Pensar, decir y hacer


¿Pensamos todo lo que decimos? ¿Decimos todo lo que pensamos? ¿Decimos lo que hacemos? ¿Hacemos lo que decimos? Esta sucesión de preguntas que a más de un lector podrá parecerle un trabalenguas, forma parte de una difícil interrelación de 3 palabras -pensar, decir y hacer- que bien empleadas, mucho pueden ayudarnos, en todos los órdenes de nuestra vida.
Esta difícil interrelación del pensar, con el decir y el hacer, ha sido merecedora de las más diversas opiniones a lo largo del tiempo por parte de especialistas de numerosas disciplinas. Muchas veces se ha dicho que las personas no pensamos y que inclusive, la actividad de pensar, y el hecho de pensar bien es tan importante, que debería enseñarse a la par de muchas otras asignaturas que forman parte de nuestra educación formal. En lo particular, considero este razonamiento correcto, ya que muchas otras habilidades de poco nos sirven, si no sabemos pensar.

La importancia de pensar

Las personas pensamos (o al menos deberíamos hacerlo) con diferentes propósitos: recordar, comprender, analizar, sintetizar, establecer conexiones, tener ideas, tomar decisiones, solucionar problemas, etc. Este ejercicio de nuestra mente, contribuye a nuestro desarrollo personal y profesional, y a la mejora de nuestra comunicación con otras personas. Pensando nos entendemos mejor a nosotros mismos, y entendemos mejor a los demás. Podemos, por otra parte, pensar solos y también, en cierto modo, pensar en equipo (con sus ventajas y riesgos). Y muchas empresas se beneficiarían si todos pensáramos mejor las cosas cada día.

No tengo dudas que hay profesionales y empresas que piensan, y que lo hacen bien: analizan con esmero y cuidado los problemas que encaran, atienden a las causas y las consecuencias de cada actuación, ubican cada parte en el todo a que pertenecen, leen entre líneas, escuchan con atención, descubren los problemas subyacentes, parecen ver más allá del horizonte, abren espacio a su intuición, reflexionan sobre sus actos, poseen un sentido crítico constructivo, se anticipan a los acontecimientos, crean modelos inteligibles para abordar la complejidad, generan valiosas ideas innovadoras, perciben la evolución de los sistemas, advierten conexiones escondidas, concluyen y sintetizan con facilidad y precisión, toman decisiones adecuadas, enfocan bien sus planes, manejan rigurosamente los conceptos estableciendo sus dependencias jerárquicas, deducen y diagnostican con acierto… Pero hay que admitir que no siempre es así, y que no siempre (casi nunca) utilizamos satisfactoriamente nuestra capacidad de pensar.

¿Qué es eso de pensar?

“¿Pensar qué?”, “¿Pensar cómo?”, o incluso más filosóficamente: “¿Qué es eso de pensar?.” El verbo castellano “pensar” proviene del latín pensare, que significa pensar, calcular, pesar. El seudónimo de “Mr. Internet” que me ha conferido una persona muy cercana me motivó “a pensar” un concepto entendible para todos sobre lo que es pensar. Y me pareció oportuno establecer así, una analogía con Internet. La actividad de pensar es como una navegación por esa web que es nuestra mente, para acceder a aquellas direcciones que necesitamos y establecer las conexiones precisas. Simbólicamente, podríamos decir que las distintas modalidades de pensamiento demandan diferentes trayectorias de la navegación de nuestras neuronas.

“Es cierto que todos los hombres, a diferencia de los animales, piensan. Pero no cualquiera es pensador.”

Y esta navegación por esa suerte de red de neuronas, muchas veces nos lleva a destinos errados (y ni siquiera aceptamos que nos hemos equivocado). Además de pensar, y decir lo que pensamos, también que tenemos que hacer.
Hay una frase un tanto “trillada” para quienes vivimos este maravilloso mundo del management, pero que bien vale la pena citarla en este artículo: “Por hacer, podemos equivocarnos. Pero el que no hace, ya está equivocado.” Debemos tener la madurez suficiente para desarrollar nuestra capacidad de reconocer los errores, a priori o a posteriori, pero sobre todo y para evitarlos, tenemos que desarrollar nuestro pensamiento, en cualquiera de las modalidades que podamos imaginarnos: analítico, conceptual, sistémico, estratégico, holístico, crítico, divergente, reflexivo, sintético, proactivo, convergente, conciliador… Cada intervención de nuestra mente, requiere de determinadas competencias cognitivas (y seguramente también algunas emocionales), y para ello, como un buen menú, debemos utilizar la combinación correcta con la dosis precisa de ingredientes.

