insana e inclinarnos hacia las alas.
Si bien, no son temas que trataremos en extenso en este libro, es importante tener en cuenta que el Eneagrama es un mandala en movimiento, sobre el cual nos desplazamos a lo largo de nuestras vidas, visitando nuestros números vecinos (alas) y cruzando a través de las líneas de integración y desintegración, evolucionando desde franjas insanas a franjas más sanas del número, lo que equivale a transformar las cadenas que nos aprisionan, en libertad, permitiendo a nuestra alma expresarse en su totalidad.

8. Se trata esencialmente de un trabajo personal, los test ayudan, pero no hacen el trabajo por ti: Aunque los test parecen ofrecer un atajo y un camino fácil, son sólo una ayuda y una guía en un sendero que hemos de recorrer paso a paso, con humildad y sinceridad. Úsalos más para descartar números que para escoger tu Eneatipo. También ofrecen una buena ayuda para seleccionar la Tríada a la cual puedes pertenecer.
En los Anexos 1 y 4 de este libro se presentan dos interesantes y entretenidos test, uno es el Test del Jardín que escogí entre los muchos que yo misma he contestado, por considerarlo no sólo muy certero y didáctico a la hora de reconocernos en un Eneatipo, sino también muy entretenido; y el otro, de mi autoría, un test muy simple que presenta las posibles reacciones de los distintos caracteres frente a la compra de una vivienda. Además, en los
Anexos 2 y 3 se incluyen dos interesantes artículos que pueden ayudar a comprender mejor los diferentes números, Los Anticonsejos del Eneagrama, que con un sutil humor nos dice cuales serán las tentaciones que enfrentarán los eneatipos luego de identificarse en un número, y Los Eneaclosets, también de mi autoría, que describe los posibles hábitos de vestuario que pudiera tener cada componente del Eneagrama. Recibe la opinión de los demás y los resultados de los cuestionarios como un aporte para identificar tu Eneatipo, pero no permitas que nadie ni nada te encasille, sólo tú eres capaz de reconocer tus motivaciones internas.

La Iglesia Católica y el Eneagrama
La Iglesia Católica se ha manifestado explícitamente opositora de la mayor parte de las herramientas New Age y de este movimiento espiritual en general, declarándolo contrario a su doctrina.
Extraordinariamente, el Eneagrama no sólo ha sido aceptado por la Iglesia Católica, sino también difundido a través de talleres y seminarios de inspiración Jesuita.
Quizás, esto se deba por un lado, a que reconoce los méritos de esta herramienta y a que el Eneagrama, con sus nueve tipos de personalidades básicas, está relacionado con los 7 pecados capitales, a los cuales se les han agregado 2 “pecados” adicionales.
Los pecados capitales se denominan de esta forma, por ser
“cabeza”, es decir, el principio u origen del resto de los pecados. A los tradicionales, Ira, Orgullo, Envidia, Avaricia, Gula, Lujuria y
Pereza, se agrega el octavo pecado (eliminado por Santo Tomás)
Vanidad, y uno adicional, Cobardía. Los jesuitas enseñan que cada uno de estos pecados representa un defecto básico de la personalidad, que mediante crecimiento personal ha de ser revisado, reconocido y superado, de modo de poder transformarlo en virtud.
Solemos darle connotación negativa a ciertas palabras por considerar que representan actitudes poco nobles, lo cual nos dificulta una revisión personal, honesta y sincera, pareciera que pocas personas están dispuestas a reconocerse como envidiosos, perezosos o avaros. Sin embargo, todos esos estados viven en nosotros y mientras más los negamos más poder adquieren y buscarán formas de manifestarse.
Estos pecados no son buenos o malos en sí mismos, lo que los hace más o menos deseables es lo que hacemos con ellos. Por ejemplo, la envidia es una energía que nos mueve a superarnos y crecer; siente envidia el deportista y eso lo motiva a auto superarse y sacar lo mejor de sí mismo entrenando con más ahínco. La misma energía, usada de otra forma, puede inducirlo a la competencia deshonesta o a darse por vencido antes de comenzar y retirarse sin siquiera haberlo intentarlo.
Siente envidia el Eneatipo 4, cuando observa que las demás personas parecen contar con virtudes que este número cree no poseer, dada su constante sensación de ser diferente y especial.
Pero esta misma envidia se transforma en una virtud, cuando el 4 decide salir de su estado depresivo y demostrarle al mundo cuan especial es, encausando su energía hacia la creatividad.

Breve descripción de cada Eneatipo
Para comenzar el apasionante estudio del Eneagrama empezaremos con una breve descripción de cada Eneatipo, de modo de ir descubriendo las características de cada uno de ellos.
En una primera mirada ya podemos ir reconociendo algunas similitudes con nuestra personalidad, si bien el camino a recorrer recién comienza, pues el estudio del Eneagrama es un laberinto lleno de sorpresas, avances y retrocesos, mediante el cual nos adentramos al difícil y apasionante mundo del “mirarnos”. Este viaje requiere de mucha nobleza y humildad, pues estaremos en contacto directo con nuestra sombra, esa parte de nosotros mismos que no queremos ver, y menos mostrar a los demás.
Entonces, y sólo a modo de invitación a iniciar el recorrido, a continuación se presenta una breve descripción de los nueve Eneatipos que conforman el Eneagrama:

Eneatipo 8: El líder. Su pecado es la lujuria, tienen mucha autoconfianza, son avasalladores, tienen muy claro lo que desean, poseen una fuerte personalidad. Defensores de sus cercanos. Los 8 evitan la debilidad. Perciben la vida como una lucha, les gusta dejar en claro que ellos son los que están al mando.

Eneatipo 9: El conciliador. Su pecado es la pereza. Se funden con el entorno y les cuesta mucho expresar sus necesidades.
Entienden todas las opciones y es muy difícil discutir con ellos, pues evitan como puedan el conflicto. Se sienten incómodos ante cualquier tensión o falta de armonía entre las personas. Para ellos nada tiene mayor importancia que la paz y la tranquilidad.

Eneatipo 1: El perfeccionista. Su pecado es la ira, que ellos reprimen pues no la consideran una cualidad deseable. Buscan la perfección y hablan en términos de bien y mal. Están siempre ocupados siendo perfectos, haciendo las cosas bien y exigiéndole a los demás que lo sean. Les molestan los errores propios, ajenos, importantes o irrelevantes.

Eneatipo 2: El altruista. Su pecado es el orgullo. Es el tipo de personalidad que necesita sentirse necesitada. Muy generosos dan fingiendo no esperar, pero en realidad buscan agradecimiento.
Evitan reconocer que tienen sus propias necesidades, pero ven rápidamente las carencias de los otros, se enorgullecen de ser serviciales.