Muchas herramientas

Hay numerosas técnicas y metodologías que nos pueden ayudar a pensar y a encontrar mejores soluciones a problemas cotidianos. Y de paso, ya que nos ponemos a pensar, no estaría mal que lo hagamos de un modo creativo, viendo las cosas de diferente manera, haciendo algo nuevo, y llevándolo a la práctica. Pensamiento, creatividad, inspiración. Póngale el nombre que Ud. quiera, pero empiece ya.

Hay una infinidad de técnicas (muchas ya las hemos tratado en números anteriores): Entradas Aleatorias (Random Input), Reversión del Problema (Problem Reversal), Imaginación Aplicada (Resumen de Preguntas), Pensamiento Lateral, Los Seis Sombreros del Pensamiento, CPS, Scamper, El Principio de Discontinuidad, Lista de Chequeo, Tormenta de Ideas, Relaciones Forzadas-Analogías, Lista de Atributos, Conexiones Morfológicas Forzadas y Análisis Morfológico, Imitación, Mapas Mentales, Historietas (Storyboarding), Sinéctica, etc.

Cualquiera que emplee, será de mucha ayuda. Y le sumamos hoy una nueva técnica, que tuve la posibilidad de conocer hace algún tiempo: La Prueba Cuádruple Rotaria, esta técnica fue desarrollada por el Rotario Herbert Taylor en 1932 cuando le pidieron que asumiera el mando de la empresa Aluminum Company en Chicago, que estaba al borde de la bancarrota y buscó la forma de salvar a esta empresa hundida en una depresión por motivos financieros.

La Prueba Cuádruple fue adoptada por Rotary International en enero de 1943, y desde esa fecha, ha sido traducida a más de 100 idiomas e impresa en miles de formas. Esta técnica no proporciona respuestas sino que formula preguntas, que quien la utiliza debe contestar. Gestionar el pensamiento pasa también por prepararse antes de ponerlo en marcha: por disponer de la información suficiente para que nuestra navegación mental nos lleve a buen puerto y no se convierta en divagación.

En suma, hemos de gestionar bien nuestro “hacer”, también nuestro “decir”, y desde luego nuestro “pensar.”

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24 Fortalezas Personales



CUESTIONARIO VIA DE FORTALEZAS PERSONALES Una clasificación de las fortalezas y virtudes del ser humano

Sabiduría y conocimiento: Fortalezas cognitivas que implican la adquisición y el uso del conocimiento.

1. Curiosidad, interés por el mundo
Tener interés por lo que sucede en el mundo, encontrar temas fascinantes, explorar y descubrí nuevas cosas.

2. Amor por el conocimiento y el aprendizaje
Llegar a dominar nuevas materias y conocimientos, tendencia continua a adquirir nuevos aprendizajes.

3. Juicio, pensamiento crítico, mentalidad abierta Pensar sobre las cosas y examinar todos sus significados y matices. No sacar conclusiones al azar, sino tras evaluar cada posibilidad. Estar dispuesto a cambiar las propias ideas en base a la evidencia.

4. Ingenio, originalidad, inteligencia práctica
Pensar en nuevos y productivos caminos y formas de hacer las cosas. Incluye la creación artística pero no se limita exclusivamente a ella.

5. Perspectiva
Ser capaz de dar consejos sabios y adecuados a los demás, encontrando caminos no sólo para comprender el mundo sino para ayudar a comprenderlo a los demás.

Coraje: Fortalezas emocionales que implican la consecución de metas ante situaciones de dificultad, externa o interna.

6. Valentía
No dejarse intimidar ante la amenaza, el cambio, la dificultad o el dolor. Ser capaz de defender una postura que uno cree correcta aunque exista una fuerte oposición por parte de los demás, actuar según las propias convicciones aunque eso suponga ser criticado. Incluye la fuerza física pero no se limita a eso.

7. Perseverancia y diligencia
Terminar lo que uno empieza. Persistir en una actividad aunque existan obstáculos. Obtener satisfacción por las tareas emprendidas y que consiguen finalizarse con éxito.

8. Integridad, honestidad, autenticidad
Ir siempre con la verdad por delante, no ser pretencioso y asumir la responsabilidad de los propios sentimientos y acciones emprendidas.


9. Vitalidad y pasión por las cosas
Afrontar la vida con entusiasmo y energía. Hacer las cosas con convicción y dando todo de uno mismo. Vivir la vida como una apasionante aventura, sintiéndose vivo y activo.
Humanidad: Fortalezas interpersonales que implican cuidar y ofrecer amistad y cariño a los demás.

10. Amor, apego, capacidad de amar y ser amado
Tener importantes y valiosas relaciones con otras personas, en particular con aquellas en las que el afecto y el cuidado son mutuos. Sentirse cerca y apegado a otras personas.

11. Simpatía, amabilidad, generosidad
Hacer favores y buenas acciones para los demás, ayudar y cuidar a otras personas.

12. Inteligencia emocional, personal y social
Ser consciente de las emociones y sentimientos tanto de uno mismo como de los demás, saber como comportarse en las diferentes situaciones sociales, saber que cosas son importantes para otras personas, tener empatía.

Justicia: Fortalezas cívicas que conllevan una vida en comunidad saludable.

13. Ciudadanía, civismo, lealtad, trabajo en equipo
Trabajar bien dentro de un equipo o grupo de personas, ser fiel al grupo y sentirse parte de él.

14. Sentido de la justicia, equidad
Tratar a todas las personas como iguales en consonancia con las nociones de equidad y justicia. No dejar que los sentimientos personales influyan en decisiones sobre los otros, dando a todo el mundo las mismas oportunidades. .

15. Liderazgo Animar al grupo del que uno es miembro para hacer cosas, así como reforzar las relaciones entre las personas de dicho grupo. Organizar actividades grupales y llevarlas a buen término.

Moderación: Fortalezas que nos protegen contra los excesos.

16. Capacidad de perdonar, misericordia
Capacidad de perdonar a aquellas personas que han actuado mal, dándoles una segunda oportunidad, no siendo vengativo ni rencoroso.

17. Modestia, humildad
Dejar que sean los demás los que hablen de uno mismo, no buscar ser el centro de atención y no creerse más especial que los demás.


18. Prudencia, discreción, cautela
Ser cauteloso a la hora de tomar decisiones, no asumiendo riesgos innecesarios ni diciendo o haciendo nada de lo que después uno se pueda arrepentir.

19. Auto-control, auto-regulación
Tener capacidad para regular los propios sentimientos y acciones. Tener disciplina y control sobre los impulsos y emociones.

Trascendencia: Fortalezas que forjan conexiones con la inmensidad del universo y proveen de significado la vida.

20. Apreciación de la belleza y la excelencia, capacidad de asombro
Saber apreciar la belleza de las cosas, del día a día, o interesarse por aspectos de la vida como la naturaleza, el arte, la ciencia…

21. Gratitud Ser consciente y agradecer las cosas buenas que a uno le pasan. Saber dar las gracias
.
22. Esperanza, optimismo, proyección hacia el futuro Esperar lo mejor para el futuro y trabajar para conseguirlo. Creer que un buen futuro es algo que está en nuestras manos conseguir.

23. Sentido del humor
Gustar de reír y gastar bromas, sonreír con frecuencia, ver el lado positivo de la vida.

24. Espiritualidad, fe, sentido religioso
Pensar que existe un propósito o un significado universal en las cosas que ocurren en el mundo y en la propia existencia. Creer que existe algo superior que da forma a determina nuestra conducta y nos protege.