Eneatipo 3: El exitoso. Su pecado es la vanidad. Se desarrollan en función de brillar para el resto de las personas. Están muy identificados con su rol, y suelen conseguir lo que se proponen para despertar admiración, no soportan el fracaso.

Eneatipo 4: El especial. Su pecado es la envidia. Para ellos es muy importante ser únicos y singulares. Se experimentan a sí mismos como personas muy emotivas y de gran sensibilidad; de ningún modo como simples personas corrientes, consideran que los demás difícilmente consiguen entenderlos.

Eneatipo 5: El intelectual. Su pecado es la avaricia. A este tipo pertenecen los tipos intelectuales y científicos que coleccionan conocimientos, que nunca llegan a usar pues no se consideran lo suficientemente preparados. Son muy austeros, observadores y estudiosos. Les parece muy importante no dejarse involucrar en eventos sociales que les resulten aburridos, es decir, que no les ayuden a aprender algo.

Eneatipo 6: El leal. Su pecado es la cobardía. Suelen imaginar siempre los peores escenarios futuros, lo que genera un oculto miedo por lo que les pudiera pasar. Como una forma de buscar seguridad, consideran que la vida está regida por leyes, reglas y normas. Muy responsables y respetuosos de la autoridad que consideran fiable.

Eneatipo 7: El alegre. Su pecado es la gula. Huyen del presente, planificando constantemente actividades para el futuro. Como no se quieren perder nada, no profundizan tampoco en nada. Usan una máscara de alegría, evitando el dolor en todas sus formas.
Son optimistas y amantes de la aventura.
El Uno dice, "Si yo puedo hacer todo mi entorno y a mí mismo perfectos, quizás, estaré seguro".
El Dos dice, "Si yo puedo hacer que otros me amen y dependan de mí, quizás, estaré seguro".
El Tres dice, "Si los demás me ven como una persona exitosa, quizás, estaré seguro".
El Cuatro dice, "Si yo puedo ser amigo de la oscuridad y llegar a conocer mi propio dolor, quizás, estaré seguro".
El Cinco dice: “Si yo puedo guardar mi mente enfocada en asir las complejidades del mundo, quizás, estaré seguro”.
El Seis dice, "Si yo puedo mantenerme alerta a todos los peligros posibles y hallo aliados confiables, quizás, estaré seguro".
El Siete dice, "Si yo puedo distraerme con el placer y evitar pensamientos amenazantes, quizás, estaré seguro".
El Ocho dice, "Si yo puedo intimidar y dominar a los demás, quizás, estaré seguro".
El Nueve dice, "Si yo puedo guardar a una mente abierta a todas las posibilidades, quizás, estaré seguro".

Tres cerebros, Tres Triadas, Tres misiones

Para comprender en profundidad cómo se construye este sistema caracterológico, es interesante entender cómo se generan las tres
Tríadas y de donde derivan los nueve tipos de personalidades.

Tres Cerebros
La psicología y la medicina moderna dividen el cerebro humano en tres componentes básicos: el cerebro primitivo instintivo o cerebro reptiliano; el sistema límbico o cerebro emocional y el córtex cerebral o parte pensante del cerebro. Una de las vías para entender el Eneagrama, se puede encontrar en las funciones que se le asocian a cada parte del cerebro humano.
La configuración actual de nuestro cerebro muestra la huella de su pasado evolutivo y está formado por tres partes, que de más antigua a más moderna son: el cerebro reptiliano, el cerebro mamífero primitivo o sistema límbico y el cerebro de mamífero moderno o neocórtex. Cada una de estas zonas, gobierna ciertas respuestas de nuestra personalidad que se pueden clasificar como reacciones "instintivas”, “emocionales" o “intelectuales”.
Todos los seres humanos poseemos este cerebro trino y tenemos reacciones instintivas, emocionales e intelectuales, pero pareciera que al configurar nuestra personalidad, hay una de sus partes que usamos predominantemente y esa sería la que gobierna nuestras reacciones más automáticas; obviamente funcionamos en base a las tres partes del cerebro, pero uno de estos comportamientos gobernaría o se adelantaría en reacción a los otros. De esta forma, hay personas que reaccionan desde las vísceras, (reacciones instintivas); otras desde el corazón, (reacciones emocionales); y otras desde la cabeza, (reacciones intelectuales).
Los científicos aún no han logrado ponerse completamente de acuerdo, respecto a si la personalidad se constituye en base al cerebro o el cerebro se constituye en base a la personalidad. Es probable, que sea una combinación de ambas cosas y si bien nacemos con una predisposición a ser de tal o cual manera, y modelamos de forma muy determinante nuestra personalidad en los primeros 7 años de vida, que es cuando las conexiones de nuestro cerebro se están desarrollando, también es cierto que a lo largo de la vida podemos adquirir o descubrir talentos, que no habíamos siquiera pensado tener.
Una forma clara de comprender esto es como personas que han quedado inválidas de alguna parte de su cuerpo, tras mucho esfuerzo, logran compensar esa carencia desarrollando otra parte de su anatomía para equilibrar así su invalidez. Notable es el ejemplo de personas sin manos, que realizan múltiples tareas con sus pies.
Los médicos recomiendan a las personas mayores, aprender nuevas habilidades como tocar un instrumento, aprender un idioma o resolver acertijos para mantener el cerebro joven, pues se ha demostrado que éste nunca pierde la capacidad de crear nuevas conexiones.
Así, podemos observar como la constitución trina del cerebro humano, se puede relacionar con la generación de las 9 personalidades del Eneagrama, sin olvidar que como seres humanos creativos que somos, siempre estaremos creciendo, evolucionando y con ello también modificando nuestro cerebro.
Para comprender mejor lo expuesto, veamos primero cuales son las funciones básicas de las partes de este cerebro trino.

El Cerebro Reptiliano

El cerebro reptiliano controla las funciones básicas corporales, como el ritmo cardíaco y la respiración. Se llama reptiliano pues corresponde al cerebro de los reptiles que poblaron inicialmente el planeta y es en esta parte del cerebro donde se nos despiertan nuestras reacciones más viscerales y arcaicas.
En este cerebro se desarrolla el sentido de la delimitación territorial y la programación rutinaria básica de supervivencia, como son conseguir alimento y refugio.
Estas características suponen que es aquí donde se encuentran el origen de los comportamientos obsesivos y rutinarios, el carácter conservador y poco afín a los cambios.
La curiosidad y exploración del medio no son características que podamos encontrar en esta estructura, es probable que un lagarto no se planteé encontrar una nueva ruta para llegar a determinado lugar, mientras no se le presenten fuertes impedimentos, lo hará siempre de forma automática por el mismo sitio. Es típica de esta conducta la repetición: un reptil no improvisa ni investiga nuevas maneras de llegar desde esta piedra hasta ese árbol, ya una vez aprendido un camino, morirá haciendo una y otra vez el mismo itinerario.
Si un reptil tiene hambre y no hay alimento disponible, no vacilará en alimentarse de sus crías, pues no tiene desarrollada las emociones ni el sentido de manada como los mamíferos que tienen desarrollado su cerebro límbico.