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15 momentos para alcanzar tu momento creativo

El Efecto Pigmalión
Necesitamos creatividad en nuestras vidas. Para innovar en nuestro trabajo, para crear obras únicas, para sorprender a nuestra pareja, para mejorar como personas…  Los momentos de inspiración son geniales, encienden fácilmente nuestro modo creativo. La inspiración casi nunca llega cuando la necesitamos, así que vamos a ver qué técnicas nos pueden ayudar a conseguir el tan deseado momento creativo.


Ya hemos hablado en otra ocasión del  Síndrome Savant. Lo sufren personas que por distintas patologías, se han liberado de la tiranía de su hemisferio izquierdo y han desarrollado distintas habilidades, muchas de ellas de tipo creativo. Estamos acostumbrados a pensar de forma lógica y racional. Esta forma de pensar tiene muchas ventajas en nuestro día a día, porque nos ayuda a tomar las decisiones cotidianas.


Por otro lado está nuestro potencial creativo, que habitualmente está escondido e infrautilizado y que solo en ocasiones dejamos florecer en forma de píldoras de inspiración. Y lo peor de todo, es que casi nunca nos pilla a tiempo, cuando nosotros queremos. Para poder ponernos en modo creativo, necesitamos inactivar en parte nuestro hemisferio cerebral izquierdo, para potenciar y poner a trabajar el derecho, lugar donde reside esta capacidad.
 Veamos que técnicas pueden ayudarte a ponerte en Modo Creativo: ON


 1. Aprende a desarrollar tu pensamiento lateral


Nacemos con un componente creativo más o menos desarrollado, que habitualmente vamos relegando en favor de nuestro pensamiento lógico. La creatividad puede aprenderse y asignaturas como flexibilidad mental y potenciar la imaginación deberían ser obligatorias en el colegio. Ya vimos en el artículo sobre el pensamiento lateral, distintas técnicas que pueden ayudarnos a pensar desde fuera de la caja.

2. Haz cosas nuevas

 Nunca te conformes con lo que ya sabes, explora nuevos campos del conocimiento, cosas que llaman tu atención y te gustaría aprender a hacer.
Dedica parte de tu tiempo libre a aprender un idioma nuevo, un hobby, practicar un deporte o cualquier actividad que no tenga nada que ver con lo que haces habitualmente.
Esto conseguirá crear nuevas conexiones neuronales y te hará tomar perspectivas nuevas ante la vida.


 3. No fuerces, deja fluir tu creatividad


Nuestro cerebro tiende a agrupar nuestros datos hacia lo que ya conocemos, hacia patrones establecidos. Si queremos por ejemplo escribir una canción, nuestro banco de datos arrojará cientos de melodías conocidas, impidiéndonos fabricar una nueva. Y cuanto más intentemos forzar la creatividad, más rígida se volverá.
Es como si nuestra mente no nos dejara innovar y nos quisiera encarrilar una y otra vez hacia el camino marcado.
Pensar en cosas distintas nos puede sacar de nuestro pensamiento habitual y llevarnos a sendas inexploradas que favorezcan el pensamiento horizontal. Esto hará fluir de forma natural nuestra creatividad. 

4. No lo hagas para ti, sino para los demás

Existe una teoría que dice que si conseguimos crear una distancia, entre nosotros y el problema que queremos resolver, activaremos nuestra creatividad. Polman y Emich mantienen que crear para otros nos hace más creativos que hacerlo para nosotros mismos.
El truco estaría en pensar en crear o solucionar algo para otra persona, en lugar de para nosotros mismos.

5. Desenfócate

Varios estudios han puesto de manifiesto los beneficios creativos de perder el foco y no prestar demasiada atención a lo  que estamos haciendo. Las personas con dificultad de concentrarse puntúan mejor en los test creativos. Quizás por eso a muchos genios se les atribuye la etiqueta de distraídos.
La pérdida de foco propicia que entre en nuestro cerebro una mezcla increíble de información, enriqueciendo nuestro pensamiento y favoreciendo la creatividad.


6. Visualiza lo que quieres hacer y crea tu proceso creativo


Ser creativo suele llevar asociados términos como caos, desorden, tormenta de ideas…  pero no todo tiene por qué ser así. Todos trabajamos sobre estructuras que nos funcionan y permiten ser creativos, por lo que puede ser interesante invocarlas cuando lo necesitemos. Y si no funcionan, pues habrá que salirse de ellas y crear otras nuevas mediante más procesos creativos.