El Cerebro Límbico
Nuestro sistema límbico controla las respuestas emocionales asociadas a nuestro quehacer.
Con la aparición de los mamíferos sobre el planeta, hubo un crecimiento explosivo de algunas regiones del cerebro reptiliano que posibilitaron la formación del segundo cerebro, el límbico, y con él la posibilidad de sentir y expresar emociones.
De un animal que se puede alimentar de sus crías cuando escasea el alimento, evolucionamos a los mamíferos, que fueron desarrollando el sentido de manada y el cuidado de sus crías, incluso si ello entraña peligro en su propia supervivencia.
Con el cerebro límbico también se desarrolló la capacidad de regulación térmica y el metabolismo general; con estas nuevas características las especies consiguieron un mayor nivel de autonomía y consecuentemente un aumento de la capacidad para descubrir y aventurarse sobre terrenos desconocidos, con los riesgos implícitos.
Esta parte del cerebro modula funciones específicas, que le permiten al animal distinguir entre lo agradable y lo desagradable.

El Neocórtex
En el neocórtex residen funciones más complejas, como el razonamiento lógico y la imaginación.
El cerebro superior o racional corresponde al cerebro de los mamíferos superiores, incluyendo a los primates y a los humanos.
Representa la tercera etapa evolutiva del cerebro, su red de células neuronales, altamente compleja, es capaz de producir el lenguaje simbólico, la capacidad de investigar e inventar y el pensamiento abstracto.
Esta parte del cerebro capacita al ser humano para combinar la imaginación (especialmente la capacidad de planear) con la sensación (necesaria para la empatía y para la motivación). Estas capacidades se centran fuertemente en la integración de la racionalidad y de la emocionalidad, logrando la emergencia de actitudes superiores como el altruismo y otros comportamientos nobles.

Tres Tríadas
El Eneagrama en forma similar a estas tres definiciones del cerebro trino, parte su camino distinguiendo tres personalidades básicas, según el área del cerebro que la persona utilizaría con mayor espontaneidad. Cada una de estas personalidades constituye el centro de lo que se llaman Tríadas del instinto, del sentimiento y pensamiento.
El cerebro humano está constituido por los tres cerebros ya descritos, y nuestro quehacer y reaccionar está influenciado por todos ellos, pero pareciera que para manifestarnos en nuestra experiencia de ser, nuestra psiquis escoge uno de ellos como impulsor de nuestra personalidad. Así, existen personas que funcionan motivadas por el cerebro reptiliano, es decir, desde su centro instintivo; otras por el cerebro límbico, es decir, desde su centro emocional, y un tercer grupo por el neocórtex cerebral, es decir, desde su centro intelectual.
Según el área del cerebro que utilicemos como timón de nuestra personalidad, podemos distinguir tres personalidad básicas simbolizadas en los tres vértices del triángulo central del Eneagrama que contiene los Eneatipos 3, 9 y 6, estas personalidades primarias o básicas generan por combinación con los otros vértices del triangulo el resto de las personalidades del Eneagrama y representan los tres centros de las tres Tríadas, descritos a continuación:

Tríada del Instinto
Corresponde a personas de carácter visceral, que reaccionan instintivamente desde su cerebro reptiliano. La pasión o impulso básico de reacción de estas personas es la Ira. En el centro de esta Tríada tenemos al Eneatipo 9 y a sus costados los Eneatipos 8 y 1. Lo instintos más básicos de supervivencia se relacionan con el hacer. Estas personalidades suelen estar focalizadas en el presente, que es donde los instintos nos dicen qué hacer para conseguir la supervivencia.
Las personas que reaccionan fundamentalmente desde su cerebro reptiliano, lo hacen impulsadas por la Ira, entendida como la respuesta visceral natural ante la amenaza que afecta la supervivencia, la defensa territorial o de grupo. Nuestro cerebro nos pone alerta tanto física como emocional y mentalmente para defendernos ante una amenaza, despertando dentro de nosotros el sentimiento de ira, la cual nos puede invitar a la defensa (contraataque) o huida como mecanismo de supervivencia. Al ir el ser humano dominando la naturaleza y disminuyendo de esta forma la urgencia de la supervivencia, el origen de estas amenazas se descontextualiza, de esta forma la Ira comienza principalmente a manifestarse como reacción de otro tipo de amenazas más subjetivas, mentales e imaginadas, pero no por ello de menos intensas.
De esta forma, si nos sentimos amenazados cuando, por ejemplo, alguien piensa diferente a nosotros, entonces nuestro sistema fisiológico puede llegar a reaccionar de igual forma que lo hacían en la prehistoria nuestros antepasados, ante la amenaza de un oso en la entrada de su cueva. Nuestro organismo reacciona ante alguien que piensa diferente de nosotros secretando adrenalina y otras sustancias, que literalmente nos envenenan y nos obligan a defendernos o contraatacar, como si en ello se nos fuese la vida.
La ira en sí misma no es ni buena ni mala, es simplemente la reacción natural ante una amenaza, lo que hagamos con esa ira es lo que en realidad consideraremos como deseable o indeseable, para el modelo de conducta que hayamos definido como aceptable para nosotros.
Los reptilianos son personas poco afines al cambio, prefieren el terreno seguro y conocido, poco amantes de la aventura, se acomodan a la rutina.
La Tríada del instinto está formada por los tipos ocho, nueve y uno. La pasión básica es la IRA. Intentan usar su voluntad para influir en el mundo. Temen ser dominados o explotados. Se vuelcan a la acción y se orientan al presente.
La Ira puede seguir tres direcciones:
- Hacia afuera, en el caso del ocho, ellos expresan su ira.
- Hacia adentro, en el caso del uno, ellos reprimen su ira.
- Hacia adentro y hacia afuera, en el caso del nueve, ellos niegan su ira y la expresan mediante la acción evasiva.