7. Usa la Meditación


Diversos estudios han concluido que la meditación cambia nuestra estructura cerebral, aumentando nuestra atención y enfoque, por lo que a priori favorecería también nuestra capacidad creativa.

8. Cambia totalmente de actividad y sitio

Coge un periódico, revista o libro que no tenga nada que ver con lo que estás haciendo. Busca un lugar nuevo en el que nunca te hayas sentado, pon música que nunca hayas escuchado y comienza a leer. Estimular zonas distintas del cerebro puede ayudar a establecer conexiones entre lo que estamos haciendo y la tarea o problema que queremos resolver. Puede que a través de ese nuevo conocimiento salte la chispa que encienda nuestra creatividad. 

9. Apártate del mundanal ruido 2.0

Estar unos días aislado y fuera del ambiente habitual donde vives, relajará cuerpo y alma. Hay investigaciones que dicen que encontrarse relajado favorece el pensamiento de tipo creativo. Estar en contacto con la naturaleza, respirar aire puro, caminar en soledad,… puede hacer que tu cerebro se “reinicie” y reordene sus conexiones. Todos hemos experimentado la sensación de tener un cerebro despejado mientras hacemos footing, nos perdemos con la bici o damos un paseo por el campo. En definitiva, oxigena tu mente.

10. Evita evitar ser creativo

Muchas veces saltamos de una a otra tarea, evitando o dejando para el final de nuestras tareas la tarea creativa, procrastinándola día tras día. Lo hacemos porque tenemos miedo a fracasar, a no ser creativos.
Seguro que tardarías menos tiempo en ponerte en modo creativo y resolver el problema o crear la obra que tanto te gustaría, que en buscar nuevas excusas para no hacerlo. Debes  ser consciente de este problema y atreverte a dar el paso a explorar tu creatividad. Seguro que te asombrarás al ver lo creativo que en realidad eres.

11. Crea un ambiente favorable

Ver películas positivas o escuchar música alegre, puede predisponerte a ser más creativo. Todos tenemos alguna música que nos resulta especialmente motivadora y energética. Quizás sea el momento de ponerla y subir el volumen…

12. ¿Soledad o multitud?

Creo que es algo que depende de cada persona. Hay gente que es mucho más creativa en soledad y otros que se alimentan de las ideas generadas por el equipo. Busca lo que mejor se adapte a lo que intentas solucionar y hazlo como normalmente te dé mejores resultados. 

13. Utiliza el Cerebro Visual

Gran parte de nuestro cerebro se dedica al análisis de lo que nos entra por los ojos. Usar mapas mentales, puede ayudarte muchísimo a la hora de crear cosas nuevas. Nuestra mente embebe con gran facilidad la información que le presentamos de forma visual.
Coge papel y lápices de colores y comienza a dibujar…


 14. Si todo la anterior falla, puedes usar estímulos provocadores…
Una ducha fría, un “poco” de vino, alguna bebida estimulante o relajante, etc. Muchas de las grandes obras se han creado bajo los efectos de distintas “sustancias”.  Personalmente prefiero otros métodos y no seré yo quien incite al consumo de drogas, pero de todos es sabido que  hay personas a las que su uso les dispara la creatividad.


15. Por último evita las etiquetas: eres una persona creativa y no se va a demostrar lo contrario
Una de las peores manías que tenemos las personas es la de buscarnos un límite y ponerle una etiqueta, que en este caso sería “yo no soy una persona creativa”. En realidad todos somos personas creativas en mayor o menor medida, lo que tenemos es más o menos práctica en usar nuestra creatividad. Al ponernos una etiqueta, estamos cerrando la posibilidad de serlo. Por eso, para conseguirlo debemos partir de la premisa de que lo podemos conseguir.
Espero que estos consejos te ayuden a ponerte en un estado en el que tu creatividad fluya a gran velocidad.

¿Has utilizado alguna de estas técnicas? ¿Tienes facilidad para encontrar tu momento creativo?¿Tienes alguna otra técnica o truco para conseguirlo?

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