Tríada del Sentimiento
Corresponde a personas de carácter emocional que reaccionan desde el sentimiento, que corresponde al cerebro límbico y cuya pasión o impulso básico es la imagen propia, entendiendo por imagen la construcción emocional que hacemos de nuestra personalidad, con el fin de sentirnos dignos de ser amados. En el centro de esta Tríada tenemos al Eneatipo 3 y a sus costados los Eneatipos 2 y 4. Estas personalidades están impulsadas por el sentir emotivo, y suelen estar más en el pasado que en el presente, que es donde evalúan el resultado de sus esfuerzos por ser amados.
Detrás de su falsa imagen propia construida para los demás, ocultan mucha vergüenza. Ellos han perdido el contacto con su verdadera naturaleza emocional, no se sienten amados ni dignos de ser amados. Creen que tienen que hacerse valer para que los quieran, por lo que dependen del apoyo y la aprobación de los demás.
Más afines al cambio que las personas cuyo Eneatipo pertenece a la Tríada del instinto, los Eneatipos que pertenecen a la Tríada de las emociones basan sus acciones y pensamientos en sus sentimientos, le dan mucha importancia a las relaciones y buscan desesperadamente sentirse amados.
La vergüenza es un sentimiento de falta de valía y pueden solucionarla de tres formas:
- Hacia afuera: en el caso del Eneatipo dos, que busca el amor de los demás prodigando atenciones.
- Hacia adentro: en el caso del Eneatipo cuatro, que se repliega a su mundo interior, intentando reafirmar su valía a través de sentirse único y especial.
- Hacia adentro y hacia afuera: en el caso del Eneatipo tres, que busca su valor interior mediante logros externos.

Tríada del Pensamiento
Corresponde a personas de carácter intelectual que reaccionan desde el pensamiento, que corresponde al cerebro neocórtex y cuya pasión o impulso básico es el miedo, entendido por miedo como el temor a no contar con los recursos necesarios para enfrentar la existencia. En el centro de esta Tríada tenemos al Eneatipo 6 y a sus costados los Eneatipos 5 y 7. Estas personalidades están impulsadas por el pensar y suelen estar más en el futuro que en el presente, anticipando nuevos y posibles escenarios.
La forma en que manejan su miedo puede tener tres direcciones:
- Hacia afuera, en el caso del siete, en apariencia valientes aventureros parecen no tenerle miedo a nada, pero en realidad le temen a su vacio interior.
- Hacia adentro, en el caso del cinco, tienen mucho miedo del mundo exterior, por lo que se retiran y se aíslan del mundo.
- Hacia adentro y hacia afuera: en el caso del seis, ellos le tiene miedo al miedo. Para encontrar seguridad interior, necesitan de un mundo externo que le de las pautas o las normas a seguir.
Como ya vimos el Eneagrama está formado por un triángulo (3- 6-
9-3) y por una estrella (1-4-2-8-5-7-1) cuyos vértices son generados por las personalidades del triángulo central al inclinarse hacia su vértice vecino en el mismo triángulo. Los Eneatipos del triángulo forman las llamadas personalidades primarias y la estrella las secundarias, pues son derivadas de las otras. Cada vértice del triángulo es el centro de una tríada, formando así tres tríadas.



8 Yo hago,pienso y siento
7 Yo pienso,hago y siento poco
6 Yo pienso
5 Yo pienso siento y hago
4 Yo siento, pienso
3 Yo siento
2 Yo siento, hago y pienso
1 Yo hago, siento y pienso
9 Yo hago
 

Eneagrama

El Eneatipo 9, basado en el Yo Hago, genera hacia la derecha al inclinarse hacia el número 3, la personalidad 1 basada principalmente en el Hacer y secundariamente en el Sentir, negando el Pensar.

El Eneatipo 9, basado en el Yo Hago, genera hacia la izquierda al inclinarse hacia el número 6 la personalidad 8 basada principalmente en el Hacer y secundariamente en el Pensar, negando el Sentir.

El Eneatipo 3, basado en el Yo Siento, genera hacia su derecha al inclinarse hacia el número 9, la personalidad 2 basada principalmente en el Sentir y secundariamente en el Hacer, negando el Pensar.

El Eneatipo 3, basado en el Yo Siento, genera hacia su izquierda al inclinarse hacia el número 6, la personalidad 4 basada principalmente en el Sentir, secundariamente en el Pensar, negando el Hacer.

El Eneatipo 6, basado en el Yo Pienso, genera hacia su derecha al inclinarse hacia el número 3, la personalidad 5 basada principalmente en el Pensar, secundariamente en el Sentir y negando el Hacer.

El Eneatipo 6, basado en el Yo Pienso, genera hacia su izquierda al inclinarse hacia el número 9, la personalidad 7 basada principalmente en el Pensar, secundariamente en Hacer, negando el Sentir. Comprendiendo el diagrama anterior, es fácil entender las principales características de cada Eneatipo, pues según el centro al que pertenecen, al que se inclinan y el que niegan se pueden determinar las características principales de un Eneatipo.
Revisemos uno por uno, cómo es que se pueden deducir las características propias de cada número a partir de este diagrama.

Eneatipo 8: Yo Hago y Pienso, pero Siento poco, pertenecientes a la Tríada del instinto, inclinadas hacia el centro del pensamiento, niegan el centro de las emociones. Las personas que pertenecen a este Eneatipo, son personas que actúan según su mente le señala, pero suelen estar desconectadas de sus sentimientos.

Eneatipo 9: Yo Hago, pero Pienso y Siento poco, centro de la
Tríada del instinto, las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas que primero actúan. Sus acciones y reacciones suelen estar desconectadas de sus pensamientos y sentimientos.

Eneatipo 1: Yo Hago y Siento, pero Pienso poco , pertenecientes a la Tríada del instinto, inclinadas hacia el centro del sentimiento, niegan el centro del pensamiento. Las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas que valorizan emocionalmente sus acciones y reacciones, pero suelen estar desconectadas de sus pensamientos.

Eneatipo 2: Yo Siento y Hago, pero Pienso poco, pertenecientes a la Tríada del sentimiento, inclinadas hacia el centro del instinto, niegan el centro del pensamiento. Las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas que actúan según les dictan sus sentimientos, pero suelen estar desconectadas de sus pensamientos.

Eneatipo 3: Yo Siento, pero Hago y Pienso poco, centro de la
Tríada del sentimiento, las personas que pertenecen a este
Eneatipo son personas que siguen sus emociones, las cuales gobiernan su hacer y pensar.

Eneatipo 4: Yo Siento y Pienso, pero Hago poco, pertenecientes a la Tríada del sentimiento, inclinadas hacia el centro del pensamiento, niegan el centro del instinto. Las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas que sienten y piensan mucho, pero les cuesta llevar al plano concreto sus emociones.

Eneatipo 5: Yo Pienso y Siento, pero Hago poco, pertenecientes a la Tríada del pensamiento, inclinadas hacia el centro del sentimiento, niegan el centro del instinto. Las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas muy mentales y emotivas, pero les cuesta llegar al plano concreto sus pensamientos.

Eneatipo 6: Yo Pienso, pero Hago y Siento poco, centro de la
Tríada del pensamiento, las personas que pertenecen a este
Eneatipo son personas muy mentales, sus pensamientos gobiernan su hacer y sentir.

Eneatipo 7: Yo Pienso y Hago, pero Siento poco, pertenecientes a la Tríada del pensamiento, inclinadas hacia el centro del instinto, niegan el centro del sentimiento. Las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas muy mentales y activas, pero les cuesta conectarse con sus emociones.

Tres Componentes de la Energía Divina:
Misión Álmica de cada tríada.
Varias tradiciones espirituales y religiosas reconocen tres componentes en la energía divina. En la religión católica, la Santísima Trinidad es un claro ejemplo de este carácter trino:
Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas manifestadas, pero un solo Dios. En la mitología griega, tres son los dioses que dominan la tierra y los hombres: Zeus, Poseidón y Hades. En la tradición hindú Brahma, Vishnu y Shiva son los dioses que gobiernan el mundo.
También para algunas corrientes espirituales no tradicionales, la presencia divina en nuestro ser se representa como una llama trina o llama triple, que se encuentra ubicada en el cuarto chackra, llamado Anahata o centro cardíaco, situado en el centro de nuestro corazón. Es la llama de Cristo dentro del ser humano: el punto de conexión entre el ser divino y el ser terrenal que todos somos, también llamado el centro de la divina presencia del Yo Soy.
Esta llama trina está formada por tres llamas de color rosado, amarillo oro y azul, cada una de las cuales representa las cualidades de Amor, Sabiduría y Poder que todo ser humano necesita manifestar y desarrollar para alcanzar la plenitud en esta vida.
La llama de color rosado, representa el Amor que todos venimos a experimentar y a expresar, tanto a nosotros mismos, como hacia los demás, hacia nuestras creaciones y hacia la existencia en general. Es el yo amo.
La llama de color amarillo oro, representa la Sabiduría que todo ser humano viene a adquirir en esta vida, cognición que contempla no sólo el conocimiento intelectual y científico, sino también la sabiduría de vida que nos permite fluir con la existencia, sin oponer resistencia a las experiencias que se nos presentan, en la certeza de que si están ocurriendo es perfecto que así sea, y en la claridad de comprender que el cúmulo de experiencias que hemos tenido en esta vida nos permiten comprendernos, comprender al otro y comprender el mundo y las leyes que lo rigen. Es el yo pienso.
La llama de color azul, representa el Poder que venimos a desarrollar entendido como la capacidad no sólo de subsistir en el mundo, sino de conseguir manifestar aquello que nos proponemos en la vida. Es la expresión del yo puedo.
Estas tres energías impregnan todo nuestro quehacer y podemos decir que son las tres grandes lecciones que aprenderemos a lo largo de nuestra vida. Sólo una vez que las integremos y las equilibremos, comenzaremos a sentirnos a gusto con nosotros mismos, con los demás y con el mundo en general.
El joven que escoge qué carrera estudiar ha de considerar estos tres aspectos al momento de tomar su decisión: ¿Esta profesión es realmente mi vocación, es aquello que amo hacer?, ¿Cuento con los conocimientos y aptitudes necesarias para poder ingresar?, ¿Una vez que me reciba, podré vivir de acuerdo al nivel económico que ansío?
Elegir una profesión, sólo inspirados por nuestra vocación o por ansías de status o de coleccionar conocimientos poco valorizados, nos terminarán llenando de frustración; así equilibrar vocación
(amor), conocimientos (sabiduría) y posibilidades laborales (poder) al momento de tomar cualquier decisión, será la forma más adecuada para sentirnos satisfechos con nuestra elección.
Todos estamos aprendiendo continuamente a equilibrar estas tres energías: Cuando realizamos cualquier proyecto en nuestras vidas, sea este formar una familia, realizar un viaje o simplemente ir al cine.
Si miramos a nuestro alrededor, nos podemos dar cuenta que hay personas que parecen manejarse mejor con uno o dos de los componentes de la energía divina y en cambio en la otra siempre se les presentan situaciones complicadas. Hombres exitosos profesionalmente hablando, con muchos estudios y éxito monetario que nunca llegan a construir una relación emocional estable. Personas con muchos conocimientos y amor por lo que hacen, pero que, sin embargo, nunca llegan a tener un trabajo bien remunerado. Hay también algunas personas gentiles y amorosas, trabajadores esforzados, pero que nunca consiguieron terminar sus estudios.
Algunos estamos continuamente aprendiendo desafíos emocionales y a relacionarnos con los demás; a otros la vida parece siempre ponerle dificultades laborales; otros no consiguen descubrir su vocación, y otros salen de una mala decisión económica para caer en otra. En ocasiones, nos cuesta entender las dificultades del otro, pues son temas que nosotros tenemos superados y no comprendemos que la otra persona no vea la solución a sus problemas. La mayor parte de las veces somos tremendamente creativos a la hora de solucionar los conflictos de los demás, pero nos quedamos atrapados en los nuestros.
Cada Tríada se puede relacionar con un componente de la energía divina:
La Tríada del Instinto con la Energía del Rayo Azul,
Poder.
La Tríada de las Emociones con la Energía del Rayo
Rosado, Amor.
La Tríada del Pensamiento con la Energía del Rayo
Amarillo, Sabiduría.
Cada ser humano parece estar llamado a desarrollar una Misión Álmica, la cual está relacionada también con un proceso de aprendizaje de una lección de vida. Cuando aprendemos esa lección, conseguimos manifestar nuestra Misión Álmica y nuestra vida parece entonces tomar sentido. Por el contrario, cuando desconocemos o negamos nuestra Misión Álmica percibimos el mundo como un lugar hostil y en vez de fluir con la existencia, continuamente nos sentimos en fricción y atrapados.
Los Eneatipos 8, 9 y 1 vienen a manifestar el componente de la
Energía Divina del Poder, el cual tendrán que aprender a expresar, integrándole los componentes de Amor y Sabiduría.
El Eneatipo 8 tiene la Misión Álmica de transformar el mundo en un lugar más justo, aprendiendo él a ser justo.
Tiene el poder y la fuerza para hacerlo, pero necesita integrar a sus acciones Amor y Sabiduría para que se manifieste en un cambio positivo.
El Eneatipo 9 tiene la Misión Álmica de transformar el mundo en un lugar más armonioso, empezando por hacer de su mundo interior un lugar más apacible. Tiene todo el poder y fuerza para hacerlo, pero necesita integrar a sus acciones Amor y Sabiduría para conseguirlo.
El Eneatipo 1 tiene la Misión Álmica de transformar el mundo en un mejor lugar. Tiene el poder para hacerlo, pero necesita integrar a sus acciones Sabiduría y Amor para lograrlo.
Los Eneatipos 2, 3 y 4 vienen a manifestar el componente de la
Energía Divina del Amor, el cual tendrán que aprender a expresar integrándole los componentes de Poder y Sabiduría.
El Eneatipo 2 tiene la Misión Álmica de amar a los demás de manera incondicional y desinteresada. Tiene todos los sentimientos para hacerlo, pero tendrá que aprender a expresarlo integrando los componentes de Sabiduría y
Poder.
El Eneatipo 3 tiene la Misión Álmica de aprender a amarse a si mismo tal como es, para ello tendrá que aprender a integrar al Amor los componentes de
Sabiduría y Poder.
El Eneatipo 4 tiene la Misión Álmica de aprender a amar la existencia de manera incondicional. Para poder hacerlo tendrá que integrar los componentes de Poder y Sabiduría.
Los Eneatipos 5, 6 y 7 vienen a manifestar el componente de la
Energía Divina de la Sabiduría, el cual aprenderán a expresar si le integran los componentes de Amor y Poder.
El Eneatipo 5 tiene la Misión Álmica de conocer el mundo y los fenómenos que lo explican. Tiene toda la inteligencia para hacerlo, pero tendrá que aprender a integrar Poder y Amor.
El Eneatipo 6 tiene la Misión Álmica de reconocer en sí mismo sus capacidades. Tiene toda la sabiduría para hacerlo, pero tendrá que aprender a integrar los componentes de Amor y Poder.
El Eneatipo 7 tiene la Misión Álmica de hacer del mundo un lugar más alegre. Tiene toda la sabiduría para hacerlo, pero tendrá que aprender a integrar los componentes de Amor y Poder.
El Eneatipo 1 tiene todo el poder para hacer las cosas bien y hacer del mundo un mejor lugar, pero le falta la sabiduría para comprender que la perfección que busca no existe, y el amor para ver la perfección en el otro.
El Eneatipo 2 tiene todo el amor para ayudar a los demás, pero le falta sabiduría para reconocer sus propias necesidades, y poder para aprender a decir que no, cuando no desea hacer algo.
El Eneatipo 3 tiene tanto amor hacia sí mismo que siente que es capaz de triunfar en todo lo que se propone, pero le falta sabiduría para poder reconocer sus limitaciones, discernimiento para saber cuándo no es necesario competir, y poder para conseguir lo que desea sin usar triquiñuelas.
El Eneatipo 4 tiene amor por la belleza de la vida, pero le falta poder para llevar su creatividad al mundo práctico, y sabiduría para encontrar las respuestas que tanto busca en su interior.
El Eneatipo 5 tiene toda la sabiduría del mundo, pero le falta poder para contribuir concretamente con todos sus conocimientos, y amor por el otro para aprender a compartir lo que sabe.
El Eneatipo 6 tiene todo el conocimiento del marco en que se dsenvuelve, conoce todas las reglas y valores sociales, pero le falta poder para buscar su propia verdad, y amor por los demás, para aceptar que puedan tener su propia verdad.
El Eneatipo 7 conoce todas las formas de pasarlo bien en este mundo, pero le falta poder para detenerse y profundizar, y amor por lo que emprende para no abandonar todo lo que inicia.
El Eneatipo 8 tiene todo el poder y fuerza para cambiar su entorno, pero le falta sabiduría para distinguir qué puede ser cambiado y que no, y amor por los demás, para reconocer que su ímpetu puede ser avasallador.
El Eneatipo 9 tiene poder para mantener la armonía, pero le falta sabiduría para aprender a reconocer sus conflictos internos, y amor por sí mismo para aprender a poner límites.



Eneatipo 1
El tipo racional, idealista, de sólidos principios, determinado, controlado, controlador, perfeccionista, el maestro, el cruzado, el moralista, el organizador, el reformador.

TEST CARÁCTER BÁSICO Nº1 SI NO
1. Las manifestaciones de ira me parecen poco afortunadas, si bien de tanto en tanto no puedo controlarme.
2. Usualmente me molesta que las cosas no resulten como yo creo que debieran resultar.
3. Con frecuencia me enfado conmigo mismo por saber que puedo hacer las cosas mejor de cómo las hago.
4. Un pequeño error puede nublar la satisfacción que el trabajo en su conjunto me podría dar.
5. ¿Por qué hacer las cosas sólo bien, si las puedo hacer perfectas?
6. Normalmente, me cuesta encontrar tiempo para relajarme y pocas veces tengo espacio para la diversión y la alegría.
7. Me comporto de forma autocrítica y suelo también criticar a los demás.
8. Pienso y evalúo mucho mis decisiones, sobre todo si implican cambios en mi vida.
9. La honradez para mi es una virtud esencial.
10. No me gusta enojarme, pero en ocasiones no puedo evitar que la falta de rigor de los demás me enfurezca.
11. Actuar de forma correcta es básico en mi vida cotidiana.
12. A menudo siento que la labor por realizar es mayor que el tiempo que tengo para llevarla a cabo.
13. Empleo mi tiempo con toda la responsabilidad y dedicación que puedo.
14. Tener las cosas bajo control me tranquiliza.
15. Para mi es fácil ser y comportarme como una persona escrupulosa en el detalle.
16. Me son afines las causas que promueven la justicia, moralidad y ética.
17. Tengo una escala de valores claras y precisas, no suelo confundirme con lo que es correcto e incorrecto.
18. Generalmente, me siento arrastrado a buscar el perfeccionamiento propio y ajeno en todo lo que llevo a cabo.
19. Tengo la creencia de que debo hacer bien las cosas para que los demás me aprueben.
20. Me frustra que los demás no comprendan lo que les digo, si así fuera sus vidas marcharían mucho mejor.
Nota: Para contestar este cuestionario marca SI, si estás absolutamente de acuerdo con la afirmación y NO si estás algo de acuerdo o en desacuerdo con la afirmación. Si marcaste 15 o más casillas bajo el SI, entonces es bastante probable que tu Eneatipo sea el número 1.

Eneatipo 1
Características Principales:
Su Razón: Yo Hago y Siento, pero Pienso poco.
Área del Cerebro Mayor Acción: Reptiliano.
Componente de la Energía Divina: Poder.
Arquetipo fijado: El Padre.
Pecado: Ira.
Pasión: Que todo sea perfecto.
Miedo Básico: A ser malo o imperfecto.
Deseo Básico: Hacerlo bien.
Virtud: La excelencia.
Línea del Tiempo: Orientados al presente.
Su Lema: “No me equivoco, luego existo”
Frase Típica: ¡El mundo sería mejor si los que me rodean escuchasen lo que digo!

Descripción: es el tipo que le gusta hacer las cosas bien, controlador y de sólidos principios. Son autoritarios, consideran que nadie puede hacer las cosas tan bien como ellos mismos.
Desean que todo salga perfecto, tienden a ser criticones y a desmerecer lo logrado y subrayar las equivocaciones. Tienen poca tolerancia a los errores propios y de los demás. En su mejor aspecto, los uno nos enseñan el valor de la excelencia y nos invitan a dar lo mejor de nosotros mismos.
Las personas de este Eneatipo suelen encarnar los valores que se esperan de los políticos de vocación o de los ejecutivos de empresas muy tradicionales. Individuos rectos, con sólidos principios, capaces no sólo de seguir sus ideales, sino también de controlar que estos se cumplan. Esto no significa que todas las personas de este número sigan una carrera política o ejecutiva, podemos encontrar Eneatipos 1 en todos los ámbitos de la sociedad, pero sea una dueña de casa, un deportista o un vendedor, la rigurosidad, perfeccionismo y sobre control con que realizan sus labores los delatará.
Yo Hago y Siento, pero Pienso poco, las personas que pertenecen a este Eneatipo son personas que dan mucha importancia a la forma en que hacen las cosas, pues a partir de ellas afirman su imagen propia, es decir, su valor personal o el amor que sienten por sí mismos. Como son personas que piensan poco, no suelen replantearse sus convicciones y suelen ser rígidos y poco tolerantes al cambio, pues ello implica una incertidumbre que no están dispuestos a enfrentar.
Como están regidos por el área del cerebro reptiliano, Tríada del instinto, entonces suelen ser personas que reaccionan desde las vísceras, más bien rígidas, rutinarias, conservadores, con poca curiosidad por ideas nuevas, poco improvisadores, poco afines al cambio. Su compulsión es la ira, pero al contrario que sus vecinos de Tríada, que la niegan en el caso de los 9, y la manifiestan en el caso de los 8, los 1 la reprimen, pues la consideran contraria a su modelo de perfección.
El componente de la energía divina que vienen a manifestar es el poder, que está relacionado con el hacer orientado hacia la supervivencia. Es por ello que los miembros de la Tríada superior del Eneagrama dan mucho valor a su quehacer diario y en el caso del Eneatipo 1 además es vitalmente importante que las cosas se hagan, no sólo bien, sino que perfectas. Como estas personas son para los demás una verdadera inspiración de excelencia, tienen la capacidad de cambiar su entorno, ayudando a otros a encontrar dentro de sí mismos, la fuerza que les falta para hacerse cargo de sus vidas y convertir el mundo en un mejor lugar para vivir.
Las personas de este Eneatipo se hicieron padres de sí mismos desde muy temprana edad, desde entonces andan por la vida, atrapadas en este arquetipo. Este padre interno se manifiesta no sólo en su relación consigo mismos, sino también en sus relaciones de pareja, filiales, laborales, de amistad e incluso parentales. La forma en que este arquetipo se manifiesta puede ser la de un padre cariñoso, protector y formador, pero también la de un padre severo, sobre exigente y poco amoroso si no cumplen sus exigencias; pudiendo incluso, en su peor aspecto, llegar a ser un padre castigador, iracundo, intolerante con las limitaciones del otro e incluso cruelmente descalificador.
El pecado capital de este Eneatipo es la Ira, que es además la compulsión de esta Tríada y en el caso de los 1, se trata de ira reprimida, la cual acumulan y terminan por liberar explotando fuera de contexto cual un volcán en erupción, generalmente, en sus círculos más íntimos, quedando luego sumidos en la vergüenza y culpa.
La pasión de este Eneatipo es que todo sea perfecto: ellos, los demás, el mundo, su hogar, su pareja, sus hijos, su trabajo, la ciudad. En ocasiones pierden las proporciones y gastan igual energía en los asuntos relevantes como en otros de poca importancia.
Como la perfección es un espejismo imposible de alcanzar, el miedo que tiene este Eneatipo es a ser malo o imperfecto (pues teme perder así su valor y el aprecio de los demás). Cuando este miedo es llevado al extremo, terminan por descalificar y agredir a quienes aman poniéndole estándares tan altos que nunca son debidamente alcanzados, transformando su deseo básico de hacer las cosas bien, en un perfeccionismo cruel y criticón.
Por el contrario cuando ellos viven sanamente su pasión, ella es llevada hacia la virtud y se transforma en excelencia. Los 1 parecen invitarnos a dar lo mejor de nosotros mismos, a aprender a no conformarnos con menos cuando podemos dar más, estimulándonos a disfrutar de hacer de este mundo un mejor lugar para vivir.
Orientados hacia el presente al igual que sus vecinos de Tríada, los miembros de este Eneatipo se enfocan en su quehacer y no gastan energías en imaginar posibles escenarios ni en lamentaciones por lo que no ocurrió, tampoco suelen evaluar el impacto que sus actos tiene en los sentimientos de los que los rodean, pues están convencidos que tienen la razón.
Su lema es: No me equivoco, luego existo y su frase típica ¡El mundo sería mejor si los que me rodean escuchasen lo que digo!

Pauta Infantil del Eneatipo 1.
En su infancia fueron los típicos niños buenos, no les bastaba con sólo ser niños, debían ser mucho más que eso. Desarrollaron la responsabilidad y la seriedad a una edad muy temprana, comprendieron que sus padres esperaban mucho de ellos y decidieron cumplir sus expectativas a cabalidad.
Por diversos motivos, experimentaron una desconexión de la figura paterna, podría ser del padre biológico o su figura sustituta, por lo cual asumieron que debían ser padres de sí mismos.
Aprendieron a auto vigilarse y exigirse, llegando a considerar al resto como algo más perezosos, menos responsables, más descuidados y quizás, más inmaduros que ellos mismos.

En su variante sana.
Las personas de este Eneatipo disfrutan de su capacidad de hacer las cosas bien, comprenden que esta necesidad no tiene que ver con la situación en sí, ni con los demás, simplemente obedece a un aspecto de su personalidad, firmemente arraigado desde su infancia.
Si se llegan a equivocar, no pierden la perspectiva, y sin desmerecer el esfuerzo por lo conseguido, no permiten que una pequeña nube en el cielo los desaliente; por el contrario se sienten estimulados a volver a empezar aún con mayor ímpetu.
Las personas de este Eneatipo nos hacen un llamado a entregar lo mejor de nosotros mismos, a manifestar la excelencia en nuestro que hacer por cotidiano que éste sea. Comprenden que no todos somos iguales y saben muy bien qué esperar de quién, por lo cual no son sobre exigentes ni pretenden que todos hagan las cosas como ellos las harían. Saben reconocer las cualidades de cada persona, invitándolas y ayudándolas a conectarse con sus talentos personales y de esta forma los impulsan a sentirse útiles y plenos.
Reconocen que los demás hacen su mejor esfuerzo, aunque no cumplan sus exigencias y están siempre dispuestos a ayudar y ofrecerse para organizar cosas en beneficio de todos, pero sin llegar a ser avasalladores.
Estas personas son un verdadero ejemplo de lo que predican, poseen una escala de valores clara y viven en consecuencia a ella, transformándose en un inspirador ejemplo de consecuencia, virtud tan escasa en la actualidad.
Son capaces de expresar su enojo con moderación y en relación a la situación en conflicto, sin salirse de sus casillas, ni tener reacciones desproporcionadas y descontextualizadas.
Cuando se permiten expandirse en sus virtudes se vuelven extraordinariamente sabios y juiciosos. Al aceptar las cosas como son, adquieren un sentido increíble de la realidad y saben qué hacer en cada situación.

En su variante menos sana.
Los tipos 1 menos sanos, transforman su virtud en su obsesión, viven angustiados y estresados intentando no equivocarse.
Apuntan su dedo acusador hacia los demás a quienes consideran llenos de limitaciones, pocos escrupulosos y desorganizados.
Como sienten que los demás jamás harán las cosas tan bien como ellos mismos, les cuesta delegar y tienden a llenarse de obligaciones que luego los harán sentirse irritables, criticones, malhumorados y agobiados, lo cual reforzará su molestia por las supuestas incapacidades de los demás.
Creen tener la razón en todo y ser sabedores de la única forma posible de hacer bien las cosas y andan por la vida explicándole a los demás cómo deben ser y actuar, expresándose en un tono paternal con tintes de severidad.
Van acumulando ira, pero no se permiten expresarla, pues hacerlo atentaría contra la imagen de perfección que tanto se esfuerzan por proyectar. Pero llega un momento en que terminan explotando de manera iracunda, a veces en los momentos menos adecuados y por razones no relacionadas con la causa original de su molestia, quedando luego sumidos en la vergüenza y con la sensación de haber fallado. Se rigidizan en su escala de valores, creyendo que saben cuál es la única forma en que se puede enfrentar la vida, entonces se vuelven muy enjuiciadores, pedantes y quieren imponerle a los demás su propios valores como si fuesen la medida de todas las cosas.
Piensan que el cariño de los otros dependerá de su esfuerzo por ser mejores, olvidan que el verdadero amor es compasivo y tolerante.
Les cuesta mucho tomar decisiones respecto del futuro, porque quieren revisar cada detalle del pasado para no equivocarse y prefieren apegarse a la rutina y a lo conocido.

Alas y líneas de integración y desintegración.
El Eneatipo 1 tiene las alas 2 y 9. Cuando se inclina al lado más sano del 2, se orienta hacia los demás abandonando su idealismo puro y le dan a su quehacer un sentido más altruista. Sin embargo, si se inclina al lado menos sano del 2 entonces procuran imponerle a los demás sus ideales y se sienten traicionados por quienes no los comparten. Cuando se vuelca al lado más sano del 9 se vuelven más armoniosos, aprenden a vivir su necesidad de hacer las cosas bien sin ser impositivos. Sin embargo, si se tornan al lado menos sano del 9, entonces se aíslan resentidos porque los demás no comprenden como debieran ser.

El Eneatipo 1 se integra hacia el número 7, olvidando por un momento su auto exigencia, disfrutando de la vida, ampliando sus horizontes y saliendo a divertirse. Cuando se desintegra hacia el 4, se vuelven emotivos y victimas, comenzando a creer que los demás no hacen las cosas como deberían sólo por contradecirlos y contrariarlos.

Misión Álmica del Eneatipo 1.
Las personas de este Eneatipo sienten una voz en su interior que les dice:
Yo puedo cambiar el mundo y hacer de él un lugar mejor para vivir.
Con este objetivo aspiran a hacer las cosas lo más perfectas posibles.

Cuando se alinea con su Misión Álmica.
Persona alegre, tolerante, serena, paciente y consecuente. Sabe distinguir lo esencial y lo importante de lo secundario e irrelevante.
Tiene la sabiduría de reconocer lo que se puede cambiar de lo que no. Tiene esperanzas por un mundo mejor y actúa en consecuencia. Confía en sí mismo y respeta a los demás sin exigirles lo que no pueden dar, cualidad que nace del propio respeto que se tienen a sí mismos

Cuando se desalinea con su Misión Álmica.
Malhumorado y descontento, se pasea por la vida criticando y sobre exigiéndose y exigiendo a los demás. El mundo es un lugar imperfecto y él se ha propuesto reformarlo.
Sus ideas son la única verdad admisible y quienes la comprendan son los únicos dignos de su respeto. Como se descompensa cuando las cosas no son como las ha planificado, el control es su espada para impedir que el mundo se escape de su centro.

Guía para permitir que la Misión Álmica se manifieste.
Estás llamado a ser un ejemplo a seguir, reconoce que ese talento te fue dado y permite que se manifieste, no necesitas ser perfecto sólo necesitas ser quien eres. Disfruta tu capacidad para hacer las cosas bien, no desmerezcas todo el trabajo realizado por un pequeño error o porque algún detalle no resultó perfecto.
Tu desafío es aprender a aceptar sin juzgar. Si el ser humano es como es, puedes quejarte al fabricante o aprender a progresar con lo que tienes. Mediante la aceptación de ti mismo y de los otros, alcanzarás la sabiduría que abre las puertas interiores y exteriores, permitiéndote ser y dejar ser a los otros.
En tu naturaleza está el regalo de poder cambiar el mundo, para poder ejercerlo, comienza por cambiarte a ti mismo, recuerda que ésta es la forma más rápida de conseguir un cambio en tu entorno.
Todos tenemos talentos, es un verdadero reto descubrir los de quienes te rodean e impulsarlos a desarrollarlos, respetando sus ritmos e intereses. No olvides que un padre no sólo enseña con severidad, sino que también protege y acoge con bondad y paciencia, comprendiendo las debilidades de su hijo que está aprendiendo a hacerse un adulto.
Dale a cada ámbito de tu vida su justa medida, no es necesario que seas perfecto y te gastes en todo, aprende a priorizar y focaliza tus esfuerzos en aquello que es realmente importante.
Nadie exige de ti la perfección que tú te exiges a ti mismo ¡Eres tú, no los demás! Eres querido por lo que ya eres, no es necesario que demuestres tu valor siendo perfecto.

Reconoce al 1 que hay en ti:
Los dones del Eneatipo 1 sanos, se asocian mucho con las cualidades que se esperan de los líderes de opinión en nuestra sociedad. Todos tenemos un 1 en nuestro interior que vive con ansías de rectitud y consecuencia.
1. ¿Te has sentido alguna vez tentado a decirle a alguien (que no es tu hijo ni un subordinado), cómo debe hacer las cosas en su vida?
2. ¿Te has sentido contrariado por los errores de los demás, aún cuando no te afecten directamente?
3. ¿Te has enojado y has optado por controlar tu Ira, pensando que no sería correcto manifestarla?
4. ¿Te cuesta aceptar a personas con costumbres o escala de valores diferente a la tuya?
5. ¿Has cometido un error y por un momento más o menos largo, has dejado de disfrutar de las bendiciones de tu vida, recriminándote por esa equivocación?


“Dios, concédeme el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar, serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, y sabiduría para conocer la diferencia.”
Oración de la Serenidad.

Reinhold Niebuhr.